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Sevilla

Cita contra el olvido en Don Remondo

  • Teresa Jiménez-Becerril y Zoido abogan por que los etarras cumplan sus condenas íntegramente.

"Aquí yo no puedo entrar. Es muy complicado para mí". Con estas palabras rompió el silencio que reinaba en la tarde de ayer en la esquina de la calle Don Remondo con Cardenal Sanz y Fores Teresa Jiménez-Becerril, eurodiputada del Partido Popular y hermana y cuñada de Alberto Jiménez-Becerril y Ascención García. Se cumplían 17 años de la noche en que el entonces teniente de alcalde del gobierno municipal de Soledad Becerril y la procuradora de los tribunales de Sevilla fueron asesinados por miembros de la banda terrorista ETA en este céntrico punto de la ciudad. Como cada 30 de enero, y con la placa que inmortaliza aquella barbarie como testigo, autoridades municipales, autonómicas y nacionales, ciudadanos y familiares de las víctimas se reunieron para homenajear a Alberto y Ascen, como cariñosamente se recuerda a la pareja, y "para no olvidar quién es ETA, ésos que te disparan por la espalda", aseveró Jiménez-Becerril.

"Sevilla no os olvida", se leía en la corona de laurel que, pocos minutos antes de las siete de la tarde, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, colocó bajo el azulejo que recuerda a la pareja asesinada. La estrechez de la calle parecía haber aumentado. Decenas de ciudadanos anónimos hicieron un hueco ayer en sus agendas para asistir al homenaje. "Si olvidamos, estamos perdidos. Ellos no pueden ganar", justificó un vecino de la zona que acudió al acto.

La tradicional cita en Don Remondo se desarrolló tras la misa que se ofició en la Capilla Real de la Catedral minutos antes en memoria del matrimonio fallecido. Teodoro León, vicario general, inició la oración que fue preludio de la intervención de Teresa Jiménez-Becerril. La eurodiputada del PP, con la voz prácticamente rota y respaldada por su hermano Francisco y su sobrino Alberto, entre otros familiares, fue clara al asegurar que a su hermano y a su cuñada los mataron los mismos que hoy gobiernan en muchos municipios vascos o que son cómplices de los terroristas. Asimismo, pidió que los culpables de estos crímenes cumplan íntegramente sus condenas y que desde las instituciones se intente "que esa gente deje de sentarse en los sillones que nunca debieron ocupar". La declaración "Yo soy Alberto y yo soy Ascen" acercaba el final de su discurso, momento en el que exigió para los fallecidos memoria, dignidad y justicia, y aseguró que, en Sevilla, "no confundimos a los héroes", en alusión a los homenajes que reciben algunos terroristas o cómplices de ETA.

Las palabras de Jiménez-Becerril, unidas al aire gélido que trajo la noche a Sevilla y al crudo recuerdo de aquel suceso, congelaron el semblante de quien presenció el acto. Soledad Becerril, Defensora del Pueblo y alcaldesa de la ciudad cuando la pareja fue asesinada; Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del Partido Popular de Andalucía; Rafael Catalá, ministro de Justicia; los ediles municipales Gregorio Serrano, María del Mar Sánchez Estrella y Javier Landa, entre otros, junto al líder de la oposición socialista en el Ayuntamiento, Juan Espadas, fueron algunas de las autoridades que acompañaron a Juan Ignacio Zoido cuando el primer edil sentenció que "las cosas no deberían salirle gratis a los asesinos". El alcalde de Sevilla centró su discurso en el hijo de la fallecida pareja, Alberto. Con apenas 5 años, dormía junto a sus hermanas a pocos metros del lugar donde mataron a sus padres. Zoido abrazó al joven tras afirmar que ni él ni sus hermanas tenían por qué saber lo que era un atentado, no entonces, y por eso Sevilla seguirá recordando que unos terroristas asesinaron a Alberto y a Ascen porque creían en la democracia y servían a los sevillanos. Y el silencio volvió a Don Remondo, aunque sin dejar lugar al olvido.

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