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Más cerca del primer trasplante de útero

  • Un equipo liderado por el ginecólogo César Díaz, quien ha participado en intervenciones experimentales en Suecia, inicia los trámites para el primer trasplante de útero en España

El ginecólogo César Díaz, del Hospital La Fe de Valencia, que forma parte del equipo que ha logrado con éxito los primeros trasplantes de útero en Suecia, ha dado un paso más al tramitar los permisos necesarios para poder realizar esta intervención, por primera vez, en España.

"El objetivo de un trasplante de útero es lograr recién nacidos sanos", asevera el doctor Díaz. Tras una década de trabajos experimentales con animales, en 2012 un nutrido equipo de especialistas iniciaron el ensayo clínico en Suecia en el que participaron nueve mujeres. Tres niños han nacido ya tras el trasplante de útero al que se sometieron sus madres. Nacieron en septiembre, octubre y noviembre de 2014; y otro pequeño más viene en camino. Tras el éxito de estos casos, el doctor Díaz se encuentra inmerso en el proceso necesario para lograr los permisos para realizar esta intervención en España y espera que "sea pronto".

El trasplante de útero es una intervención ideada para mujeres con síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito que supone la ausencia de útero y vagina en distintos grados; o pacientes que lo han perdido tras alguna causa médica. Son féminas que ansían ser madres y que, en un futuro, tendrán la opción del trasplante para lograrlo. De momento esta intervención quirúrgica sólo se ha practicado, con éxito, de manera experimental en la Universidad de Gotemburgo (Suecia) de la mano de un nutrido equipo de especialistas de ámbito internacional.

Durante una conferencia celebrada recientemente en el Colegio de Médicos de Sevilla, el doctor Díaz expuso el arduo camino del equipo sueco hasta conseguir practicar los primeros trasplantes de útero. La particularidad de esta intervención reside en que el útero no es un órgano vital, de modo que se trata de un trasplante cuyo objetivo no es curar al paciente de una enfermedad terminal o mejorar su calidad de vida, sino lograr su maternidad.

Como cualquier trasplante vivo, los riesgos quirúrgicos para la donante y para el receptor, así como los efectos del tratamiento inmunosupresor son muy tenidos en cuenta por los comités de ética encargados de dar permisos a técnicas experimentales. Son obstáculos que tienen que afrontar todos los pioneros de la Medicina. El primer bebé nació en septiembre. "Fue una gestación normal hasta la semana 31. La madre tuvo preeclampsia y el niño nació por cesárea con 31 semanas más seis días. La madre y el niño están bien", explica el doctor Díaz. Esta mujer recibió el útero de una amiga de la familia, que se lo donó y, para ello, se sometió a una compleja intervención. Sufrió tres episodios de rechazo y fue tratada con inmunosupresores. Al año, una vez superado el periodo de riesgo para la supervivencia del órgano trasplantado, los investigadores de Gotemburgo le transfirieron un embrión, que nació sano pero de manera prematura.

De las nueve mujeres que participaron en el ensayo clínico, dos perdieron el útero trasplantado por complicaciones tras la intervención, y siete evolucionaron de manera positiva. Seis han logrado gestar, cuatro embriones han evolucionado y tres ya han nacido. El cuarto embarazo sigue su curso. Tras los nacimientos, el útero trasplantado es retirado para evitar que la madre tenga que continuar con inmunosupresores.

En estos momentos el equipo de Gotemburgo se encuentra pendiente de recibir nuevos permisos para realizar cinco trasplantes más en Suecia, donde también han realizado los trámites para realizar el trasplante con órgano procedente de donante cadáver. Con estas primeras intervenciones se abre una nueva puerta para mujeres que nacen sin útero, o que lo pierden, y que desean ser madres.

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