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El tiro libre de Zoido

  • En el último cuarto del partido, en la escena municipal no hay ganador claro ni tiempo para cambiar la táctica ¿Cuántas faltas puede cometer el alcalde?

EN baloncesto, el tiro libre es un lanzamiento a la canasta que se produce siempre desde la misma posición y que es consecuencia de una sanción, ya sea por una falta personal o técnica. Cada lanzamiento anotado otorga un punto al equipo que lo realiza, una puntuación baja pero que resulta muy importante a la hora de resolver un partido. Justo ahora que Sevilla se ha convertido por una semana en capital mundial del básket, el símil sirve para dibujar el juego que le espera en los próximos meses a Juan Ignacio Zoido, al alcalde de Sevilla, una ciudad castigada por la falta de iniciativas y soluciones capaces de levantar la economía. En definitiva, los sancionados son los sevillanos. Las faltas personales corresponderían a los políticos, y a sus decisiones poco acertadas. Y las técnicas, al equipo de gestión que en su día eligió el alcalde y que, en algunas posiciones como Urbanismo, por citar el ejemplo más clamoroso, deberían ser traspasados.

A muchos ya no les sorprende que el alcalde, que siempre ha avalado en público a muerte a su equipo y a sus trabajadores, en privado se defienda de acusaciones alegando fallos cometidos por gestores en los que él confió. Y ya no valen excusas, ni buenas voluntades. El partido ya ha entrado en su último cuarto, pero aún queda partido, y a partir de ahora cualquier lanzamiento será decisorio.

En el resultado final del encuentro, del mandato, anotará algo más que la gestión realizada por el gobierno municipal y por los tapones que la oposición haya puesto a Zoido, que tampoco han sido tantos. Hay otras canastas que se lanzarán desde fuera. Por ejemplo, desde el Gobierno central y su reforma electoral que puede jugar en este caso a favor del PP en la capital. O desde el desconcierto ciudadano generado por la irrupción de nuevos partidos como Podemos y otras plataformas que amenazan con romper la unidad en torno a la izquierda.

Por eso, desde mañana, cuando se dé por iniciado el nuevo curso político, todo movimiento será clave. Las tácticas de los mejores entrenadores políticos ya tendrán poco peso en el resultado. Ya no queda tiempo para que los grandes proyectos que no han visto la luz lo hagan, sólo para invertir un puñado de millones de euros en asfaltados, podas y lavados de cara que algunos ciudadanos ya esperan como en cada periodo preelectoral.

Zoido, tan devoto de esos momentos y citas intangibles que le han permitido este tiempo atrás que el ciudadano le prestara sin condiciones su confianza, necesita resultados tangibles y capaces de ser valorados por el ciudadano de a pie que ni entiende de cuentas ni de presupuestos municipales ni de chiringuitos que no sean los situados a pie de playa.

En el juego de poses y promesas que se inicia mañana mismo el tiro libre tiene su importancia. En el baloncesto este lanzamiento es mecánico y encestar no resulta demasiado complicado. Es cuestión de tener puntería y apuntar dentro. Dentro de la ciudad, no sólo fuera.

El trabajo realizado desde el área de Turismo es loable. El nexo establecido entre este sector y eventos deportivos como el que se disputa estos días en Sevilla anota muchos tantos. La Davis, el Mundial de Balonmano, el Mundobásket... Y los rodajes de cine y todo lo que convierta a Sevilla en un escaparate abierto al mundo. El mérito de cerrar el año con un récord de turistas no se puede atribuir sólo a la mejora de la economía a escala nacional o mundial. Algo tienen que ver las estrategias puestas en marcha a nivel local. Sí, todo es mejorable, pero la promoción exterior de Sevilla que se está haciendo en este mandato -y además con un marketing de low cost absoluto- tiene su impacto. El problema es que es díficil de medir en euros y que, hoy, la hazaña de conseguir que el nombre de Sevilla haya circulado en los medios de comunicación de todo el mundo, se aprecia más en Buenos Aires, que recibe a diario las crónicas de 170 periodistas acreditados, que en Sevilla.

La ciudad espera también otros hitos y, en vista del desconcierto, todos los partidos, sin excepción, necesitan al mejor base. El juego de Zoido ya se conoce. Siempre se pueden introducir cambios pero la afición ya empieza a jugar en contra. Los mismos que recibían las visitas del alcalde entusiasmados y con un papelón de churros ahora lo esperan con un papel lleno de necesidades e incumplimientos.

El partido se pone emocionante, más para los políticos que para los ciudadanos.

Zoido sostiene un balón en la cancha de San Pablo, en una visita previa al Mundobásket.

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