La fachada del Ayuntamiento todos los días se derrumbará y volverá a rehacerse varias veces sin sufrir daño alguno. Sus ventanas y puertas se abrirán, cerrarán y deformarán para dejar salir y entrar regueros de agua o estrellas. Por la cornisa de este edificio, se adentrará en la Plaza de San Francisco un galeón, y libros antiguos desplegarán sus páginas para mostrar algunos de los episodios científicos más importantes de la historia. Todo ello será posible gracias al espectáculo de mapping que la Delegación de Urbanismo y el ICAS, con la financiación de Movistar, organizan hasta el 5 de enero y que este martes se inauguró ante la expectación de un público que esperaba las novedades de este show, sobre todo, la nieve artificial que se prometía nevada, pero que dejó con ganas de más a grandes y pequeños.

El espectáculo no defraudó a cuantos pudieron compararlo con el que se proyectó en el mismo lugar el pasado año. "Éste es más profesional y los efectos están más logrados", comentó a su finalización José Manuel Rodríguez, padre de dos niñas que hizo un parón en la visita de belenes para visualizar el espectáculo 3D.

La innovación y los avances científicos en el pasado, el presente y el futuro son los protagonistas de este mapping que aglutina campos como la astronomía, la cartografía, la navegación transoceánica, la botánica o la medicina. Así, la exhibición comienza con la presentación de una de las figuras más importantes de Sevilla, San Isidoro, erudito que creó una enciclopedia de 20 tomos que condensó el saber de la época y que sirvió de referencia en la Edad Media.

De los logros del también arzobispo de Sevilla se pasa al brillo de la estrella Polar y a la formación de constelaciones que juegan visualmente con el espectador. Es en este punto donde un galeón irrumpe en escena haciendo desaparecer el edificio a su paso.

Las imágenes se suceden y el reconocimiento al talento se hace carne en sevillanos como el médico y botánico Nicolás de Monardes; el matemático, cosmógrafo y astrólogo Jerónimo de Chaves o Antonio de Ulloa, naturalista descubridor del platino.

Los más prácticos descubrimientos se enlazan unos con otros hasta que llega la Navidad, a través de una secuencia que se abre con un antiguo reloj que, con sus campanadas, adentra al público en las escenas más típicamente navideñas. Es en este momento cuando la nieve, escasa para lo que se prometía, cae ante el aplauso de los presentes. Pero el éxito llega de manos de los clásicos. Son los Reyes Magos y sus caramelos de la ilusión los que lograron la ovación más calurosa.