DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

puntadas con hilo

La Sevilla única

  • La ciudad que se vende en estas fechas fuera se parece mucho a la oferta de otras capitales, es efímera y postiza

DICE Juan Ignacio Zoido que Sevilla trabaja para ser la ciudad que el mundo quiere que exista. ¿Y cuál es esa ciudad? ¿La de los 4.000 bares? Los miles de turistas que estos días se han acercado hasta Sevilla, 200.000 según los cálculos del delegado municipal de Turismo, han llegado buscando la Giralda y el Alcázar, también las setas, cada vez menos envenenadas, y los espectáculos de luces que un batallón de voluntarios ha vendido días atrás en Madrid. Vuelve a Sevilla por Navidad, podría ser el eslogan del gobierno municipal que se está trabajando pasar a la historia como el gobierno que logró reunir en la Avenida a un millón de personas en Nochevieja, una cifra mítica, como el millón de personas en la Feria o en la aldea del Rocío.

A este gobierno le gustan los récords, lo nunca visto. (Por cierto, lo que nunca debería verse más son las luces del arco de la Macarena, por citar alguna que otra aberración en el alumbrado de este año). Sevilla es única, repite Zoido cada vez que puede. ¿Única para qué? Para recrearse en sí misma, por ejemplo. Y para mirarse en el espejo, que ahora son las redes sociales, y presumir. No hay vídeo que circule por internet que no sea un pelotazo capaz de entusiasmar en la Alfalfa tanto como Nueva Zelanda.

Cierto es que Sevilla es un ciudad hermosa, con un patrimonio histórico y cultural que envidian muchos y un clima sin igual para disfrutar de la calle y con los sevillanos. Y que ese escenario ha estado ahí desde que Sevilla es Sevilla y el turismo, uno de los motores de su economía que, de vez en cuando, requieren una puesta a punto. El gobierno de Zoido no es ni el primero ni el último que revisará las estrategias turísticas y reinventará una oferta capaz de atraer a nuevos visitantes, aunque se diga que la marca Sevilla vende por sí sola.

Otra cosa es el fruto que se recoja. Este mandato no está siendo malo, todo lo contrario para gloria de Gregorio Serrano. Los balances turísticos son optimistas, pero es indudable que el producto tiene poca novedad. Decía hace unos meses en Sevilla el ex ministro de Comercio y Turismo Javier Gómez Navarro que la ciudad apenas aprovecha un 50% de su potencial turístico y que había rutas patrimoniales sin explotar, por poner un ejemplo. Claro, qué iba a decir un socialista en un foro organizado por socialistas, diría alguno del PP.

Politizar el turismo, como la cultura, es siempre un error. El único criterio que prime en estos campos debería ser el de la innovación y el emprendimiento, por ejemplo. Sevilla necesita un gran auditorio como el de Fibes, y ya lo tiene, y ahora necesita que se llene de congresos que dejen dinero en la ciudad y la conviertan en referente. Los musicales y el tradicional show de Los Morancos podrían celebrarse también en otros recintos esta Navidad, en la que, curiosamente, serán empresas turísticas privadas quienes ofrecerán la oferta cultural y alternativa más novedosa.

Las primeras hordas de turistas que estrenaron este puente festivo aseguraron ante los micrófonos de las televisiones que habían notado a la ciudad cambiada para bien, a otros sólo parecía interesarles quitarse algunos días del frío de la meseta y tapear en condiciones, pero todos coincidían en que Sevilla está bien para pasar un puente y, por ejemplo, hacerse una foto en camello en la Alameda igualita a la que se hizo en la Plaza Mayor de Madrid. El problema es que todo, o casi todo, está inventado. Al final, lo que perdura es la esencia; la ciudad debería explotar lo que en Sevilla es único. Y esto no son las luces, ni siquiera el celebrado mapping. Eso es una moda postiza y efímera.

Los guiños a Espadas que parecen avisos

Los socialistas sevillanos celebraron la semana pasada su congreso para renovar la dirección provincial y poner al frente de ella a Verónica Pérez. La nueva secretaria del PSOE de Sevilla ha colocado en la Ejecutiva al portavoz municipal Juan Espadas. No podía ser de otra forma, pues ya está bendecido por la misma Susana Díaz como candidato a la Alcaldía de la capital y a nadie se le escapa que, ante el grandísimo reto de arrebatar la mayoría a Zoido y sus veinte concejales, necesita más de un empujoncito. El guante que tanto Verónica Pérez como Susana Díaz le lanzaron durante el cónclave socialista pareció más que un gesto cómplice un toque de atención: ojo, Juan que tienes que ser el alcalde sí o sí en 2015. Zoido anda contentísimo con la elección, pues cree que es un rival fácil y que ya ha dado todo lo que tenía que dar en estos dos años largos. ¿Y qué opinan en su partido? Sin duda, le han dado un voto de confianza, poniéndole unos galones que le vendrán bien en su carrera, y quizás algo más: el asesoramiento muy directo y personal de la misma Susana Díaz. La presidenta de la Junta conoce bien la arena municipal y se ha medido con Zoido en el Parlamento andaluz en los últimos tiempos. Ella sí que sería una candidata temible en las municipales. Susana Díaz, ya se contó en estas páginas hace tres meses, no se olvida ni un solo día de Sevilla. También, de alguna manera, es su reto. Ahora toca confiar en que Espadas despegue. ¿Y si no lo hiciera? Es difícil pensar en otro alcaldable, no parece que lo haya, al menos, dentro del Ayuntamiento. Fuera, tal vez, pero queda muy poco tiempo y tendría que batirse en un auténtico sprint con un Zoido con mucha ventaja. También se podría sorprender incluyendo en la campaña, o incluso en la lista, a un nombre que reventara todas las expectativas: un socialista con peso y tirón. Aún es pronto. O no.

Una discusión sobre la bandera

Momentos después de la foto que se observa junto a estas líneas, el secretario provincial del PA, Manuel Visglerio, esperó a que se izara la bandera de Andalucía a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, a que finalizara la interpretación del himno y la intervención de María de los Ángeles Infante, para preguntarle a Zoido en público y a viva voz "por qué los mástiles de Sevilla no lucían esta mañana la bandera de Andalucía". El alcalde le respondió que "así sucede habitualmente" y zanjó la polémica. Los andalucistas comprobaron en las horas posteriores que la blanquiverde ondeaba en muchos edificios y atribuyeron el logro a esta discusión. Verdad o no, lo cierto es que ilusión y ganas de luchar no le faltan a los militantes y dirigentes andalucistas, el problema es que son tan pocos... casi simbólicos.

¿De qué hablaban el alcalde y la oposición?

De nada trascendente probablemente. Pero la verdad es que la foto tomada en la puerta del Ayuntamiento, momentos antes del acto conmemorativo a la bandera andaluza, es poco usual: el alcalde y los portavoces de la oposición charlando distendidamente. La escena municipal hace ya años que adolece de estos gestos, nada que ver con el Ayuntamiento de los 90 donde, después de los plenos, la cervecita de convivencia en el Portón era trámite obligado.

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