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Calle Rioja

Una postal de torero con gitana y la Giralda al fondo

  • Evocación. El último premio Cervantes, Juan Goytisolo, pasó por Sevilla hace mucho, antes que sus hermanos, se alojó en el Inglaterra y renovó su entusiasmo por el heterodoxo Blanco White.

LOS dos recordamos aquella entrevista. Es la única vez que he trabajado con Julio Muñoz, fotógrafo de la agencia Efe. No sé por qué, pero ese día él le hizo las fotos a Juan Goytisolo en el hotel Inglaterra. Recuerdo la charla en una nebulosa de la que emergen el entusiasmo del escritor con José María Blanco White, no en vano el nuevo premio Cervantes fue uno de los primeros que reivindicó la obra y la heterodoxia del sevillano de la calle Jamerdana, y el servicio militar.

La novela Señas de identidad (Seix Barral) la adquirí el 29 de mayo de 1976. El mismo mes que apareció El País en cuya portada venía Goytisolo en su casa de Marraquech. Fue la primavera de la Eurocopa de Yugoslavia y el gol de Panenka a Alemania. La del Libertad sin ira de Jarcha. La leí hace muchos años, pero tengo una lectura anotada, que diría un curso, de una revisión posterior.

Hace un par de años, Juan Goytisolo iba a dar la conferencia de clausura del congreso que anualmente organiza en Jerez la Fundación Caballero Bonald. Era, además, sobre heterodoxos. A través de Pepa Parra, de la Fundación, concerté una entrevista con el segundo de los Goytisolo con motivo de su viaje a Jerez. Gestión que se fue al garete por una indisposición del escritor que le impidió acudir al congreso. Como en un acto de justicia poética, el mismo Caballero Bonald que por incomparecencia de su coetáneo leyó la conferencia de Goytisolo, ha sido el que como presidente del premio Cervantes dio a conocer el ganador y sus méritos.

Dos autores de la generación del cincuenta con el Nobel de las letras hispanas. "Juan Goytisolo nació en Barcelona en 1931 y reside en París desde 1956", se lee en la solapa de Señas de identidad. Ese año parisino es el mismo de las memorias filipinas de Gil de Biedma, Retrato del artista en 1956, en la que Juan Goytisolo aparece al regreso del poeta a Barcelona después de hacer su informe sobre la Compañía General de Tabacos.

Me gusta escribir la fecha en la que termino los libros. Los libros que termino, me refiero. Señas de identidad en esta relectura la acabé el 28 de diciembre de 2012. Parece una inocentada, pero a continuación escribí que ese día había visto en el cine El Hobbit y un día antes había tomado posesión Artur Mas como presidente de la Generalitat. Detrás apunté una referencia a Wifredo el Velloso, que por cierto da nombre a una caseta de la Feria de Sevilla de la que es socio mi amigo Jean-Paul Goujon. "... vino a ser entonces la capital de la Marca Hispánica frente al Imperio Mahometano Wifredo el Velloso logró convertir en hereditario el título de Conde de Barcelona en el año 897", escribe Goytisolo en el desahogo final de la novela.

El protagonista de la historia es un fotógrafo, dato que le agradará a Julio Muñoz en este recuerdo compartido. Se la dedica a Monique Lange, su mujer francesa, ya fallecida, y se abre con sendas citas de Quevedo, Larra y Cernuda. "Mejor la destrucción, el fuego", dice la del poeta de Acetres. Hay una referencia a la Feria de Abril, ganas de ver a Luis Miguel Dominguín toreando en la Maestranza, "no hay nada en el mundo más alegre que el barrio de Triana". Turistas, emigrantes y exiliados son los grandes protagonistas en el trasiego de este libro iniciático.

En Coto vedado da detalles Juan Goytisolo de la estirpe. A sus hermanos también los conocí en Sevilla. A José Agustín Goytisolo en La Carbonería, en un encuentro de poetas con el del medio de los Panero; con Luis Goytisolo compartí un viaje en coche hasta El Puerto de Santa María, a la fortaleza de Purullena, los mismos escenarios de un viaje juvenil que el benjamín de la terna había hecho con el cineasta Vicente Aranda y el arquitecto Ricardo Bofill.

Música de Miles Davis, un cuba libre con sones de Mahler, una charla tabernaria sobre Queipo de Llano en París y un poema profético de Antonio Machado que se cumplió en 1963, el año que murió Cernuda y se supone que transcurre la acción de Señas de identidad, título que la actualidad ha convertido en ironía, escrita con las entrañas y transpirada de hiel: "...si la sociedad española es intolerante, se debe ante todo al hecho de que hay un maniqueo oculto en el corazón de todo español".

Goytisolo en el hotel Inglaterra. En la ciudad que también aparece en su novela. Un cartel taurino para turistas con Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, here, your name, el tercer hombre, "una multitud de curiosos examinaba dos composiciones fotográficas en las que un torero (sin cabeza) clavaba (con estampa de maestro) un par de banderillas y una gitana (sin cabeza igualmente) se abanicaba (muy chula ella) frente a una maqueta de la Giralda".

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