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La red de burdeles desmantelada explotaba a más de 400 mujeres

  • Las chicas eran multadas con 50 euros si se tomaban un día de descanso sin permiso y con 200 si abandonaban el club.

La red de prostíbulos desmantelada por la Policía Nacional la semana pasada explotaba sexualmente a más de 400 mujeres. Los responsables de los burdeles tenían incluso una especie de régimen disciplinario con las meretrices, a las que multaban con 50 euros si se tomaban un día de descanso sin permiso y con hasta 200 por abandonar el club sin autorización previa. La Policía ha cerrado la operación, denominada Adán, con 36 detenidos y seis macroprostíbulos clausurados en las provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva y Córdoba. En Sevilla, los clubes cerrados son Los Daneses y Colores.

Según informó ayer la Dirección General de la Policía, las prostitutas eran obligadas a abonar un porcentaje por cada servicio sexual prestado. Además, debían firmar una especie de contrato que las comprometía a cumplir una serie de normas impuestas y sus correspondientes sanciones en caso de incumplimiento. La mayoría de las chicas explotadas procedían de Iberoamérica, aunque también había algunas de Europa del Este.

La organización criminal que controlaba estos burdeles había dispuesto todo un entramado societario y de testaferros con el fin de enmascarar la procedencia del dinero que manejaba. Cada prostíbulo operaba a través de al menos tres sociedades: una era la titular del inmueble, otra explotaba la actividad económica y la tercera gestionaba los pagos realizados con tarjeta. Esto servía para aparentar una serie de movimientos de capital entre las distintas empresas, que permitían justificar entradas ilícitas de dinero aparentemente legal.

Los clubes disponían de cajeros automáticos para facilitar a los clientes dinero para poder pagar los servicios sexuales que contrataban. Estos cajeros estaban vinculados a las empresas que formaban el entramado societario de los clubes, que cobraban una comisión por sacar dinero en estos cajeros. También disponían de dispositivos de telepago para cobrar los servicios, que también iban cargados al cliente con una comisión que incrementaba los beneficios añadidos a la red. Los clubes también ofertaban sustancias estupefacientes a los clientes que así lo solicitaran.

La red llegó a disponer de un patrimonio valorado en más de catorce millones de euros, mientras que la Policía estima que las ganancias de cada uno de los clubes superaban los 1.250.000 euros. La investigación comenzó hace tres años, cuando la Policía detectó una compraventa sospechosa de una parcela en Córdoba por tres millones y medio de euros. Este importe había sido abonado mediante imposiciones en efectivo con dinero procedente de un club de alterne ubicado en la misma parcela. Esto permitió averiguar que el burdel había sido adquirido por una organización criminal que poseía otros cuatro establecimientos similares en Sevilla, Cádiz y Córdoba y que abriría posteriormente otro club más en Ayamonte. Este negocio era de gran interés estratégico, ya que pretendía atraer la clientela de Portugal.

En total se han intervenido 57 inmuebles, 56 vehículos, un barco y otros bienes. En un piso registrado en Sevilla, en la avenida Alberto Jiménez Becerril, se encontró un revólver, mientras que en Los Daneses había cuatro cajas fuertes con una importante cantidad de dinero. En una de ellas también había oculta una película pornográfica.

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