Ezequiel

"Trabajo día a día y explotaré; no concibo la vida sin el fútbol"

  • Ezequiel disfruta de su estreno en el primer equipo del Betis y es muy consciente de que Mel, sus compañeros y la afición aguardan su irrupción como el futbolista que se adivina desde que apenas era un infantil.

Dicen que los mejores perfumes se guardan en frascos pequeños. Y Ezequiel (1,66 de estatura) responde perfectamente a ese dicho popular. Futbolista precoz, rápido y habilidoso, sólo le falta destapar el tarro que guarda esas esencias, como ya hiciese desde que con 11 años fue rescatado para el Betis, desde su Granada de adopción, por Antonio Barrera, hoy muchísimo más que su representante.

-La afición lo está esperando, ¿cuándo agarrará la camiseta?

-No sé, yo trabajo día a día y cada vez que juego me encuentro mejor, hasta que llegue el tiempo en el que tengo que explotar. Pero estoy tranquilo, mis compañeros, el míster y yo confiamos en mí; cuando de verdad esté cómodo ya explotaré. Será en un partido que se me dé bien y que servirá también para otorgarme a su vez más confianza.

-Mel se refiere a usted como el "niño que quiere ser futbolista".

-Tranquilo. Lo lograré. Él también me dice que esté sin nervios y tranquilo, que si estoy aquí es por algo.

-Amén de madurez, ¿qué le queda por aprender?

-Me faltan muchísimas cosas del fútbol; aprendo cada día. Tampoco con 20 años puedo saberlo todo del fútbol porque es imposible.

-¿Quizá le gustaría disponer de más minutos aunque fuese alternando con el filial?

-Yo trabajo para el Betis y si el míster me dice que voy convocado, voy. Y si tuviese que ir con el filial, iría, pero no pienso en si me vendría mejor o no tener más minutos en el filial. Vivo el día a día y haré siempre lo que me digan.

-Con cuatro años ya jugaba, ¿de dónde le viene la afición?

-Desde chico. Mis amigos estaban apuntados al fútbol y dije en mi casa un día que yo quería. Jugaba en la placeta y no pensaba en otra cosa que en la pelota. Es lo que siempre he querido, nunca otro deporte me ha llenado. A mi padre le gusta mucho el fútbol, jugó algo y lo ve por la tele, y a mi madre también le va; ellos me inculcaron el fútbol.

-Sé que hoy se fija en Messi. ¿Y cuando era un chaval?

-Siendo más niño, en Ronaldo. También en Djalminha. Había varios buenos: Zidane...

-¿Madridista?

-Yo tiro por el Betis. Me gustaba desde chico ya.

-¿Y cuando su agente lo llevaba a pelotear con Denilson en el jardín de su casa qué aprendió?

-Él me dijo que si quería ser futbolista me iba a costar mucho trabajo, que debería estar lejos de mi padre y de mi familia, pero que era bonito y que siguiera con el fútbol. Que para él era lo mejor del mundo. Y para mí también lo es.

-¿Qué significa Antonio Barrera en su trayectoria?

-Muchísimo. Ha sido como mi segundo padre. Él siempre ha estado ahí y cuando he necesitado algo me lo ha dado; es más que un representante. Le estoy muy agradecido y, además, fue el primero que se fijo en mí, desde muy chico.

-¿Y de la famosa ezequinha del pasado mes de julio qué quedó?

-Ya lo dije, surgió lanzar así ese penalti. Mucha gente me conoce por ello, pero tengo otras cosas que ofrecer y no quiero que me recuerden sólo por el penalti. Después de siete meses lo tengo casi en el olvido. Fue una carta de presentación.

-¿Lo repetirá algún día con la camiseta del Betis?

-Depende de cómo lo vea. Si me toca y tengo la confianza, lo tiraré. Eso te tiene que salir de dentro.

-Canales, Muniain, Thiago... ¿Quién es el mejor de esa quinta?

-La verdad es que no sé quién es el mejor ni el peor. Todos son grandes futbolistas con proyección, cada uno en su sitio, y no me voy a decantar por ninguno. Canales apenas juega, Thiago lo hace bien cuando tiene oportunidad y Muniain se ha hecho un sitio en el Athletic. Todos son muy buenos.

-¿Tan buenos como para garantizar un relevo generacional en la selección española?

-Garantizarlo no, pero sí que será una selección muy fuerte. El fútbol de la selección española en categoría inferiores es una réplica de la grande y ojalá algún día...

-¿Usted debe estar ahí?

-Aún queda. No sé siquiera si este verano iré al Mundial sub 20 en Colombia, porque a mí lo que me preocupa es el Betis, que es el que me da de comer.

-¡Cómo no va a ser citado usted; pero si ya cuando probó con 11 años en Bellavista el resto de niños se dio codazos al verlo jugar!

-No sé qué decir... Vine con muchísimas ganas. El grupo de Tadeo era muy difícil y yo quería demostrar que podía jugar y disfrutar, que es lo que hago siempre que salgo al campo. Ahora pretendo disfrutar como de chico, pero el fútbol tiene muchas cosas: hay que defender, la táctica... Y estoy aprendiendo.

-Es que en el fútbol profesional también se sufre.

-Está claro que se sufre porque las fuerzas se igualan. Son muchas cosas: te enfrentas a gente que sabe más, que se coloca bien, con más años... Pero por eso tengo ganas de dar eso que sé que tengo y que lo tengo que soltar.

-Siendo adolescente, regresó a Granada porque no se adaptaba. ¿Temió que acabase todo?

-El Betis quizá, pero el fútbol no. No acababa de estar bien lejos de mis padres, pero he luchado toda mi vida por ser futbolista y no iba a dejarlo ya con 16 años. El Betis me volvió a dar la oportunidad y volví, pero igual si me hubiese quedado en Sevilla no hubiese llegado, porque en Granada no tenía dinerillo y me di cuenta de muchas cosas.

-"Sin el fútbol no soy nada". ¿Es suya esa frase?

-Puede ser. Es verdad que no soy nada, sí. No concibo mi vida sin el fútbol.

-¿Y del Betis qué me cuenta?

-¿Que qué le cuento? Que es un club muy grande y con una gran afición. Y que desde chico me ha tratado muy bien y ha estado muy pendiente de mí. Sólo tengo palabras de agradecimiento porque me está permitiendo cumplir el sueño de mi vida. Me ha ayudado a estar donde estoy ahora.

-Pues se rumorea que el Benfica lo está siguiendo; Guardiola habló bien de usted...

-Está claro que puede haber algún equipo que otro, pero yo sólo pienso en el Betis. El objetivo es el ascenso y estamos todos muy implicados. Debemos demostrar que el rendimiento de la primera vuelta es por algo y levantar la cabeza para superar esta rachilla.

-¿Y por qué ha ocurrido?

-Los rivales también existen y en Segunda los equipos son muy competitivos. No ha entrado el balón y no hemos jugado como deberíamos. Pero sabemos que somos buenos y esto es muy largo.

-¿Ha influido pasar de jugar en el Camp Nou al Miniestadi de Villarreal?

-No. Motiva más jugar con gente, pero sólo eso. Aunque la Copa nos ha afectado, son muchos partidos y algunos lo han jugado casi todo. Pero tenemos que ser el equipo que éramos antes; lo demás son excusas. Creo, y deseo, que el año que viene estaremos en Primera.

-¿Y fuera del césped qué hace?

-Intento estar en casa, tranquilo, viendo películas, con el ordenador, un poco con la play. Iba a hacer un módulo de informática, pero no pudo ser. Más que nada por aprender algo, ya que de chico no me gustaba estudiar.

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