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Calle Rioja

Dos viajes a 'Cádiz la Chica'

  • Paralelismo. Tony Benítez viaja a Puerto Rico en 1970. Ese año nace Esther Amo, que el año pasado llevó sus creaciones a la isla caribeña. Mapa común de maestro y discípula.

CALLE Placentines. Dos personas toman café en el bar Ruiz. Tienen tantas cosas en común, algunas sorprendentes, pese a pertenecer a generaciones bien diferentes, que el cronista los emplaza para que al día siguiente, en el mismo sitio y a la misma hora, hablen de esas afinidades.

Tony Benítez (Sevilla, 1935) cumplirá 80 años el próximo día 17 y estudia Bellas Artes de oyente. Estajanovista del buen gusto, fue botonero, a mucha honra, y ha diseñado trajes para Diana de Gales, la duquesa de Alba, la reina Sofía y las infantas Elena y Cristina, a ésta con 15 años. Esther Amo (Córdoba, 1970) es diseñadora, pintora y orfebre. Tony luce sombrero, Esther nació en una familia de sombrereros.

El año que nació Esther Amo es múltiple del año que nació Tony Benítez. El diseñador trabajó de ATS en el mismo hospital Macarena donde la diseñadora dio a luz. Pero en este encuentro hay un topónimo fundamental: Puerto Rico. Los dos protagonistas de esta historia conforman una especie de estado libre asociado de tendencias y atrevimientos.

Tony Benítez empieza a dibujar en una servilleta de papel. Es un chaleco barroco. Es un esbozo de un traje que hizo para Carmen Sevilla. Esther Amo nació justo en la mitad del año 1970, el verano del último Mundial de Pelé. Ese mismo año, Tony Benítez, ya asentado en Madrid con su tienda, "Tony. Botones. Hebillas. Cinturones. Maldonado, 24", se fue tres meses a Puerto Rico llamado por una cadena de boutiques.

"Llegué a Puerto Rico y empecé a llorar, pensé que estaba en Cádiz. A San Juan de Puerto Rico todavía la llamaban Cádiz la chica", dice Tony Benítez. El diseñador estuvo en la isla caribeña tres meses. Esther Amo viajó cuatro décadas y media después, febrero de 2014, e intercambia vivencias con un amigo, un maestro al que conoció en el Museo de Carruajes de la plaza de Cuba cuando el decano de la alta costura impartía un taller sobre cómo colocarse las mujeres la mantilla.

Esther Amo fue a Puerto Rico para participar con sus joyas y complementos, expuestas en un desfile por modelos autóctonos. "El desfile fue en la galería de arte de Walter Otero. Lo vendí todo, me han vuelto a llamar. Después nos fuimos a una especie de Fun Club, un local que era sala de exposiciones y donde daban conciertos". Viajó con escala en el JFK de Nueva York. "He ido a Puerto Rico sin ser asturiana ni gallega, siendo de Córdoba".

La diseñadora cordobesa se alojó en el Hilton, el mismo hotel donde hace casi medio siglo Tony Benítez iba todas las tardes a merendar. "Como es una isla, la moda es muy local", dice Esther Amo, "pero en temas como la alimentación o la hostelería es una sociedad muy norteamericana". No así en la defensa del lenguaje. El Stop de la señal de tráfico es allí Pare; en las papeleras se anima a ejercer el civismo con el mensaje Bote el pote en el pipote.

Han improvisado un consulado boricua entre Francos y Placentines. Tony Benítez reconquistó Sevilla después de muchos años trabajando fuera de sus raíces. "Cuando llegué a Ginebra, me dije a mí mismo que allí me iba a quedar para toda la vida. Me encantó la educación suiza, el amor por las flores y las plantas. Y el silencio. Sevilla es de las ciudades donde más fuerte habla la gente. Cuando hay ocho personas, hablan catorce. Hablan todos a la vez y no dicen nada".

De Suiza volvió a España con escalas en Marbella y en Madrid, una ciudad que califica con un polisílabo pronunciado con delectación. "Ma-ra-vi-llo-sa, me da igual lo que piensen los demás".

Esther Amo divisible de este múltiple Tony Benítez. Los dos han combinado el diseño con el dibujo. Diseñar es dibujar en un sentido dinámico: los cuadros no caminan, los cuerpos sí. Y es saludable que lo hagan. Benítez empezó de la nada. "Iba vendiendo botones casa por casa. Di con una firma, Rango, de la que eran clientas la Casa Real o Cayetana de Alba. La gente no se ha dado cuenta de que España ha perdido a todo un personaje. Me da una pena cuando veo sus dibujos...".

La madre de Tony Benítez murió con 102 años. Las dos abuelas de Esther Amo fallecieron con un día de diferencia, una con 99 años en Mérida, otra con cien en Córdoba. Como los dos pintan, sale el nombre del manchego Antonio López. Tony Benítez conoció al pintor y estuvo en Tomelloso para diseñar el traje de boda de una sobrina del artista. En la conversación sale otro Antonio López (1943-1987), un artista portorriqueño cuyo legado percibieron Tony y Esther en sus respectivas visitas. Aplicó su sensibilidad al mundo de la moda, en París se asoció con Karl Lagerfeld y fue descubridor de talentos como Jessica Lange o Grace Jones. "Fue diseñador y fotógrafo de Nati Abascal, con la que coincidí en Puerto Rico", dice Benítez.

No les importaría volver a ese país. Tony Benítez vivió en el barrio de Santurce. La zona en la que estaba la galería donde desfilaron las modelos con los complementos de Esther Amo le recordaba a la diseñadora "la zona de San Marcos, San Luis en Sevilla". El pabellón de Puerto Rico en la Expo 92, cita de los visitantes con la piña colada, se convirtió después en oficina de Correos. Una hermosa metáfora de esta mensajería de ángulos y sensaciones. El 92 fue año olímpico. En la cita anterior, Seúl 88, Puerto Rico le propinó una histórica paliza a la selección española que cuatro años antes había conquistado la medalla de plata en los Juegos de Los Angeles.

Los bares son como autobuses urbanos. Se llenan y vacían en vaivenes fortuitos. "No soporto tanto ruido, las voces, la máquina del café, los vasos". Benítez sabe que su evocación de la tranquilidad helvética, años de Ginebra, es enfado de cariño, revuelta de café. Reinas, infantas, duquesas, artistas, ilustres plebeyas. La verdadera dama a la que nunca dejó de vestir se llama Sevilla. Dicho junto a una cordobesa con la que comparte esta pasión por Cádiz la chica. El primer viaje de Colón. Y el segundo.

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