Calle Rioja

"Góngora no lo pillan pero Bécquer sí"

  • Para la lírica. En la Biblioteca Pública Infanta Elena se presentó el primer número de '(Espacio Habitado)', revista que convocó un debate sobre poesía culta y popular.

SEVILLA está más lejos de Lucena que Lucena de Saigón. Para venir desde Lucena, Manuel Guerrero tuvo que coger su coche y salir de la Subbética. Para ir hasta Saigón, le bastó con utilizar el nombre de la ciudad vietnamita para denominar una revista de poesía y análisis que ya va por el número 16.

La revista Saigón fue una de las publicaciones invitadas a la puesta de largo de (Espacio Habitado), revista de Poesía y Pensamiento que ayer se presentó en la Biblioteca Pública Infanta Elena. Al convite literario también asistieron revistas como Paraíso, de Jaén, Piedra de Molino, de Arcos, o la revista en formato digital que Ana Isabel García Albea coordina en la Universidad de Granada.

El futuro es un arma cargada de poesía, porque el presente es bien prosaico. Hasta el nombre de Saigón parece extraído de los telediarios. "Es una metáfora", dicen sus mentores, "del proceso de traspaso de la hegemonía mundial de Occidente a Asia". Un ejemplo para tiempos de crisis y de taifas: los números los financian alternativamente los Ayuntamientos de Cabra y Lucena.

Daniel García Florindo (Córdoba, 1973) trabaja en la editorial Algaida, dedicó la tesis doctoral a la obra del poeta del grupo Cántico Juan Bernier, cuya antología publicó en la Universidad de Córdoba con el título de La compasión pagana. Manuel Senra (Arcos de la Frontera, 1946), es de una tierra fértil en poesía: Antonio Hernández, los hermanos Murciano, Julio Mariscal. Simultanea la lírica con la banca, con un itinerario por el Banco de Santander, Credit Lyonnais y actualmente CajaDuero, fruto de la unión de dos entidades bancarias surgidas en las muy literarias Soria y Salamanca.

Ana Isabel García Albea estudia Teoría de la Literatura en Granada. "Todo poeta quiere matar a sus maestros", dice citando a un semiótico ruso. García Florindo resume ese anhelo edípico con el título que Luis Antonio de Villena le dio a su antología: La inteligencia y el hacha.

El primer número de (Espacio Habitado), portada de Javi Baena y fruto de dos autodenominados "kamikazes enamorados" -Pedro Luis Ibáñez Lérida y Martín Lucía- dio pie a un debate sobre poesía culta y popular en el que Manuel Guerrero (Lucena, 1980) aterrizó en el territorio de sus aulas de profesor en un instituto egabrense y las preferencias de sus alumnos : "Machado les suele gustar mucho; Rubén Darío no les dice nada; Góngora no lo pillan y sin embargo Bécquer sí".

Se recitaron poesías desde el tendido: las de José Luis González Cárceles, presidente de Noches del Baratillo, o de Isabel Martín Salinas, que escribe teatro y canciones, enseña Lengua y Literatura en Tomares e introdujo en sociedad a su amiga Lola Almeida, autora del libro Versos clandestinos.

Entre el público, los autores Onofre Rojano y Rafael Raya Rasero. Los poetas son los que sueñan por los demás, dijo alguien citando a Sabato. El profesor que vino desde Lucena pasando por Saigón habló de una iniciativa que podría ser imitada conjuntamente por los delegados de Cultura y Movilidad del Ayuntamiento hispalense. El concejal de Cultura de Lucena, Manuel Lara Cantizani, es poeta y ha incorporado haikus a las señales de tráfico de su municipio, que según recientes estadísticas era el segundo después de Roma en toda Europa en coches por habitante.

Arcos tiene una calle de los Poetas, recordó el poeta bancario. Felipe Alcaraz, firma de la revista, convirtió en novela una conjura de poetas granadinos. "Y en Sevilla", lamentó Ibáñez Lérida, "la Casa de los Poetas sigue durmiento el sueño de los justos". Poesía impresa o digital. García Albea defiende la segunda y García Florindo dice que internet permite que la minoría sea tan inmensa como la quería Juan Ramón.

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