Sevilla

A-66, la nueva carretera de la muerte

  • Dos accidentes frontales han cuestionado la seguridad de la autovía de la Plata, que precisa de unas barreras en la mediana.

8 de agosto de 2014. 13:40. Kilómetro 796 de la A-66. Término municipal de Guillena. Un camión Volvo FM 12 se sale de la vía por el margen izquierdo y arrastra en su trayectoria al turismo Seat Córdoba que circulaba por el carril izquierdo. Ambos vehículos vuelcan en forma de tonel en la mediana. En el mismo instante, por el sentido contrario circulaba un turismo Kia Carnival que, ante la proyección de tierra y piedras de la mediana a la calzada, realiza una maniobra evasiva hacia la derecha. Este movimiento hace que se salga de la vía por el margen derecho y choque posteriormente contra un árbol. El siniestro se salda con la muerte de una mujer de 49 años y otras siete personas heridas, entre las que había dos niños de 1 y 8 años.

18 de agosto de 2014. 12:20. Kilómetro 770 de la A-66. Término municipal de El Ronquillo. Un Ford Fiesta de matrícula portuguesa que circula en dirección Sevilla se sale de la vía, salta la mediana e invade el sentido contrario. Choca frontalmente contra un Toyota Avensis, que sufre un desplazamiento lateral y colisiona contra un Volvo S-40. El accidente deja cuatro personas muertas -dos ciudadanos portugueses y un matrimonio de Badajoz-, una herida grave y otra de carácter leve.

Estos dos siniestros ocurridos en agosto, en dos puntos situados con una diferencia de escasos 26 kilómetros, han colocado a la A-66, la Ruta de la Plata, que conecta Sevilla y Gijón, como una de las carreteras de España que ha registrado una mayor mortalidad en lo que va de año.

Ambos siniestros habrían sido mucho menos graves si hubiera existido una barrera en la mediana. En la provincia de Sevilla hay carreteras que disponen de barreras de hormigón que impiden que un coche salte la mediana e invada el sentido contrario. Son las conocidas como New Jerseys, que pueden verse por ejemplo a lo largo de todo el tramo ampliado de la A-49, la autovía que conecta Sevilla y Huelva.

Expertos consultados por este periódico aseguran que estos bloques de hormigón son los más eficaces que existen para impedir colisiones frontales, que constituyen la tipología de accidente que más muertos provoca. Con estas barreras, si el conductor de un turismo pierde el control de su vehículo y se sale de la vía, rebota contra el bloque de hormigón y sale despedido de nuevo hacia el centro de la calzada.

Es muy probable que sufra un accidente contra otro vehículo que circule en el mismo sentido, pero difícilmente se tratará de un choque frontal. Las colisiones laterales son mucho menos graves que las frontales. Sólo en el caso de que algún camión de gran tonelaje se saliera de la carretera y circulara a una velocidad muy elevada podría saltar la mediana, pero para los turismos es prácticamente imposible pasar al otro lado.

En la A-66 sólo hay barreras en algunos tramos. En la mayoría del trazado que discurre por la provincia de Sevilla la mediana es fácilmente traspasable para cualquier vehículo cuyo conductor se haya quedado dormido al volante o perdido el control del mismo. La mediana de la A-66 no sólo no tiene barreras, sino que por la mitad de la misma discurre el desagüe de la carretera. De esta forma, muchos de los coches que se han salido han terminado volcando y quedando con el morro hacia dentro, empotrados en el pequeño canal que lleva el agua de la lluvia.

Fue precisamente este tipo de vuelco el que provocó que saltaran piedras y tierras hacia el sentido contrario en el primero de los dos accidentes ocurridos en agosto. Este problema se solucionaría colocando unas barras sobre el desague, que permitan pasar al agua pero no que se cuele un coche. La solución ideal según los técnicos consultados por este periódico sería la de colocar una fila de New Jerseys a cada lado y en medio el desagüe con las barras.

Estas fuentes explicaron que el Gobierno dispone de numerosos informes alertando de la necesidad de implantar estas barreras en una vía como la A-66. Estos documentos están en poder de la Dirección General de Tráfico como del Ministerio de Fomento, pero de momento la administración no ha hecho nada por colocar unas vallas que sí ha puesto en otras carreteras de la provincia de Sevilla.

Con los cinco muertos del pasado verano, la A-66 ha vuelto a sembrar la duda sobre la Ruta de la Plata. Esta autovía sustituyó a mediados de la década pasada a la antigua N-630, que fue conocida como la carretera de la muerte y que discurría por un trazado casi paralelo. En esta vía, que soportaba un tráfico pesado importante y tenía puntos negros históricos como la cuesta de la media fanega, fallecieron decenas de personas durante los años 90. Los alcaldes de los municipios que atravesaba llegaron a enviarle esquelas al Consejo de Ministros todos los viernes de las semanas en las que había algún accidente con víctimas mortales.

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