Acompañado por Juan José Cortés (padre de la niña Mariluz), el alcalde Juan Ignacio Zoido (PP) se arremangó ayer la camisa y pactó con los mayores -hombres- del asentamiento del Vacie cumplir sus primeras mejoras en el barrio. De forma inmediata, limpieza periódica de basura e instalación de grandes contenedores, desratizar, desbroce del terreno para evitar incendios, buzones para que los vecinos reciban las cartas que ahora no llegan y ampliar la cifra de duchas y baños.

Todo ello a cambio de que ellos mantengan el orden, hagan cumplir las mínimas reglas de civismo y elijan formalmente esta semana a varios representantes de las más de 900 personas que viven en la zona. Los mayores aceptaron con gusto el reto. "Entonces, Juan Ignacio, hay responsabilidad, hay obligaciones y hay orden", resumió con satisfacción uno de los mayores.

Zoido promete presentar la próxima semana una batería de compromisos por escrito con fechas de cumplimiento. Viene dispuesto a acabar definitivamente con el asentamiento más antiguo de Europa, pero no se atreve a decir si lo logrará en uno o dos mandatos. "Estas chabolas deben pasar a la historia en un tiempo razonable. Son el fracaso de la sociedad sevillana, no de un gobierno. No puedo concretar cuándo será ese plazo, pero quiero dar pasos firmes de la mano de los especialistas y nos lo vamos a tomar en serio", dijo a los periodistas tras la primera reunión de trabajo a la intemperie, bajo unos cuantos eucaliptos. Su delegada de Familia y Asuntos Sociales, Lola de Pablo-Blanco, le acompañaba y tomó nota de todo.

El Vacie ha mejorado mucho en las últimas décadas, sobre todo con la guardería para menores de 3 años desde 1998, que tiene instalaciones nuevas desde hace tres años. Los gobiernos anteriores han invertido mucho dinero en mejorar las condiciones de vida del asentamiento, pero faltaba implicar a las familias para acelerar la desaparición de este núcleo chabolista y mantener lo que se va avanzando, en opinión de Begoña Benjumea, voluntaria y responsable de la asociación Aliento, que trabaja en El Vacie desde 1998 y no quiso faltar ayer al encuentro del alcalde con las familias. "Todos los alcaldes han querido hacer algo en El Vacie, pero no han involucrado a las familias, ni se han sentado directamente con ellas ni llevado por escrito sus compromisos, unos gestos muy importantes que sí ha hecho Zoido. Me ha gustado muchísimo la voluntad que he visto por ambas partes", destacó ayer Benjumea a este periódico.

Según datos de Aliento, una veintena de familias han dejado ya el asentamiento y viven normalizadas en pisos públicos de alquiler en los últimos años. Los avances son lentos. Hay otra veintena más que también están en condiciones de salir, como el matrimonio formado por Tere y José, dedicados a la venta ambulante de zapatos y vecinos del Vacie desde hace tres décadas. Tienen siete hijos (con edades de 10 a 28 años) y están deseando irse de aquí. El reto es que todos tengan la oportunidad de marcharse y borrar del mapa El Vacie.

El plan del alcalde es volver al Vacie la próxima semana para reunirse con los portavoces elegidos de las familias. Antes de esa cita ofreceráa los partidos de la oposición sumarse al escrito de medidas que aplicará en la zona con un pacto específico para acabar con el asentamiento.

El gobierno local también quiere pedir fondos europeos para la intervención social en la zona y ampliar la dotación económica del convenio con la Junta destinada a este barrio pegado al cementerio y al Polígono Norte.

Juan José Cortés, gitano que conoce a la perfección las reglas de estas familias, acompañó a Zoido como asesor y aclaró que de momento sólo colabora con el alcalde en la solución de este núcleo. "Creo que va a salir algo positivo de esta colaboración del Ayuntamiento con El Vacie. La experiencia dice que se puede conseguir, hay casoso, pero los escalones hay que subirlos poco a poco".