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Son y están

"El sambenito de que trabajamos poco no se lo cree nadie en la aeronáutica"

  • De los 120.000 trabajadores que el consorcio aeronáutico EADS tiene en el mundo, ha elegido para su Salón de la Fama a este profesional del montaje de aviones, que entró de aprendiz con 13 años en la antigua CASA en Tablada y ha causado la admiración de los directivos de la compañía por sus aportaciones para mejorar los procesos de producción.

TIENE el talante de las personas sencillas y humildes. Muy distinto al de quienes se especializan en el figuroneo en una ciudad como Sevilla, donde las más de las veces se le confiere la condición de personaje a quien no acredita méritos laborales. Es rarísimo que en Sevilla se le conceda un premio relevante a un trabajador, a un obrero cualificado. Ha tenido que ser EADS, la gran multinacional europea de la aeronáutica, con una plantilla global de 120.000 trabajadores, de más de cien nacionalidades distintas, y cuyo comité de dirección está libre de los prejuicios de vieja hidalguía andaluza sobre el mundo laboral, quien ha puesto en el escaparate de este sector industrial a un sevillano como ejemplo de innovación y productividad. Un ciudadano llamado José Bello Ibáñez, de 60 años, nacido en San Juan de Aznalfarache, y residente en Mairena del Aljarafe.

José Bello es hijo de un trabajador de Astilleros, y séptimo de nueve hermanos, tres de los cuales también trabajaron en la extinta factoría naval. Casado, tiene dos hijos. El varón es sanitario en una residencia de mayores, y su hija trabaja de administrativa en una empresa extranjera de auditorías.

Está vinculado a la empresa desde que, con 13 años, en 1965, ingresó en la Escuela de Aprendices de la antigua Construcciones Aeronáuticas. Operario de alta cualificación, es el líder de su grupo de trabajo desde la implantación de esta figura en los centros de Airbus Military. Está especializado en el montaje de estructuras aeronáuticas y en el equipado final del avión. En la actualidad desarrolla su trabajo en la línea de montaje final de los aviones de tamaño medio y ligero (los C295, CN235 y C215), de los que Airbus Military ha vendido 850 unidades.

-¿Recuerda cuáles eran los modelos de aviones en los que comenzó a trabajar?

-Sí, el Gruman, un avión anfibio que se hacía en San Pablo, y el F-4, el cazabombardero norteamericano, que era sometido a revisión en Sevilla. Y yo, que era un chaval, me puse nervioso la primera vez que los vi, y pensaba: ¿Voy a ser capaz de trabajar en la fabricación de esos aviones?

-¿El método de entrar a trabajar como aprendiz es algo a rescatar?

-En la Escuela de Aprendices de CASA en Tablada se formaba muy bien. Hacíamos tres años de aprendizaje, dábamos taller, chapista, maquinaria,.. y el cuarto año ya lo realizábamos en la fábrica. Me sigo llevando maravillosamente con mis compañeros de promoción. Cada vez que veo a alguno, me da una gran alegría. Yo salí de ajustador matricero, un cometido que ya fue superado. Lo mío es montador de estructuras, y en toda mi trayectoria no he parado de recibir cursos de formación y perfeccionamiento. He estado incluso en pruebas funcionales y en pruebas de vuelos. He tenido pasión por aprender sobre mi oficio, que ha cambiado de modo increíble con la incorporación de diversas tecnologías. Ahora se trabaja con menos dificultad y con más calidad. Y las instalaciones son mucho mejores. Antes se pasaba mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Ahora tenemos una climatización formidable. Y qué decir del avance en seguridad laboral. Se han reducido mucho las incidencias por pequeños percances, lo que redunda en menos horas perdidas y más productividad de cada trabajador.

-¿Qué cambió en su cometido laboral durante la transición de Tablada a San Pablo?

-Estuve en Tablada hasta 1999, y me enviaron a San Pablo para afrontar el montaje de la proa de los CN235 y C295. Confiaron en mi experiencia para enseñar. A otros compañeros los enviaron a fábricas de otros países, también con nuevas responsabilidades.

-¿A cuántas personas coordina?

-Hoy en día es fundamental el trabajo en grupo. Yo resuelvo las incidencias en el proceso de producción. Trabajamos sobre todo en la construcción de aviones C295. Como se hace a medida del cliente, según lo que le quiera incorporar al avión, el grupo puede oscilar entre 6 y 14 personas, todas españolas.

-¿Su horario de trabajo?

-Entro de siete de la mañana a tres de la tarde, de tres de la tarde a once de la noche. Cada dos semanas cambiamos de turno. Al año se trabajan unas 1.680 horas. Lo que está mejorando cada vez más es la coordinación entre los superiores y los operarios. Tenemos reuniones muy frecuentes y nos dan comunicaciones de las cargas de trabajo, de si vamos bien o mal en el balance de ingresos y costes, etc. Por suerte, en esta empresa no se ha notado la crisis, sigue siendo alta la demanda de nuevos aviones.

-¿Cuánto se tarda hoy en día en fabricar uno de esos aviones?

-En 10 días laborables, lo hacemos y sale de la planta. Antes se tardaba en fabricarlo unos 30 días.

-¿Qué le gratifica más, enseñar o aprender?

-En Tablada me llamaban Tito Bello porque acogía a muchos jóvenes que se incorporaban a la plantilla. No me considero un maestro. Soy un compañero que enseña. Mi lema de siempre es: Yo esto lo hago así. Si tienes otra forma mejor, me lo dices y aprendemos los dos.

-En esta factoría sevillana de Airbus Military hay operarios británicos, franceses, alemanes, etc. ¿Se comparten métodos y formas de trabajar?

-En mi caso, lo habitual ha sido acoger a compañeros de fuera para explicarles qué han de hacer y cómo hacerlo. Darles faena. Al revés no se ha dado el caso.

-Díganos un ejemplo de mejora en la producción en la que usted haya intervenido.

-Para el taladro donde va la pieza del tren auxiliar de aterrizaje del CN-235, hoy empleamos una máquina que para graduarla le tenía que poner gargitas para darle un avance más a la cuchilla y taladrar de una vez. Un compañero y yo propusimos ponerle un nonio a esa máquina, para medir por milésimas. Antes, con la gargita que le poníamos, algunas veces se ovalizaba el taladro, o salía mayor. Para subsanarlo si te colabas, había que lapearlo con una molécula de grafito y una barra cilíndrica hasta dejar el casquillo sobre medida.

-¿Por qué le han concedido el galardón Gran Operario Cualificado?

-Por un poco de todo. La cantidad de años que llevo trabajando, las propuestas de mejora que he hecho, por hacer equipo con cualquier grupo de compañeros, por escucharles, que es importante. Que se me propusiera candidato a los premios fue para mí una sorpresa mayúscula, que agradezco a mis compañeros y a mis superiores.

-¿Cuál ha sido hasta ahora su última aportación innovadora?

-El diseño de un útil para las bolsas de documentación de los aviones, que estaban en un lugar donde podía generar problemas de interferencias con los tubos y con los mazos de cables. Otra propuesta, pendiente de comprobar, es unos útiles de lanzabalsas, en los aviones de los que se lanzar balsas para salvamento marítimo. Es una función que no tenía las cotas muy exactas. Por lo tanto, conviene precisar muy bien cómo son unos carriles que van cogidos al avión con mucha cartela y mucho soporte. Con un diseño más sencillo y exacto de los útiles, todo se coloca más rápido y no hay que ir midiendo.

-¿Qué le llamó más la atención en la entrega del premio, en Friedrichshafen (Alemania)?

-Llegué como finalista. Éramos ocho, entre ellos otro sevillano, Isidoro Martínez, compañero en la factoría de Tablada. Antes de ir a Alemania, me grabaron un video para la ceremonia. Fui con mi familia, y el espectáculo fue grandioso, con exhibiciones de avionies y helicópteros en el museo de la factoría Dornier. Había hasta alfombra roja, como si fuera la gala de los Oscar. Yo estaba muy nervioso, estaba delante toda la plana mayor de directivos de EADS a nivel mundial (Louis Gallois, Tom Enders, Jean Botti, Alberto Gutiérrez,...). Y como soy tímido para hablar en público, pensaba para mí: que no me lo den, que no me lo den. Pero dijeron The winner is Jose Bello. Y tuve que salir a hablar, y dedicarle el premio a mis compañeros y a mi familia. Veía a mi mujer llorando sin parar de la emoción, mientras me daba la escultura el astronauta alemán Ulf Merbold. Para ella, y para mí, ha sido un sueño inimaginable, que en la sede central de EADS en Francia y Alemania haya un Salón de la Fama en el que esté mi fotografía y ni nombre.

-En su entorno vecinal, de amistades, ¿saben lo que supone para Sevilla la industria aeronáutica?

-Lo tienen claro. Hace un año, la factoría organizó una jornada de puertas abiertas, con actividades atractivas, y la afluencia fue multitudinaria. Vi a mucha gente que se quedó impresionada por la magnitud y sofisticación de las instalaciones.

-¿La sociedad sevillana valora al trabajador de alto rendimiento, da importancia a la productividad y la competitividad?

-Yo, como otros muchos compañeros, hemos vivido épocas en las que trabajábamos 24 horas durante varios días porque el cliente estaba esperando que se le entregara el avión. Pero viene de antiguo la mala fama de que los sevillanos trabajamos poco. Para los catalanes, cuando les interesa, los andaluces somos unos vagos. Ojalá algún día desaparezca el sambenito. Pero en la aeronáutica, como nos conocen desde hace décadas, nadie se lo cree.

-¿Los jóvenes sevillanos tienen en mente la cultura del esfuerzo o de la fama?

-Los jóvenes están mucho mejor preparados que nosotros cuando empezamos. Con más estudios y trabajan de modo espléndido.

-Como ciudadano, ¿qué le propone a los partidos que ahora rivalizan por el voto?

-Crear puestos de trabajo, todos los que puedan. Con la producción del avión europeo A400M, se van a crear muchos empleos y para muchos años. Es fundamental para el futuro de Sevilla.

-¿Y qué piensa ante los casos de corrupción que acontecen en Sevilla: Mercasevilla, los ERE,...?

-Hace falta un control más exhaustivo de los dineros que aportan los ciudadanos y mueven los políticos. Evitar el desvío de fondos y el tráfico de influencias.

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