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Airbus se desmarca del directivo que culpa a Sevilla del accidente

  • La compañía responde que es "pronto" para conocer las causas y que se analizan "todos los procesos" El siniestro del A400M revela fuertes tensiones internas entre los países socios

Es muy pronto para saber las causas del accidente del avión militar A400M el pasado 9 de mayo en Sevilla y, por tanto, muy precipitado sugerir que se debió a un problema de calidad en el ensamblaje final del aparato en la capital andaluza. Así lo manifestaron ayer fuentes de Airbus en España, que se desmarcaron de las palabras de un alto ejecutivo de la compañía, Marwan Lahoud, director de Estrategia del grupo, que el jueves puso en el punto de mira las tareas de montaje de la aeronave que se llevan a cabo en Sevilla. Las fuentes llamaron a no especular sobre los motivos del siniestro, que dejó cuatro fallecidos y dos heridos graves, y emplazó a esperar a conocer el resultado de la investigación capitaneada por el Ministerio de Defensa, en la que colabora tanto el fabricante europeo como el resto de proveedores del avión.

"La investigación oficial aún tardará algún tiempo en completarse, no sabemos si se tratará de días, semanas o meses, pero lo más prudente es no lanzar acusaciones sin sentido", indicaron. De hecho, el mensaje oficial de la empresa insiste en que todos los elementos están bajo revisión. "Un accidente no se produce por una sola causa, sino que es fruto de una acumulación de factores y circunstancias; es prematuro aventurarse a culpar a tal o cual sitio", señaló la compañía. Por ello, ahora mismo se está poniendo boca abajo todo el programa, de modo que se están revisando "todos los procesos tanto de fabricación como de montaje del avión, pasando por los motores y los preparativos para el primer vuelo". Una vez que se conozcan las conclusiones, indican, se definirán las medidas correctivas a implantar para solucionar el problema.

El directivo de Airbus había avanzado que las cajas negras del avión siniestrado confirmaban que "no hubo fallo estructural" en el avión, sino "un serio problema de calidad en el ensamblaje final". Es decir, que se había instalado mal en Sevilla el programa de control de los motores y eso fue lo que los averió y condujo al siniestro, según la entrevista concedida por Lahoud al diario alemán Handelsblatt. Desde que se conocieron sus declaraciones el jueves por la noche, las alarmas se han disparado en la compañía y, en particular, en la planta de montaje hispalense (FAL), sobre la que han recaído todas las sospechas.

Portavoces de la compañía, sin embargo, salieron ayer al paso de estos argumentos para negar errores en el ensamblaje del avión militar y para recordar que, de momento, lo único que Airbus ha detectado y comunicado a los países compradores del aparato es un fallo del software del motor -se monta en Múnich (Alemania)- que habría impedido que las órdenes de los pilotos llegasen a los propulsores, con la consiguiente pérdida de control sobre la aeronave. La empresa ya ha mandado revisar el sistema informático de los 12 aviones entregados a los Estados y garantiza que, con sus indicaciones, "podrán volar protegidos al 100%". Los motores del A400M han sido desde un principio una fuente de problemas para el grupo aeroespacial europeo, que acumula años de retrasos y sobrecostes de más de 4.500 millones de euros.

El director de Estrategia de Airbus, Marwan Lahoud, no es una figura cualquiera dentro de la compañía. Es un alto ejecutivo con especial fuerza en Francia, que reporta directamente al presidente de la compañía, el alemán Tom Enders. Con gran manejo de la comunicación y de la relación con los medios, no parece que las palabras de Lahoud sean fruto de un despiste sin más. Por ello, son muchos actores del sector aeronáutico en Andalucía los que apuntan a que hay una intención oscura detrás de su acusación sobre Sevilla. Expertos consultados por este periódico apuntan a que, a raíz del accidente mortal ocurrido en la capital andaluza, los socios del programa de Airbus -Alemania, especialmente- han sacado las garras y están dispuestos a "desprestigiar a España para quitarle cuota de poder y procesos claves como el montaje final del avión militar A400M". Desde la empresa, sin embargo, insisten en que sería una locura desmantelar la FAL y llevársela a otro lugar por la ingente inversión realizada hasta el momento en la planta y los costes extras que esto acarrearía. Sea como sea, lo que sí ha evidenciado el accidente del A400M son las tensiones internas que hay en la compañía y la pugna por el poder.

En medio de este escenario, los países clientes del proyecto -Alemania, Francia, España, Reino Unido, Turquía, Bélgica y Luxemburgo- siguen en conversaciones para ver cómo quedará el calendario de entregas del avión militar, que sufrirá un lógico retraso por todos los escollos a los que se ha enfrentado en los últimos tiempos. Alemania amenaza con pedir una indemnización millonaria por la demora que tendrá que soportar, mientras que España se está mostrando más comprensiva con la situación y está apoyando a la industria sin presiones.

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