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MOVILIDAD

Una carrera de obstáculos en 500 metros

  • Un vecino de San Luis sortea todos los días una decena de coches sobre la acera, en doble fila o aparcados en zona prohibida para llevar a su hija a la guardería.

Menos de 500 metros y múltiples obstáculos. Así podría titularse el recorrido que realiza cada mañana Giorgio Cattano, un italiano de Padua que lleva viviendo en Sevilla cinco años, un lustro que le ha servido para comprobar "la falta de respeto de los ciudadanos" a la hora de aparcar sus vehículos. Coches en la acera, en doble fila y en zonas prohibidas que dificultan el transitar de este hombre desde su casa a la guardería de su hija, en la collación de San Luis. Molestias que, según Cattano, se han incrementado una vez derogado el Plan Centro.

Cambiar de acera o esperar a que una furgoneta acabe de descargar. Los 500 metros que separan el domicilio de este italiano del centro de Educación Infantil al que lleva a su hija de año y medio son un continuo zig-zag. "A veces, tardo el doble con tanto cambiar de acera", dice Cattano, quien no comprende la "permisividad" de las autoridades locales con estos "malos hábitos" de los sevillanos. Su vivienda se encuentra en la calle Fray Diego de Cádiz (prolongación de Relator) y la guardería a la que acude su hija, en la calle Mercurio. Cattano siempre elige el mismo recorrido: Plaza del Pumarejo, San Luis, Arrayán, San Blas y Mercurio, donde se encuentra la guardería.

La amplitud de las aceras de estas calles le permitiría, en principio, transitar con facilidad con el carrito de la pequeña; sin embargo, son pocas las veces que puede hacerlo sin verse obligado a bajar a la calzada. Lo que es algo normal para los sevillanos está fuera de toda lógica para este italiano. Furgonetas aparcadas sobre la Plaza del Pumarejo, vallas y vehículos en labores de descarga en la acera de San Luis, coches aparcados en doble fila aprovechando un recodo en San Blas o un vehículo que casi impide el acceso a la estrecha calle Mercurio, donde se encuentra el centro Infantil. "Una auténtica carrera de obstáculos", resume Cattano, al que se le pierde el humor cada mañana tras sortear una decena de vehículos.

Su permanencia en otras ciudades europeas le lleva a sentenciar que la movilidad en la capital andaluza es "inexistente". "Mi ciudad natal, Padua, tiene también un casco antiguo muy importante que se encuentra cerrado al tráfico desde hace muchos años", recuerda Cattano, quien explica que en dicha ciudad italiana "sólo se concede un permiso por familia residente en el centro", donde sólo está permitido el tránsito por la noche, algo parecido al Plan Centro que se derogó en verano, "aunque mucho más restrictivo". En esta comparativa también le sirven los años vividos en Amsterdam, ciudad referente en el uso de la bicicleta. "Me alegré cuando aquí comenzaron a construir el carril-bici. Ahora percibo que eso se ha quedado más parado", relata Cattano, que recuerda de la ciudad holandesa la política "restrictiva" que se aplica sobre el coche. "Allí se usa la bici hasta los días de lluvia y aparcar en el centro resulta muy caro".

Para este italiano, "Venecia es la ciudad más parecida a Sevilla por el encanto que ambas poseen", de ahí que no acabe de entender la imagen de coches mal aparcados con la que se encuentra cada mañana. "No he denunciado a la Policía porque una vez que lo hice por el robo de la bicicleta me dijeron que lo mejor era que me comprara un garaje", recuerda este italiano, para el que estas "infracciones" de tráfico son "una falta de respeto a los ciudadanos y al patrimonio".

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