religión · la situación de las órdenes

La globalización monacal

  • Carmelitas, dominicos, franciscanos y jesuitas han llevado a cabo un proceso de unión de sus provincias eclesiásticas. Sevilla, por ahora, no se verá afectada por el cierre de las sedes.

Claustros donde reina el silencio. Y la soledad. Los conventos que siglos atrás estaban colmatados de frailes se han convertido en espacios casi vacíos en los que se cuenta con los dedos de una mano el número de personas que visten los hábitos. Es la realidad de las órdenes religiosas con presencia en la capital andaluza, que en los últimos años han llevado a cabo un proceso de unión, mediante el cual han desaparecido o disminuido las diversas provincias eclesiásticas en las que se administraban para convertirse en una sola. Una globalización monacal que, por ahora, no afecta de lleno a Sevilla.

Un ejemplo reciente de lo descrito es lo sucedido los últimos días en los carmelitas. El pasado jueves concluyó el mencionado proceso. Esta orden funcionaba en España hasta ahora a través de siete provincias. A partir de este momento lo hará con tres. Aragón, Valencia, Castilla, Burgos y Andalucía quedarán bajo la denominación de provincia de Santa Teresa de Jesús, haciendo honor a la mística abulense de cuyo nacimiento se cumplen cinco siglos.

Los carmelitas tienen su sede sevillana en el Convento del Santo Ángel, en pleno centro. Actualmente son cinco religiosos los que están al cargo de este templo. Su prior es Francisco Javier Jaén. "Yo soy el tercero de diez hermanos. Familias de este tipo son impropias de esta época, lo que ha propiciado una bajada en la natalidad. A ello se une también la pérdida de vocaciones", explica el prior del Santo Ángel, quien asegura que la media de edad de los integrantes de esta orden en Sevilla roza los 60 años.

Esta falta de vocación es la que llevará a cerrar varias sedes en Cataluña, Aragón y Valencia. No así en Andalucía. La forma de sustentar los templos y conventos a su cargo consiste, principalmente, en las capellanías que tienen a su cargo, que además del Santo Ángel, incluyen el convento de las Teresas en Santa Cruz y las hermandades de Montserrat, la Estrella y los Gitanos. "El cepillo y pasar la canasta en misa son fundamentales para nuestra supervivencia", indica el prior.

En los dominicos la unión provincial será efectiva a partir de 2016, cuando se conmemoran los ocho siglos de su creación. Este proceso tampoco afectará a las dos sedes que posee en Sevilla: las de San Vicente y San Jacinto. La primera cuenta con ocho frailes -a los que suman los 11 integrantes del noviciado- y la segunda, con cuatro. La mayoría de los jóvenes que acceden a esta orden han acabado sus estudios obligatorios. Resulta curioso que una gran parte procede de Angola, Guinea y Portugal. Estos aspirantes estudian Teología en la facultad que la orden posee en Valencia. Con la próxima unión, desaparecerá la provincia bética, en la que se encuentra Sevilla, para unirse a las actuales de España (desde el Guadiana hasta el norte), Portugal, Aragón (que incluye Aragón y Valencia) y Filipinas (que abarca este país además de Japón y China).

Esta unión contribuye a la movilidad geográfica de los religiosos. Es decir, a partir de ahora un fraile podrá ser destinado a otro punto del país o al extranjero. Se trata de uno de los fines fundacionales de estas órdenes, principio que se había perdido con el paso del tiempo. "Consiste en una profunda revitalización, pues la itinerancia es uno de nuestro principios". Así define el prior del convento de San Buenaventura, fray Manuel Domínguez Lamas, la unión de las seis provincias franciscanas de España -a la espera de que sumen Galicia y País Vasco- en una sola, que ha pasado a llamarse de la Inmaculada Concepción, proceso que ha durado diez años. Esta orden de gran vinculación con Sevilla mantiene tres sedes en la provincia: Loreto, con 20 frailes (aquí se encuentran, además del santuario, la enfermería y la casa de espiritualidad); el convento de Nuestra Señora del Águila, situado en Palmete y atendido por tres religiosos; y el referido de San Buenaventura, con 11 miembros.

La edad media de ingreso a esta orden suele ser de 30 años. Para acceder a ella hay que contar con el Bachillerato y haber superado la Selectividad. Quienes quieran ingresar en ella han de pasar por el denominado proceso de acompañamiento que se lleva a cabo en Ávila. Luego continúa con el postulantado en el santuario sevillano de Loreto. A esta fase le sigue la de noviciado en Valencia. Y, por último, se procesa con un periodo de formación en Murcia.

Otra orden con gran presencia en Sevilla es la de los jesuitas. La Compañía de Jesús mantiene cuatro sedes en la capital andaluza: la Iglesia del Sagrado Corazón (en la calle Jesús del Gran Poder), la Iglesia de Portaceli (en Nervión) y las parroquias de San Antonio de Padua y del Inmaculado Corazón de María (ambas en Torreblanca, donde también tienen la capilla de San Francisco Javier y Nuestra Señora del Camino). A ellas se unen el centro de espiritualidad y casa de ejercicios San Pablo (en Dos Hermanas), el centro cultural Pedro Arrupe (en Nervión) y el centro Loyola (en Jesús del Gran Poder). También destaca su labor educativa con la Fundación Universidad Loyola y las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA). Los miembros de la compañía en Sevilla suman 35.

El proceso de unión provincial concluyó el pasado 21 de junio. Esta modificación sólo ha afectado a la casa que los jesuitas poseían en Manuel Siurot, que servía de sede administrativa para la provincia bética, que desapareció como tal. La compañía ha enfocado el proceso con el fin de aplicar "orientaciones comunes" y conseguir una planificación "más rentable".

Fías, porfías y cuestión con cofradías

¿Cómo se integran estas órdenes en Sevilla? ¿Cómo es su relación en el día a día con la ciudad? Un claro indicador de este vínculo lo conforman las cofradías, la máxima expresión de la religiosidad popular. Los carmelitas, en este caso, no dejan lugar a dudas. Su relación con hermandades como los Gitanos, Montserrat o la Estrella es más que evidente. Unas corporaciones que, según el prior del Santo Ángel, Francisco Javier Jaén, suelen ser un "campo para buscar vocaciones". Pese a la buena relación existente con las hermandades, "son pocos los jóvenes que deciden dar el paso", refiere el prior. Los franciscanos siempre han mantenido una vinculación histórica con las cofradías; de hecho, en el convento Casa Grande San Francisco (actual Plaza Nueva) se fundaron muchas de ellas. Esta orden abandonó hace poco el convento de San Antonio de Padua debido a que sus instalaciones -sin ascensor- dificultaban la vida de los frailes más longevos. Esta sede fue cedida al Buen Fin. Precisamente en la calle San Vicente se encuentran los dominicos, una orden cuya relación en San Jacinto con las cofradías trianeras ha sido polémica. El prior, Miguel de Burgos, reconoce que las hermandades tienen "un papel importante en la evangelización, aunque nosotros tenemos una visión pastoral posconciliar, muy distinta".

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