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Los recortes llegan a la Patrona

  • La procesión de la Virgen de los Reyes se pareció a las de los últimos años, pero marcada por la representación municipal Los concejales llegaron sin acompañamiento de música

LAS novedades estaban en las ausencias y las presencias, unas inevitables y otras no. Entre los ausentes justificados, el arzobispo, Juan José Asenjo, que no pudo acudir a la procesión, al no estar recuperado aún de su enfermedad. Ocupó la presidencia religiosa, detrás de la Patrona, el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra.

Pero el foco de atención de este año, lamentablemente, estaba más atrás, en la presidencia civil de la Corporación Municipal. El alcalde, Juan Espadas, había limitado la asistencia municipal a 13 ediles, como si fuera la mesa de la Santa Cena. Un número que da mala suerte, dicen los más gafes. Al final acudieron nueve, gracias a la ausencia de los dos representantes que correspondían a Participa Sevilla y a los dos de IU. Desde las vísperas se había anunciado quienes acudirían, como si fuera un entrenador que da la alineación por anticipado, sin ese factor sorpresa del concejal que volvió inesperadamente de las vacaciones. Y así se dijo que estarían por el equipo de gobierno: Juan Espadas, como alcalde, y Carmen Castreño y Juan Carlos Cabrera. Por el PP. Juan Ignacio Zoido y Gregorio Serrano. Por el PSOE: David Guevara y Clara Macías. Por Ciudadanos: Javier Moyano y Francisco Fernández Moraga. Más el portavoz, Javier Millán, que se enroló con los de la Diputación. Estrenaron sus chaqués los de Ciudadanos, que eran nuevos en esta procesión de la Patrona. Por cierto que si los hombres van con chaqué, las mujeres deben ir con traje oscuro, preferentemente negro, y no de color vino tinto, como una de ellas.

Lo peor no fue que acudieran pocos. Otros años no fueron muchos más. Lo más penoso fue la llegada de los concejales, sin el garboso acompañamiento de la Banda Municipal. Entraron por la calle Hernando Colón hacia el Patio de los Naranjos, como siempre, pero en silencio, con una discreta escolta policial. Resultó de lo más cutre, impropio de una corporación que va con maceros.

La Banda Municipal no esperó en la esquina de Alemanes, como era habitual, sino que se incorporó por la plaza de la Virgen de los Reyes y Placentines. Bajo la dirección de Francisco J. Gutiérrez Juan, arrancaron en Alemanes con la marcha Virgen de los Reyes, y después con Regina Regum. El apartado musical se completó con la banda militar de la compañía de honores, que como siempre pone toda su buena voluntad. Siempre se dijo que esta es una mañana de silencios. La música no suele ser lo mejor, ni la gente se fija demasiado.

Hubo bastante público, en una proporción semejante a la del año pasado. El cortejo de la Virgen de los Reyes, desde antes del recorte municipal de este año, ya se había consolidado en unos límites aceptables. Hay un grupo amplio de devotas y devotos que mantiene viva la sana costumbre de madrugar desde muy temprano, para acudir a las primeras misas del día de la Patrona.

Otro público más amplio se incorporó cuando la Virgen ya había salido por la Puerta de los Palos, a las ocho de la mañana. Ese público es el que la esperaba en las gradas del Archivo de Indias, o en la plaza del Triunfo. Cada sevillano tiene su sitio ideal. Es donde la suelen esperar.

El cortejo religioso no notó los recortes municipales. La Asociación de la Virgen de los Reyes participa con unos 150 hermanos de cirio y la Sacramental del Sagrario con una representación moderada. El Consejo de Cofradías, encabezado por su presidente, Carlos Bourrellier, participó con una representación de nueve miembros, aunque ellos son más, y ahí no se ha recortado ni limitado nada. El cortejo completo tardaba una media hora en pasar. Eso se agradece, y es soportable, y no hacía falta que Espadas cortara por lo sano de un tajo. ¿Por qué dejar con la pena de no ir a un concejal que quiera asistir, si ellos se lo pueden permitir?

La Virgen de los Reyes iba sublime, como siempre que sale con el manto celeste del taller de Olmo. Es el manto de la marquesa de Casa Galindo, que pasó a la historia por esta prenda señorial. Además de ser el de las grandes ocasiones, es el que mejor entona con el palio de tumbilla; es el que da más sensación de unidad, aunque todos son valiosos. No se oyeron aplausos extemporáneos. Casi todo rozó la perfección de los cánones de esta mañana, cuyo mayor aliciente es que todo parece igual siendo distinto, y distante en el tiempo, que se hace eterno y a la vez breve, junto a Ella.

Todo se hace en su punto y en su medida. Una veces nos parece que el paso, bien llevado por los costaleros de Bejarano, va como corriendo, pero al momento anda como si no anduviera. Cuando entra en la Catedral por la Puerta de los Palos sabemos que todavía no son las nueve y media de la mañana, pero falta poco.

Hay algo señorial y también pueblerino en esa procesión, que se cierra con una misa pontifical solemne en la Catedral y con un desfile militar por los alrededores del templo. Como toda la vida. Como antes de los recortes. Como le gusta a los sevillanos que madrugan cada 15 de agosto.

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