Sevilla

Los recortes impiden que 400 niños saharauis lleguen a Sevilla

  • La reducción de las ayudas limita las Vacaciones en Paz a menos de la mitad

Los recortes en las partidas destinadas a proyectos solidarios como las Vacaciones en Paz para los niños saharauis impiden desde hace tres años que más de 400 pequeños puedan disfrutar cada verano en familias de acogida. Si en 2004 se alcanzó la cifra récord de la solidaridad con el pueblo saharaui con la acogida de 1.100 niños; este año sólo han llegado 446 pequeños.

El temor a nuevos recortes en materia de cooperación es constante y por ello la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Sahara (Fandas) acudió ayer a la oficina del Defensor del Pueblo. Familias y 30 niños pidieron el apoyo de José Chamizo para que se frenen estos ajustes. "Desde hace tres años el número de niños que pueden venir desde el desierto ha disminuido a menos de la mitad", explica Miguel Castro, miembro de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla. La razón: los ayuntamientos han suprimido las partidas a la cooperación y la solidaridad que subvencionaban los vuelos de estos pequeños; a lo que también se suma la pérdida de nivel adquisitivo de familias de acogida.

Sólo grandes ayuntamientos como Dos Hermanas, La Rinconada y Alcalá de Guadaíra, en cierta medida, mantienen ayudas para que estos niños puedan disfrutar un verano lejos de la pobreza y de la necesidad que padecen todo el año en los campamentos de refugiados argelinos. Son hijos de familias exiliadas que nunca han visto el agua corriente, ni la playa ni una piscina. "Tienen valores que aquí ya se han perdido; un enorme respeto hacia los adultos, jamás despilfarran, no exigen nada y son muy cariñosos", explica Miguel Castro.

En Olivares, en la casa de Francisco José Cotán lo tiene claro: "Todos los años acogemos a un niño, tanto en mi casa, como en casa de mi padre, mi suegro y tíos". Pese a la miseria, "tienen una enorme sonrisa; tenemos mucho que aprender de ellos", comenta este sevillano. Juan Manuel Domínguez, miembro de la asociación de Camas, recuerda que además de ofrecer a los pequeños la oportunidad de conocer la playa o la piscina, el programa también incluye una revisión médica y una bolsa de 25 kilos con ropa, calzado, medicamentos, juguetes para ellos y sus familiares. Tras una primera experiencia, muchos de estos pequeños repiten.

"Se necesitan nuevas familias de acogida", comenta Juan Manuel Domínguez, al recordar los 55 ó 60 grados que se llegan a soportar bajo las lonas de plástico de las jaimas de Tinduf y otras penurias del campo de refugiados. La disminución de beneficiarios de este programa solidario se generaliza en toda la comunidad autónoma. Pese a la crisis y a las dificultades, las asociaciones que trabajan con el pueblo saharaui hacen un llamamiento a las administraciones y a los ciudadanos por estos niños.

446

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios