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los invisibles

"La política está llena de frases hechas y en literatura están todas por hacer"

  • Manuel García Félix. Es alcalde de La Palma del Condado, publica su primera novela, se estrena como guionista de cine y sale de nazareno de los Panaderos, Pasión y el Calvario

NUNCA olvidará este año. El 19 de enero, Manuel García Félix (La Palma del Condado, 1969) fue nombrado alcalde en el Teatro España de La Palma del Condado, que vive su fiesta de la Vendimia. El 3 de octubre, en el mismo escenario, se estrena La niña ya no está de luto, documental-homenaje a la película de Summers del que es coguionista. Y publica su primera novela.

-¿Sus referencias literarias?

-González Ruano y Francisco Umbral, que beben de los padres de la literatura de urgencia: Joyce, Proust, Baudelaire.

-¿Antes político o escritor?

-Descubro mucho antes la literatura. A la política llego con 25 años, aunque ya llevo 19 en el Ayuntamiento. Antes que alcalde, fui delegado de Medio Ambiente, Urbanismo y Agricultura.

-¿Urbanismo y Agricultura son compatibles?

-La novela como género es un compendio de lo real y lo urbano.

-¿Dónde transcurre su novela?

-En las tres ciudades donde la quiero presentar. En La Palma, años 1866 y 1867, cuatro capítulos en Sevilla y uno en Madrid. Me encanta esa ciudad, siempre que voy procuro ir al Prado a ver el Carlos V de Tiziano y los fusilamientos de Goya, del que tengo una reproducción en casa.

-¿La niña ya no está de luto?

-Se cumplen 50 años de la película de Summers. Colaboro de guionista con los hermanos Lagares, Pepe y Manuel, que tienen un Goya por Los Girasoles. Han localizado a familiares de Summers, María José Alfonso, la actriz, y un hijo de Alfredo Landa.

-¿Dónde arranca su novela?

-La historia me la encontré investigando en el Archivo Diocesano de Huelva. Por el testamento de un cura descubrí un pleito que decidí novelar en lugar de hacer un tratado histórico. Un periodo decadentista en el que son vilipendiados los signos de nobleza, privilegios y nombradías de unos linajes en retirada. Ya no vale ser hijo o nieto de guardia de corps o de caballero veinticuatro. Todo mezclado con un amor imposible. El amor, esa enfermedad inevitable de la que habla Proust.

-¿Qué descubrió en Sevilla?

-Soy un enamorado de esta ciudad. Aquí estudié la carrera de Arquitectura Técnica, viví en un piso en el que para desmontar tópicos tres bollulleros y dos palmerinos vivimos en buena armonía y creamos la cofradía del Cautivo de Bollullos. Siempre que puedo, vengo todos los años para salir de nazareno con los Panaderos, Pasión y el Calvario. Soy además hermano del Museo, la Mortaja y la Macarena.

-¿Qué Sevilla retrata?

-Reivindico la iglesia de San Miguel, cuya demolición intentó evitar Mateos Gago y por ello dimitió de la Academia. Estaba donde está Comisiones Obreras. La hizo el arquitecto Aponte, que tiene allí mismo su calle.

-¿La novela es una huida de la prosa administrativa?

-Se llevan bien, y para no contaminarme me refugio en la poesía. La firma del alcalde también puede escribir páginas hermosas. La última, la solicitud a Bruselas de La Palma del Condado como Villa Europea del Deporte. En octubre vienen los evaluadores europeos.

-¿Las siglas del novelista (es del PP) son distintas de alcalde?

-Mi filiación literaria es la literatura romántica. Pardo Bazán, Galdós y sobre todo La Regenta

-Manzanilla llenó Sevilla de taberneros, Villalba del Alcor de restaurantes de postín. ¿Cuál es el legado vinatero de La Palma?

-El Brandy Infante y el Brandy León Felipe. Fue un regalo que le hizo el duque de Montpensier, hijo de ese rey, el primer Orleans que reinó en Francia, a Morales, un bodeguero de La Palma que no tenía nada que ver con los Morales de Valdepeñas de la calle García de Vinuesa. El alcalde de Sevilla que derribó las murallas y le pusieron una calle.

-¿Tiene amigos alcaldes?

-Muchos. Me ponía al lado de Zoido en el campo del Sevilla, pero ahora voy a otro sitio. Soy amigo de Tarno, de José Luis Sanz, de Pedro Rodríguez, de Curro Pérez, el alcalde de Triana. Y de los alcaldes de Manzanilla y Villalba, los dos socialistas. Me enriquece conversar con gente que piensa distinto que yo.

-¿Incluso Diego Valderas?

-Sólo estamos a tres kilómetros de distancia.

-¿Hay una nueva decadencia?

-Yo soy muy idealista y muy ideólogo, pero la ideología ya no existe. El debate se ha terminado, lo que existe es el cliché. Yo soy el ecológico y tú el militarista...

-¿Mantiene el contacto con su paisano Miguel Pardeza, único andaluz de la quinta del Buitre?

-El otro día hablé con él. Igual le presento en La Palma su libro. Hizo su tesis doctoral sobre González Ruano y quiero que esté en la presentación de mi novela en Madrid, en el palacio de Linares.

-¿Qué diferencia la política de la literatura?

-Lo políticamente correcto llenó el patio de frases hechas y en una novela están todas por hacer. Como decía Dickens, sólo eres capaz de dar de sí si te atreves.

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