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Sevilla

Los policías locales que asistieron al polaco aseguran que estaba "hecho polvo"

  • Un trabajador social se tuvo que dirigir hasta en "tres ocasiones" al médico para preguntar si estaba en condiciones de abandonar el hospital.

Los dos policías locales que asistieron en un primer momento al polaco Piotr Wiktor Piskozub, que falleció el 2 de octubre de 2013 en la cola de la comida del albergue municipal, han asegurado a la juez que investiga una posible negligencia en la atención sanitaria, que el joven estaba “hecho polvo” y presentaba un estado "muy delicado", con una "extremada delgadez, permanentemente tosiendo y no se sostenía en pie", por lo que decidieron pedir una ambulancia para trasladarlo al hospital en lugar de requerir la presencia de los servicios sociales.

El testimonio de estos dos policías locales y el de un trabajador social que posteriormente intervino en el traslado al albergue municipal contradice las manifestaciones realizadas por los cuatro profesionales sanitarios imputados en la causa –tres médicos y un enfermero-, al señalar estos agentes que aunque era "evidente" que había una situación de "problemática social" en el joven polaco, al comprobar la "fragilidad" de su estado de salud, decidieron "priorizar" la atención sanitaria y por eso alertaron a la ambulancia y no a los servicios sociales.

Los policías locales insistieron en que el joven presentaba un estado de "extrema delgadez" y "no se sostenía en pie", un testimonio que fue corroborado por el trabajador social que acudió al hospital Virgen del Rocío a recogerlo una vez que recibió el alta. "Hacía muchos años que no veía a una persona tan extremadamente delgada", ha asegurado el trabajador social, que ha explicado que tuvo que hablar hasta en "tres ocasiones" con el médico que le había atendido para ver si realmente se lo podía llevar, porque no lo veía en condiciones, incluso tras haber hablado con el polaco, que tuvo que ser trasladado en una silla de ruedas porque seguía sin poderse mantener en pie.

Los tres testigos que declararon hoy en el juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla coincidieron en que todos los signos externos evidenciaban el problema de salud que tenía la víctima, dijeron fuentes del caso, que añadieron que ésta es la prueba de que los protocolos de intervención en estos casos son deficitarios y ofrecen lagunas.

Estos testimonios se contradicen con las manifestaciones de los imputados, como el último en declarar, el enfermero que recibió a Piotr Wiktor Piskozub en el servicio de Urgencias del hospital Virgen del Rocío y que en enero pasado aseguró a la juez que sólo apreció una posible “problemática social”, por cuanto coincidió con otros médicos imputados en que el joven sólo quería “dormir y comer” y no vio que tuviera fiebre o tosiera.

El enfermero explicó que la madrugada del 2 de octubre de 2013 recibió al polaco en la sala de Triaje o clasificación del servicio de Urgencias. Según este nuevo imputado, cuarto en esta causa judicial junto a otros tres médicos, el paciente llegó sin informe de asistencia ni identificación y a su llegada le dijo que "unos amigos malos lo habían dejado allí" y él sólo quería "dormir y comer".

El enfermero añadió que dispone de un minuto o minuto y medio para hacer la clasificación de los pacientes y en este caso no apreció que tuviera fiebre o tosiera, por lo que finalmente lo clasificó como "problemática social", expresión a la que añadió tres signos de interrogación para dar a entender que se trataba de una posibilidad, puesto que no tenía informes que lo corroborasen.

En diciembre pasado declaró también como imputado el Médico Interno Residente (MIR) del servicio de urgencias del Hospital Virgen del Rocío que atendió al joven polaco Piotr Wiktor Piskozub –que falleció el mismo 2 de octubre de 2013 en el albergue municipal cuando esperaba en un sofá junto a la cola de la comida- y quien afirmó que no advirtió "ningún síntoma" para hospitalizarlo después de haberlo auscultado, a pesar de que según los forenses hubiera sido preceptivo que se le hiciera una analítica y una radiografía. En la causa hay imputados otros dos médicos que aseguraran en su comparecencia que no habían intervenido en el tratamiento dispensado.

El tercer médico imputado le dijo a la juez que el paciente, más allá de su propio deterioro físico, no presentaba "ningún síntoma" que hiciera presagiar el fatal desenlace que se produciría tan sólo unas horas después, y añadió que el problema del joven era de comida y alojamiento, por lo que hizo "todo lo posible" por ayudarlo.

El imputado relató que el polaco le dijo que era alcohólico y que no comía, y afirmó que tras recibir el alta le dio las gracias por cómo lo había tratado.

La imputación de los profesionales sanitarios se produce después de que el informe forense encargado por la magistrada atribuyera la muerte de Piotr Piskozub a una posible negligencia, por cuanto dada la "delgadez extrema" y la desnutrición severa que presentaba el joven era "preceptiva" su hospitalización y la realización de pruebas complementarias, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

El informe forense recordaba que el joven pesaba sólo 45 kilos, medía 1,85 metros y tenía 62 centímetros de perímetro abdominal, por lo que presentaba un índice de masa corporal de 12,6 kilos/m2, lo cual es "indicativo de delgadez extrema según la OMS y sugestivo de desnutrición severa". 

El paciente ingresó en el hospital sobre las 00:29 del 2 de octubre de 2013, y lo único que pidió es "comer y dormir bajo techo", y tras ser explorado recibió el alta médica a las 02:06, después de que los médicos descartaran la necesidad de hacer pruebas complementarias y siendo derivado a los servicios sociales municipales. 

El estudio forense ponía de manifiesto que "a pesar de que la exploración realizada resultase inespecífica, destacándose la ausencia de signos de proceso infeccioso y sintomatología respiratoria, el paciente presentaba un estado de desnutrición, el cual ya fue detectado durante la primera asistencia y recogido en la historia clínica". 

La hospitalización, según el informe forense, era preceptiva por dos aspectos, para tratar de manera específica la malnutrición -corregir las carencias, suprimir las anomalías metabólicas e iniciar la alimentación- y para "realizar las pruebas complementarias pertinentes para diagnosticar las posibles situaciones que puedan originar una malnutrición secundaria". Entre esas pruebas debía habérsele realizado una analítica de sangre -que incluya hemograma y bioquímica- y una radiografía de tórax.

En esta investigación judicial ha declarado como testigos el coordinador de Urgencias del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, quien aseguró que la atención que se le dispensó a este paciente fue "exquisita" por parte de todos los profesionales. Según dijo este testigo, se siguieron los protocolos sanitarios y se hizo todo lo que tenía que hacerse e incluso afirmó que tenía conocimiento de las pruebas que se le realizaron porque se lo comentó el propio Médico Interno Residente (MIR) que asistió a Piskozub.

Una médico adjunta al servicio, que también está imputada, aseguró que no participó ni en el diagnóstico ni en el tratamiento a esta paciente y dijo que el joven polaco dijo que se quería ir del hospital. Esta facultativa añadió que sólo apoyó al MIR en la atención y relató que este médico le pregunto cómo se derivaba un paciente a los servicios sociales. En los mismos términos se pronunció el otro médico imputado.

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