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¿A quién beneficia la elección directa?

  • Al menos una docena de municipios no podrían tener los alcaldes que tienen ahora con una ley que promueve Rajoy El PP podría salir perjudicado en la provincia con el cambio que se anuncia

A falta de que el Ejecutivo del PP concrete del todo su propuesta para favorecer la elección directa de alcaldes y que el cambio legislativo se apruebe, se sigue especulando sobre las repercusiones que, en su caso, podría tener en los comicios municipales de mayo de 2015. Al margen de la controversia por la falta de consenso y porque se vaya a plantear a ocho meses vista de unos comicios, con los detalles que han trascendido y poniendo el foco en Sevilla, parece claro que podría servir para despejar dudas sobre quién es el alcalde en un buen puñado de localidades. Casi el 35%, si se tienen como referencia los resultados de 2011 y lo que se ha venido apuntando. Pero, en contra de lo que se dice, no siempre beneficiará al PP, que podría perder opciones de presidir ayuntamientos o de participar en otros gobiernos.

Los analistas tienen claro que las prisas de Mariano Rajoy -éste insiste en que es una forma de acercar la política al ciudadano- tienen que ver con su prevalencia en grandes ciudades y en capitales, donde podría ser desplazado por pactos entre grupos de izquierda. En Sevilla, es fácil conservar la capital, pero hay algunas plazas importantes en juego, como Alcalá de Guadaíra, en donde podría darse el caso de que la división y el desgaste del PSOE le hicieran perder la mayoría absoluta, pero que se quedara lejos de la debacle, con lo que la reforma terminaría salvando para los socialistas una de las ciudades más importantes que mantienen en Andalucía. También puede pasar en Utrera, esta vez, con un PSOE que está al alza.

Atendiendo a los resultados de las últimas municipales en Sevilla, casi en la mitad de los ayuntamientos (en 47 de los 105, el 44,7%) ningún partido obtuvo la mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los concejales del Pleno, con lo que se hubieran visto afectados por esa reforma de haber existido entonces. En 12 de ellos está gobernando en la actualidad un alcalde distinto al que fue el más votado, bien desde el Pleno de investidura, porque se negociaron pactos entre los grupos minoritarios, o después, porque prosperaron mociones de censura.

Estas circunstancias son las que se pretende evitar con la reforma y se dan en Villanueva del Ariscal, Cantillana, Pilas, Palomares del Río (en los que han sido desplazados los candidatos del PP, que fueron los más votados en 2011); pero también en Sanlúcar la Mayor, Mairena del Alcor y Herrera (que tienen alcaldes del PP que, en estos casos, han desplazado a los candidatos del PSOE, que fueron los más votados) y en La Roda de Andalucía, Montellano, El Saucejo, Coria del Río y Utrera, con alcaldes de IU, en los tres primeros casos, y del PA, en los otros dos, pero que se han apoyado también en el PP para hacerse con las alcaldías.

Es decir, la actuación del PP en este aspecto no ha sido uniforme, ni en la línea de la reforma que está planteando. Como suele ocurrir, en política local influyen otros factores, más allá de las directrices que se dan a nivel nacional, autonómico y provincial, y se va casi por libre en cada sitio, dependiendo de la relación y la correlación histórica entre las fuerzas o de que el partido más votado vaya al alza -se suele respetar más- o haya perdido la absoluta tras sufrir el desgaste. Entonces, las formaciones menores defienden el cambio.

En 35 de esos 47 municipios con mayoría relativas, hubo una candidatura que incluso logró más del 40% de los sufragios o se quedó muy cerca, por encima del 39%. Ese porcentaje, según se ha dicho, servirá de guía en la reforma. La idea es que en estos casos, con un resultado importante aunque no determinante, el más votado sea directamente alcalde, dándole para ello la mitad más uno de los concejales del Pleno -otra cosa haría ingobernables los ayuntamientos-, mientras que el resto se repartirían, proporcionalmente, entre las otras fuerzas.

Ello habría permitido que el PP gobernara o siguiera gobernando en Villanueva del Ariscal, en Cantillana y Pilas, donde fue desplazado, pero no podría presidir, como lo hace ahora, los consistorios de Sanlúcar la Mayor, de Mairena del Alcor o de Herrera, donde desplazó a candidatos que tuvieron más del 40% de los votos. Tampoco podría haber participado en los gobiernos de La Roda de Andalucía, de Coria, de El Saucejo o de Montellano, donde, aunque algunos pactos se han roto, también apoyó a alcaldes de IU y del PA en contra del PSOE.

De haber existido una ley así en 2011, las especulaciones y las negociaciones para cerrar pactos tras los comicios se hubieran dado, si acaso, en sólo 13 municipios -el 12,3% del total-, en los que esa mayoría fue todavía más relativa, porque el partido más votado se quedó lejos del 40%. Para estos casos, se ha dicho que la elección del alcalde será directa si hay una diferencia importante, de más de cinco puntos, con el siguiente partido. Con los resultados de 2011, el caso se da en dos localidades: Santiponce -IU logró un 33,66% de los votos, pero con nueve puntos de diferencia con la siguiente candidatura y está gobernando- y Benacazón, donde inicialmente también el candidato del PP se hizo con la Alcaldía gracias al apoyo del PA, a pesar de que el PSOE fue el más votado, con casi un 38% y once puntos de diferencia. El regidor del PP no logró mantenerse y se sometió a una moción de confianza que perdió y que devolvió la Alcaldía al PSOE.

En estos casos, en los que el más votado no está tan claro, se está especulando con que se podría aplicar incluso una segunda vuelta para dilucidar el que tiene, finalmente, más apoyos, aunque todo está por ver en estos meses.

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