Emma Motrico recomienda al estresado plumilla que pruebe a practicar treinta minutos de meditación a la semana, una técnica que ha aprendido con los jesuitas en la Universidad Loyola. "Con media hora se cargan las pilas y uno rinde mucho más". Algo de razón debe tener, porque sólo hacen falta cinco minutos de conversación con esta vasca recriada en Andalucía para notar que genera a su alrededor cierto campo de paz y entendimiento, cualidad que acompaña de una mirada comprensiva que, a veces, se transforma en compasiva. En general, transmite una imagen minimal de aseo y eficacia femenina. Directora del Departamento de Psicología, Sociología y Trabajo Social de la Universidad Loyola, valora de su nueva casa académica su apuesta por el humanismo cristiano y la calidad. Eso no quita que no sea una ferviente defensora de la educación pública: "La única manera de asegurar la igualdad entre los ciudadanos". Aunque todavía da clases en la Hispalense como asociada, el próximo curso dejará el trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a impulsar el nuevo grado de Psicología que la Universidad Loyola incorporará a su oferta.