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Sevilla

Comida tradicional y moderna se mezclan entre hierro y cristal

  • El mercado del Barranco abre sus puertas para convertirse en un referente gastronómico y turístico.

"Creo que va a ser un éxito y le va a dar más vida comercial al barrio", exclama Rafael Sánchez, que vive a escasos metros de la antigua lonja del pescado. Como cientos de vecinos de esta zona de la ciudad y otros puntos acudió este martes a ver "la nueva atracción": el mercado gastronómico de las Naves del Barranco, que abrió sus puertas con puntualidad inglesa a las 10:00 ante una numerosa presencia de medios de comunicación, muchos de ellos de la prensa rosa (era la primera aparición pública de Fran Rivera tras su ausencia en el funeral de su ex suegra, la duquesa de Alba). 

Con el objetivo de convertirse en un referente gastronómico y turístico de Sevilla, los fogones de 18 puestos -Mushi (que estará dedicado a la comida japonesa con un toque sevillano) se encuentra en obras y otro aún no ha sido adjudicado- se encendieron por primera vez mientras los nervios y las prisas se percibían entre los encargados, camareros y cocineros. Con una capacidad para 2.000 personas (70 se podrán sentar en el interior, 300 en la terraza que rodea al edificio), este mercado gourmet combina las comidas tradicionales con otras más modernas. En la misma línea camina su decoración, que busca dar un toque acogedor a través de su iluminación y sonorización: mesas altas y bajas se funden con sillas de plástico y acero de varios colores. 

Esta nueva iniciativa gastronómica fue inaugurada por el ex torero (uno de los ocho socios, entre ellos el periodista Carlos Herrera) y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, quien declaró que el mercado recupera un espacio importante en un sitio emblemático entre Sevilla y Triana y es el primero de estas características que se realiza en la ciudad. La apertura ha creado 130 puestos de trabajo y más de 400 indirectos, "lo que permite que muchos jóvenes encuentren aquí su proyecto de vida". 

En el horario de diez de la mañana a doce de la noche de domingos a jueves, y hasta las dos de la madrugada los viernes y sábados, los visitantes podrán consumir los productos de los distintos puestos a unos precios asequibles. En Échale huevos a las papas encontramos productos ecológicos directos de la granja y unas patatas moradas de origen francés que tienen el mismo sabor que las normales pese a su llamativo color. En la marisquería podemos degustar una mariscada por 12 euros (800 gramos): "Nuestros precios se pueden encontrar en cualquier pescadería, incluso vendemos más baratos", desvela uno de los camareros. El motivo no es otro que el mismo dueño del puesto es el propietario de la distribuidora Distribuimar: en la carta encontramos que un plato de gamba blanca de Huelva no llega a los diez euros. Otro de los productos estrella son las croquetas, que un puesto especialista las vende de rabo de toro; jamón ibérico; setas, espinacas y trufa; o gorgonzola. "La carta varía cada dos o tres meses, y el cliente se las puede llevar a casa para freírlas allí", asegura el dueño tras desvelar que en dos semanas abrirá un local similar en la vecina Córdoba. No todo es comer, para beber nos encontramos con La fábrica de Cruzcampo, que se sitúa en el centro del mercado con unos 4.000 litros que son servidos a 1,20 euros por los siete trabajadores colocados detrás de la barra. Lo más novedoso es la posibilidad de consumir una cerveza 24 horas después de su elaboración gracias a una innovadora tecnología. Alberto y Vino es el otro puesto de bebidas. Se trata de una vinoteca gestionada por los propietarios de Bodegas Izadi (entre otras empresas), quienes apuestan por productos andaluces como los caldos de Sanlúcar de Barrameda.

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