Sevilla

Sevilla ante el cambio climático

  • Enrique Figueroa, catedrático de Ecología, realiza mediciones de temperatura, humedad y radiación en distintos lugares para analizar cómo afecta el verano

¿Está Sevilla preparada para el cambio climático? ¿Contemplan las actuaciones urbanísticas que se llevan a cabo en la ciudad medidas que ayuden a combatir las altas temperaturas? ¿Es el mobiliario urbano el más adecuado y está bien ubicado en una ciudad con un verano que se extiende durante casi seis meses? ¿Falta sombra generalizada tanto en el centro como en los barrios? El catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla Enrique Figueroa responde a todas estas preguntas y analiza la imperiosa necesidad de articular un plan a largo plazo para combatir y minimizar los efectos del cambio climático en una zona, como es el Valle del Guadalquivir, en la que sus efectos se sentirán con fuerza.

 

Acompañamos al profesor Figueroa a realizar distintas mediciones en el eje comprendido entre la Puerta de Jerez y la Plaza de San Francisco, uno de los más transitados por propios y extraños. Con un termohigrómetro digital mide la temperatura del aire y la humedad relativa de diferentes zonas. Con un termómetro de infrarrojos comprueba a qué temperatura se encuentran elementos del paisaje urbano; y con un radiómetro mide la radiación (cantidad de luz que se recibe del sol). Estas pruebas se realizan entre las 13:00 y las 14:30, con una temperatura oficial a esa hora de 30 grados, y una brisa que rebajaba la sensación de calor.

 

Las primeras mediciones son en la Puerta de Jerez, más concretamente bajo la pérgola ajardinada del Cristina, "una estructura muy interesante a la que, sin embargo, le faltan bancos", apunta Figueroa. La temperatura del pavimento bajo la pérgola es de 29,6 grados. "La temperatura del suelo tiene mucho que ver con el tipo de pavimento y cómo absorbe y retiene el calor o la hora del día. En una ciudad como Sevilla habría que hacer pruebas para ver qué suelo es el más adecuado". La temperatura ambiente también es de 29 grados, gracias a la sombra, y la humedad relativa es del 46%. Fuera de la pérgola la medición arroja 31 grados. 

 

El termómetro de infrarrojos muestra las primeras diferencias importantes en la temperatura del pavimento al calcular fuera: 48,2 grados, casi 20 más que dentro de la pérgola. Otros suelos de la misma zona dan temperaturas muy diferentes. Unas losetas blancas: 37 grados. El albero al sol de los Jardines del Cristina: 39,4. El mismo albero bajo la sombra de uno de los árboles: 25,2. "Como vemos, los distintos pavimentos se comportan de manera diferente. Cada uno tiene una capacidad diferente para captar y luego soltar el calor o para reflejar la luz".

 

La mayoría de las terrazas de veladores cuentan ya con un sistema de agua micronizada para aliviar el calor. Figueroa mide el efecto de una de ellas. La humedad relativa se sitúa en el 70% y la temperatura en 25,7. "El efecto de estos sistemas es positivo, pero tienen que tener un circuito fluido y estar en perfectas condiciones porque si no pueden generar bacterias y enfermedades".

 

El material y la disposición del mobiliario urbano también es vital. En la Puerta de Jerez conviven bancos de granito y madera, muchos de ellos a pleno sol. Uno de madera a la sombra está a 28,8 grados. Al sol ya es otra cosa: 47 grados el respaldo y 67 el sillón. También se observan diferencias significativas entre uno de granito a la sombra (30 grados) y al sol (47 grados). "El granito tarda más en calentarse, pero guarda más el calor. Lo que no puede ser es que los bancos estén puestos sin ningún tipo de sombra. La mejor opción serían los bancos de madera a la sombra".

 

La Avenida de la Constitución es totalmente inhóspita. "Necesita un gran transformación. El porcentaje de sombra es de apenas el 1%". El granito es uno de los peores materiales, porque sigue emitiendo calor horas después de que el sol se haya marchado y a eso hay que unir la escasa sombra de los naranjos. La temperatura del pavimento en los mínimos tramos de sombra es de 30 grados y al sol alcanza los 54. Los altos niveles de radiación que la hacen totalmente desapacible.

 

El profesor Figueroa es contundente con estos datos: "Tenemos muchas carencias. Hay que tomar decisiones importantes a largo plazo, diseñar un plan. No puede ser algo sólo de cuatro años. Hay que hacer un estudio de las zonas peatonales para introducir medidas que las hagan más agradables, e introducir criterios en los planes de desarrollo. Hay que analizar cuáles son los mejores materiales y crear sombras con árboles adecuados, con pérgolas u otras estructuras. Tenemos que hacer la ciudad más habitable, sin olvidarnos de los barrios más desfavorecidos y periféricos que tienen enormes carencias".

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