Sevilla

Mujer e ingeniera, difícil combinación

  • Sólo el 25% de los matriculados en la Escuela de Ingeniería de la Hispalense son mujeres. Los datos permanecen estancados desde hace más de una década.

La cifra de universitarias ha aumentado progresivamente en los últimos años. No es extraño dar un paseo por las facultades de la Hispalense y ver más grupos de mujeres que de hombres por los pasillos o en las puertas de las aulas. El anuario estadístico del curso 2013-2014, realizado por la Universidad de Sevilla, demuestra que la presencia femenina en las titulaciones es ampliamente superior a la masculina. De los 56.836 matriculados durante el pasado curso, 29.392 eran mujeres, un 51,71%, frente a los 27.444 hombres, que supone el 48,28% restante. Estos porcentajes se mantienen en todas las ramas educativas, excepto en las Escuelas Técnicas.

El año pasado, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) recibió a 5.657 alumnos de nuevo ingreso. Esta cifra se reparte entre 4.255 alumnos varones (75,22%) y 1.402 estudiantes femeninas (24,78%). La cifra de universitarias ingenieras parece insignificante si se tiene en cuenta que esta escuela técnica es la que mayor número de matriculados tiene anualmente en la Hispalense.

"En todas las universidades españolas hay más mujeres que hombres pero, si se desglosan los datos por carreras, el porcentaje de alumnas en los grados técnicos se ha estancado entre el 20% y el 25% en los últimos años", afirma Rosario Villegas, profesora titular de Ingeniería Química y Ambiental en la ETSI. La experta considera que el problema de que haya tan pocas universitarias en las ingenierías se debe a una cuestión histórica y cultural. Según Villegas, las jóvenes asimilan desde edades tempranas, y de manera casi inconsciente, que tendrán un rol diferente al del hombre en la vida familiar y, sobre todo, en la profesional.

Ana Guil, doctora de Psicología Social especializada en barreras a la promoción social, sostiene los argumentos de Villegas y subraya que no cree que las féminas no tengan interés por las carreras técnicas, sino que el peso de los estereotipos sigue siendo muy grande: "Se sigue pensando que las mujeres deberían estudiar ramas que, a nivel público, son propias de este género como la Medicina o la Educación". Guil opina que las barreras sociales no se han superado y "las estudiantes no se dan cuenta de esta discriminación durante la etapa secundaria, en la que tienen que decidir qué carrera quieren realizar".

La experta manifiesta que la tecnología son los conocimientos científicos que se elaboran en la universidad y que son puestos, posteriormente, al servicio de la sociedad. Teniendo en cuenta esta definición, Guil asegura que "ahora que las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres en todas las etapas educativas, es una pena que esta excelencia académica se pierda".

La existencia de estos estereotipos se completa con la falta de referentes históricos para las mujeres. Belén Asensio, estudiante de tercero de Ingeniería Aeroespacial, señala que "cuando estudiamos en el colegio o vemos la televisión, apenas se publicita el papel de las mujeres investigadoras o científicas. Las preuniversitarias no tienen ejemplos de personajes ilustres femeninos que se dediquen a las ingenierías". Esta alumna opina que la sociedad tiene la concepción de que, tanto la Arquitectura como su propio grado, son carreras de hombres debido a que históricamente ha sido un campo dominado por el género masculino. "No pienso que sea un problema de inteligencia o de dificultades. Simplemente, nadie se plantea que a una mujer le gusten las ciencias técnicas". Una mayor publicidad de los proyectos de aeronáutica o de Fórmula 1 que realizan las féminas sería, según Asensio, la manera más factible de atraer a nuevas estudiantes a los grados de ciencias.

Esta ausencia de promoción es, según Judit Bayón, alumna de Ingeniería Química Industrial, el motivo por el que las ingenierías no tienen tanto "tirón" entre las mujeres como los grados sanitarios o los relacionados con las ciencias sociales y jurídicas: "Las barreras se están superando porque las mujeres sacan mejores calificaciones que los hombres y, poco a poco, encuentran su hueco". Bayón considera que las ingenierías han vivido una evolución importante, porque las féminas se están insertando en un campo estudiado, originariamente, por varones. "En la eficacia laboral no hay diferencias de sexo ". expresa Bayón.

En términos de géneros, los grados sanitarios y sociales se encuentran en la balanza opuesta a la ciencias técnicas. La carrera de Ciencias de la Educación tuvo, en el curso 2013-2014, 5.159 estudiantes de nuevo ingreso. Esta cifra se repartió entre 3.835 mujeres (74,37%) y 1.324 varones (25,66%). Rosario Villegas apunta que estos datos son normales, "precisamente por el tema de los estereotipos. La mayoría de profesores de infantil y primaria han sido mujeres porque el rol maternal parece intrínseco a las féminas". Nuria Latour, estudiante de Educación Infantil, subraya que, durante los cuatro años de carrera, sólo ha tenido seis compañeros varones. Achaca este hecho a que "la sociedad sigue siendo machista porque se asocia a las mujeres con el cuidado de los niños". Las previsiones de la estudiante son negativas con respecto a la igualdad en las carreras universitarias, pues opina que "mi generación sigue poniendo etiquetas según una persona estudie una carrera u otra. Este hecho no ha cambiado a pesar de los avances sociales".

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