Día Mundial contra el cáncer

La victoria de Luisa frente a la leucemia

  • Ángeles Hidalgo relata el proceso de superación al cáncer que ha vivido junto a su hija Luisa y su familia en el Hospital Infantil Virgen del Rocío.

Luisa es una niña sevillana de doce años que, como otras muchas niñas, acude a clases de baile y lleva una vida normal. A su corta edad, esta pequeña ha ganado ya una de las batallas más duras, la lucha contra el cáncer. La grave enfermedad apareció cuando apenas tenía diez años y, tras someterse a tratamientos agresivos de quimioterapia, hoy Luisa, vencedora, regala una radiante sonrisa.

"Desde que nació mi hija había sido una niña muy sana, ni siquiera se resfriaba", explica Ángeles Hidalgo, su madre. Pero todo cambió a finales del año 2010, cuando Luisa comenzó a enfermar continuamente. "Resfriados, gripes, fiebres, no era normal", recuerda. Fue entonces cuando sus padres comenzaron a sospechar que algo no iba bien para su niña. Tras acudir varias veces al centro de salud, a Luisa le diagnosticaron inicialmente mononucleosis, popularmente conocida como la enfermedad del beso, un problema infeccioso que mantuvo en casa a Luisa durante un tiempo. Pero lejos de mejorar, la pequeña siempre se sentía débil y cansada. "Recuerdo que fue durante la Semana Santa de 2011 cuando mi hija me dijo: mamá no veo. Me alarmó", recuerda su madre. Tras acudir en varias ocasiones a la consulta de Pediatría, la especialista percibió que el problema podía ser más grave y recomendó a Ángeles que acudiera al Hospital Infantil.

La pequeña, junto a Ángeles y Jorge, su padre, llegaron a Urgencias para no salir del Virgen del Rocío durante un mes. Pruebas tras pruebas, al principio del proceso los médicos no lograban dar con el problema que mantenía a esta niña en un estado de debilidad permanente y con dificultades para ver. "La oftalmóloga recomendó que a la niña le hicieran una prueba de la médula para comprobar si se trataba de leucemia", relata su madre. "Fue gracias a la oftalmóloga", comenta.

Las pruebas dieron positivo en leucemia y los análisis continuaron. La pequeña quedó ingresada en Oncología. "Desde que llegas a esta planta te sientes muy arropada tanto por los médicos, como por los enfermeros y el resto de profesionales, te sientes arropada por los padres de otros niños, y por los voluntarios de Andex", explica Ángeles. "Estas personas tienen un don especial, tratan a los niños con una dedicación que parece que están hechos de otro material", describe.

El cáncer es muy duro para cualquier persona, pero en el caso de los niños, tiene un efecto terrible en los padres. "Cuando me dieron el diagnóstico lo negué, no podía aceptar que mi hija tuviera leucemia", dice Ángeles.

Una vez aceptada la enfermedad, esta madre tiene muy claro cuales son las herramientas para luchar contra la leucemia o contra cualquier tipo de cáncer: "nunca se debe perder la esperanza, siempre hay que estar convencido de que la enfermedad se superará; y sobre todo, los niños tienen que tener mucho cariño, muchos achuchones. Los pequeños con cáncer tienen que ver a sus padres tranquilos para sobrellevar mejor todo el proceso", comenta.

"Dentro de la gravedad de la leucemia, tuvimos suerte porque lo diagnosticaron pronto y no se trata de uno de los tipos de leucemia más agresivos", explica esta mujer, que quiere llamar la atención a la sociedad en general sobre "la importancia de hacerse donante de médula, ya que muchos niños sí necesitan un trasplante para sobrevivir a la leucemia y cuanto más donantes existan más probabilidades tienen de vivir".

Durante todo el proceso hospitalario que requiere la quimioterapia, la enfermadad transformó la vida de Luisa y de su familia. "Vivía la enfermedad de mi hija como si fuera yo la que tenía leucemia y permanecí con ella día y noche; no podía atender a mi hijo; y mi marido pidió un traslado al lugar más cercano del Hospital Infantil", recuerda. Estos tratamientos duran meses. Al fin, Luisa se sometió a una prueba definitiva. "Se comprobó que ya no había células cacerosas, que su médula estaba sana". El protocolo para los casos oncológicos, no obstante, requiere una continuidad de poco más de dos años para evitar, de este modo, la reaparición de la enfermedad. La ilusión ha regresado a la casa de Luisa.

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