Calle Rioja

Se hace camino al cobrar

  • Simbólico. El gerente de una ONG partió este lunes desde Dueñas para recorrer 3.300 kilómetros a pie y llamar la atención sobre los efectos de la crisis en la sociedad civil.

Cinco meses después de la boda de Cayetana de Alba, Óscar Rando (El Prat de Llobregat, 1972) citó a los medios en la puerta del palacio de Dueñas. No era ningún tipo de celebración. En la misma casa donde nació el poeta Antonio Machado, este gerente de la ONG GATS (Grupos Asociados por el Trabajo Sociocultural) se basó en la inspiración de tan ilustre vecino para iniciar ayer una marcha de 3.300 kilómetros por España en la que se compromete a perder treinta kilos.

No pretende entrar en el Guinnes de las marcas sino salir de los libros de cuentas que no cuadran. Hijo de emigrantes que fueron a Cataluña, andaluz de Santiago de Calatrava (Jaén) su padre, extremeña de Pescueza (Cáceres) su madre, este hombre "entrado en kilos (130) y con la tensión muy alta" eligió esta fórmula para llamar la atención sobre los efectos que la crisis económica está teniendo en las 35.000 organizaciones no gubernamentales que existen en España, agrupadas en el denominado tercer sector.

La víspera de su partida, vio en un bar de Sevilla la goleada del Real Madrid al Espanyol, que vivió como perico incondicional. Ni conoce en persona a la duquesa de Alba ni recuerda qué hacía el día que Cayetana se casó. "Imagino que intentando cobrar en alguno de los ayuntamientos".

Antes de partir, hizo un ensayo caminando hasta Santiponce. Las ampollas que le salieron en los pies fueron su particular contribución a las ruinas evocadas en la Epístola Moral a Fabio de Rodrigo Caro. Igual que la duquesa tras su enlace matrimonial, Óscar también inició un viaje en el que fundirá la ruta de la Plata, el camino de Santiago y la cornisa Cantábrica. Le acompaña en una furgoneta de apoyo Ricardo Moro (Hospitalet, 1975), hijo de emigrantes de Fadón (Zamora) y de Lucena (Córdoba). Moro viene del mundo de la mecánica industrial y es jefe de producción de la ONG.

Quijote y Sancho de la diáspora emigrante, estos dos caminantes, uno a pie, otro al volante, simbolizan una Cataluña real que se difumina en las batallas dialécticas. Habrá un tercer hombre, Marcelo Ramos, portavoz de una banda de rumba catalana.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar. La segunda parte del poema de Machado,ese "letrista de Serrat" que diría Benedetti, figura como leyenda de la página web que ha abierto Óscar Rando para su épica caminata. En plena marcha cumplirá los cuarenta años, la edad, decía Gil de Biedma, a la que empieza la nostalgia.

"Desde un beneficio individual pretendo conseguir un beneficio colectivo". Óscar ha elegido una alternativa solidaria a la dieta Ducan: se compromete a perder treinta kilos en tres meses, una mejora de salud a cambio de concienciar a la gente sobre la situación que atraviesan las ONG. "Cuanto más necesarias son, menos recursos tienen". Con doce años de experiencia en este terreno, dice que España es un país donde las letras, leáse el empeño, el espíritu, el aliento, están por encima de las cifras. "La sociedad civil, el porcentaje de donantes a las ONG, está en Austria en un 60%, un 56% en Inglaterra, un 40% en Alemania. En España estamos en un nueve por ciento, porcentaje que subió a un 15% por el efecto Haití".

El realismo de la crisis ha devuelto los kilos desde el escenario superlativo de los millones cuando emergió la cultura del pelotazo y sus burbujas al sistema de unidad de peso de donde nunca debió salir. A los posibles padrinos de su gesto, les propone una aportación de dos euros y medio por cada gramo que pierda. Datos de los que irá informando puntualmente.

En El Prat de Llobregat ha dejado a Carmen, su esposa, alavesa de nacimiento, y a sus hijas Irene, nueve años, y Berta, seis. Papá está en viaje de negocios, parafraseando la película de Kusturica. Un negocio que nace poético y quiere ser prosaico. "Mis hijas ya saben lo que es plantar un árbol y ahora les he propuesto que escriban un libro con su padre".

A las ONG les han cortado las dos alas: la de las subvenciones y la del cobro de los servicios prestados a las diferentes administraciones. En el caso de la que representa este caminante, no hay problemas con los proyectos que dependen de empresas implicadas, pero sí de los relacionados con ayudas apalabradas por dos comunidades autónomas y ocho ayuntamientos.

"Hemos tenido que aplazar pagos a la Seguridad Social", dice Óscar. "Soy consciente de que los ayuntamientos lo están pasando tan mal como nosotros. Los ayuntamientos son los grandes olvidades en España. Se hizo la reforma autonómica, pero los municipios siguen con una legislación franquista. Es la administración más próxima al ciudadano, la que más sufre el impacto de la crisis. Nunca se me ocurriría criticarlos".

Las ONG deben replantearse sus modos de relacionarse con el mundo y de financiarse, en opinión del hijo de emigrantes. Su padre trabajó en un supermercado y en una fábrica de pinturas propiedad de Antonio Morales, presidente del Gramanet y también originario del pueblo de Jaén de su progenitor. Paisanos puntuales de la etapa de Antonio Machado como profesor de Francés en un instituto de Baeza.

La ONG apadrina iniciativas como Alianza Árbol, donde combate los efectos del cambio climático con la plantación selectiva de árboles o el desarrollo de gran jas de carbono; EQA (Empresas que ayudan), el Festival de Sopas del Mundo del Prat, "espacio de fomento de la interculturalidad a través de la gastronomía"; certámenes musicales como el Esperanza World Music Festival o el Festivalino, presentado como el "festival de música más pequeño del mundo", que tiene lugar en Pescueza, pueblo situado a cincuenta kilómetros de las Hurdes por el que nunca pasaron ni Alfonso XIII ni el doctor Marañón y donde no nace un niño "desde hace diecisiete años".

Cinco meses después de la boda de Cayetana de Alba con Alfonso Diez, el caminante no gubernamental está pendiente de otra fecha. "Estamos esperando la puesta en práctica del decreto de 24 de febrero a ver si nos permite adelantar los pagos". Las elecciones autonómicas del 25-M le cogerá buscando los recodos del camino de Santiago. Pretende llegar hasta Finisterre. Un topónimo geográfico que la realidad ha convertido en topónimo moral.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios