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Sevilla

Condenado a siete años por apuntar con una pistola a un policía local

  • El Supremo reduce en 15 meses la condena que impuso la Audiencia de Sevilla al estimar que hubo un solo delito de amenazas

El Tribunal Supremo ha condenado a seis años y nueve meses de prisión a un hombre que apuntó a un policía local con una pistola que había sido robada en el juzgado de la localidad de Marchena. La sentencia rebaja en 15 meses la condena impuesta por la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla, que fue de ocho años, porque entiende que el acusado, A. F. P., sólo podía ser condenado por un delito de amenazas y no por dos, porque se trataba de un supuesto de "unidad de acción", cuando un único acto amenazante se dirige contra varias personas.

El Supremo recuerda que la jurisprudencia castiga con un solo delito cuando se trata de una única acción en el espacio y en el tiempo aunque la misma tenga varios destinatarios.

Los hechos por los que ha sido condenado se remontan a la madrugada del 7 de mayo de 2001, cuando A. F. P., que iba acompañado por otro acusado -M. G. V., que fue condenado a diez meses de prisión por un delito de resistencia-, se dirigieron al recinto ferial de Marchena, donde realizó una serie de disparos contra un cartel. Seguidamente ambos individuos se dirigieron a un bar en el que se presentaron cuatro agentes de la Policía Local que habían salido en su búsqueda.

Los agentes iban debidamente uniformados e identificados y, nada más verlos, A. F. P. sacó una pistola que llevaba en la cintura y apuntó a uno de los agentes. El policía giró su brazo y "con grandes reflejos" logró hacerse con el arma, siendo ayudado por los otros agentes hasta que redujeron e inmovilizaron al individuo.

Los agentes detuvieron al otro sospechoso, que se opuso "enérgicamente " a su propia detención y que llegó a insultar y amenazar a los agentes. "Cabrones, ya nos veremos cuando no tengáis el uniforme y esté fuera", recoge la sentencia que afirmó el acusado.

La conducta que el Supremo ha castigado también recoge que A. F. P. agredió a los agentes cuando era transportado en el vehículo policial y todo ello pese a que iba esposado. A uno de los agentes le propinó una patada en el brazo derecho y al policía que conducía le alcanzó en la cabeza, "logrando no sin graves dificultades recuperar el control del vehículo que por el golpe recibido había perdido".

El condenado perseveró incluso en su agresividad hacia los funcionarios policiales, a los que continuó amenazando: "Os voy a matar, me habéis quitado una pero todavía me quedan dos pistolas". Una vez en los calabozos, el acusado continuó amenazando a los agentes, y también lo hizo con los miembros de la Guardia Civil que lo trasladaron hasta la Comandancia de Montequinto. En esta ocasión, propinó patadas a las puertas del vehículo y ocasionó desperfectos valorados en 59 euros.

El arma intervenida, junto a otras dos pistolas, había sido sustraída en la madrugada del 6 de abril del destacamento de seguridad de la Guardia Civil ubicado en la sede del juzgado de Primera Instancia número 1 de Marchena.

La Audiencia de Sevilla condenó a A. F. P. por dos delitos de amenazas -que el Supremo ha reducido ahora a uno-, así como por otro de tenencia ilícita de armas, dos delitos de atentado a la autoridad, dos faltas de lesiones y otra de daños, así como por un delito de quebrantamiento, por incumplir una orden que le prohibía residir en la localidad tras amenazar a una pareja con otra arma de apariencia real, hechos ocurridos varios días después del robo de las pistolas.

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