Ni la Universidad de Sevilla ni la Pablo de Olavide están dispuestas a aplicar en estos momentos el modelo denominado 3+2 que fue aprobado ayer, mediante un real decreto, por el Consejo de Ministros. Los rectores de ambas instituciones académicas coinciden en señalar que la convergencia con Europa no debe realizarse a través de aspectos de forma, sino que la homologación ha de venir por los contenidos de cada titulación.

Quienes vayan a ingresar el próximo curso en las universidades públicas sevillanas pueden estar tranquilos. A la oposición de la Junta a aplicar la reforma estatal -de carácter optativo- se suma la negativa de los rectores de la Hispalense y la Olavide a llevarla a cabo. Así lo afirmaron ayer, respectivamente, Antonio Ramírez de Arellano y Vicente Guzmán tras conocerse la aprobación del Consejo de Ministros.

El primero de ellos indicó que no es el momento adecuado para dicho cambio por "precipitado, irreflexivo y por la vigencia del Decreto 14/2012, que supone un elevado coste de los másteres". En ese sentido, el rector de la Universidad de Sevilla lamentó que el Gobierno no haya escuchado los "reiterados" llamamientos de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y el dictamen del Consejo de Estado. "En repetidas ocasiones han manifestado que no se dan las circunstancias necesarias para implantar un modelo que puede contribuir a un mayor desequilibrio de nuestra oferta universitaria, su estructura y la forma de organización de los estudios", aclara Ramírez de Arellano.

Este rector insta a la Junta a establecer una moratoria en la aplicación de la normativa estatal, que ha de centrarse en tres ámbitos: la calidad de la formación, igualar lo antes posible los precios públicos en grados y másteres con los valores más bajos y garantizar la igualdad de oportunidades así como el mérito en el acceso a los títulos universitarios.

El rector de la Olavide, por su parte, insiste en que hay que analizar las consecuencias de esta reforma en la captación de estudiantes, la financiación autonómica y las tasas. "En las actuales circunstancias, propongo que se continúe con el modelo del 4+1, pues el que ofrece el Gobierno puede tener efectos muy negativos", afirma Guzmán.

La convergencia con Europa también es cuestionada por este rector, quien asegura que en recientes fechas se ha suscitado en Alemania el debate sobre la conveniencia de seguir con las titulaciones de tres años o alargarlas un curso más. En todo caso, Guzmán mantiene que la homologación de los estudios y la posterior inserción en un mercado laboral "mundial" hay que centrarse en los contenidos y no en la duración de los grados.