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El Palacio de las Dueñas, un futuro abierto al público

  • La ley obliga a que un BIC sea visitable cuatro días al mes Este requisito no se ha cumplido por vivir en él Cayetana de Alba

Ha servido esta semana de plató improvisado de televisión. No era la primera vez. El Palacio de las Dueñas lleva más de medio siglo convertido en foco de atención de la prensa. Su responsable: Rosario Cayetana-Fitz James Stuart, XVIII duquesa de Alba. Este recinto, donde el mudéjar y el renacimiento se hilvanan, ha sido testigo de casi todos los momentos importantes de la popular aristócrata. Tras su fallecimiento surge la incógnita sobre el futuro de este edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931, denominación que también recibió hace cuatro años todo el mobiliario que alberga.

El Palacio de las Dueñas se ha constituido en una de las referencias del patrimonio sevillano. Un día después de que acabaran las honras fúnebres por la duquesa eran numerosos los turistas que acudían a su puerta para fotografiarse. Sin embargo, son muy pocos los sevillanos y foráneos que conocen el interior de este recinto, claro exponente del modelo casa-palacio que se desarrolló en Sevilla durante el siglo XVI y que tomó como modelo el Alcázar y la Casa de Pilatos.

Por tal motivo, no han sido pocas veces las que se ha planteado la necesidad de que el palacio esté abierto a las visitas. Un debate que no surge por capricho, sino que emana de la ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, en cuyo artículo 14, apartado 3, establece que "cuando se trate de Bienes de Interés Cultural se permitirá la visita pública gratuita, al menos cuatro días al mes, en días y horas previamente señalados, constando la información de manera accesible y pública a los ciudadanos en un lugar adecuado del Bien de Interés Cultural".

Dicha obligación supone una contraprestación a la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y, por tanto, un apreciable ahorro para los bolsillos de sus propietarios, debido a la considerable extensión que ocupan los palacios. En el mismo apartado se incluye una excepción para que las visitas no se lleven cabo: "El cumplimiento de esta obligación podrá ser dispensado total o parcialmente por la consejería competente en materia de patrimonio histórico cuando medie causa justificada".

Ésta es la razón que la Junta y la Casa de Alba han argumentado estos años para que Las Dueñas no se abriera al público. El anterior delegado de Cultura de la Junta, Bernardo Bueno, reconoce que cuando fue responsable de este departamento ya se propuso la idea de que el palacio recibiera visitas, "algo que resultaba muy complicado, pues Cayetana de Alba fijó aquí su residencia habitual, lo que dificultaba el uso cultural". Una vez fallecida la aristócrata, la responsabilidad sobre este edificio compete a su heredero, Carlos Fitz-James Stuart, el nuevo duque de Alba, cuya residencia habitual no es Las Dueñas, de ahí que vuelva a plantearse tal posibilidad.

La apertura sería, además, aconsejable para la conservación del palacio. Así lo estima el arquitecto Rafael Manzano, uno de los grandes conocedores del recinto, que describe en su libro Casas de Cayetana, duquesa de Alba. "Para que un edificio de alto valor patrimonial se mantenga hay que darle vida. Sería conveniente que el nuevo duque de Alba no perdiera el contacto con Sevilla y que se planteara abrirlo a visitas externas para que conozcan su importancia. Así se garantiza su conservación. Cerrado y sin uso conllevaría al deterioro".

Manzano, incluso, plantea que en el mismo palacio se habilite alguna de las dependencias de menos valor artístico para que acoja un museo relacionado con la duquesa recién fallecida. "Cayetana ha sido una persona vinculada a la historia reciente de Sevilla. Serían muchas las personas a las que les gustaría visitar un espacio que albergue sus fotos, su colección particular de cuadros que adquirió y otros que ella pintó así como los carteles de toros que guardaba", explica el arquitecto. Una propuesta que añadiría aún más interés al que ya tiene el palacio que, además, fue donde se desarrolló la infancia de Antonio Machado, reflejada en los versos que hablan de la luz, la fuente, el huerto claro y el limonero como recuerdo de su niñez.

No sería la primera vez que la Casa de Alba abre al público una de sus residencias. Desde hace unos años lo viene haciendo con el palacio madrileño de Liria, sede de la fundación que gestiona los bienes de la familia aristocrática. Eso sí, para visitarlo -de forma gratuita- hay que solicitarlo por correo electrónico o fax. La lista de espera ha llegado al año y medio. Sus puertas se abren una vez a la semana para recibir por separado a dos grupos que cuentan con una hora para recorrer la planta donde se encuentran la espectacular biblioteca y una colección de óleos de Tiziano, Goya o Federico de Madrazo.

El de Liria está considerado como el hermano menor del Palacio Real. Se construyó en el siglo XVIII. El de Las Dueñas, por contra, hunde sus raíces a finales de la Edad Media. Su importancia, según Manzano, radica en que simboliza la transición entre el mudéjar y el renacimiento. Es más, se puede decir de él que supone un paso adelante respecto al Alcázar y la Casa de Pilatos. "Aquí, pese a existir aún bastantes elementos decorativos del mudéjar, ya hay más piezas renacentistas que en los otros dos", detalla el arquitecto. Prueba de que en su construcción se emplearon elementos de un estilo nuevo son los motivos ornamentales del llamado "plateresco Cisneros", desarrollado principalmente en Toledo, algo que evidencia que en su decoración trabajaron artistas de aquella ciudad junto a los sevillanos.

El origen del palacio se remonta a la Guerra de Granada, cuando la familia de los Pineda tuvo que vender varias propiedades a los Ribera para pagar el rescate de uno de sus miembros, que estaba cautivo. Otros escritos desmienten esta teoría. Contradicciones al margen, como recoge el libro El Palacio de las Dueñas y las casas-palacio sevillanas del XVI, escrito por Teodoro Falcón, fue en 1496 cuando Catalina de Ribera, viuda de Pedro Enríquez, compró las casas existentes en este solar. Sevilla era entonces el primer puerto del mundo tras descubrirse América. A Catalina de Ribera se debe la mayor parte del diseño con el que se configuró el palacio que ha llegado a la actualidad. Las intervenciones posteriores más importantes se desarrollaron a principios del pasado siglo, cuando se ajardinó el patio principal, con lo que se eliminó el enlosado renacentista con el que fue concebido.

Aparte del valor arquitectónico, el palacio contiene casi 3.000 piezas que tardaron tres años en inventariarse por la Consejería de Cultura para que todo el conjunto fuera declarado BIC. De esta forma, se evita que dicha colección (que incluye artículos diversos como cubertería, jarrones, cuadros y muebles)salga de Andalucía. Bernardo Bueno reconoce la colaboración de la duquesa y su primogénito en esta "ardua" labor. Bienes que en un futuro podrían quedar expuestos al público. Todo depende ahora de lo que la Junta exija y de la disposición de la Casa de Alba.

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