Sevilla

La otra caravana de la Vuelta

  • Los mayores atascos se produjeron en las avenidas Eduardo Dato y Ramón y Cajal La grúa municipal retiró los coches mal estacionados

La caravana de la Vuelta Ciclista ya se dejó ver a primera hora en la zona de Viapol. Cuando el pelotón aún no había comenzado la etapa de Sevilla, la grúa municipal comenzó a retirar los coches que estaban estacionados en las áreas por donde estaba previsto que discurriera la carrera.

Las grúas abrieron la otra caravana que se formó en la capital con motivo de la quinta etapa de la Vuelta Ciclista a España. Los dispositivos municipales destinados por el Ayuntamiento, formados por más de 400 personas, los apasionados del ciclismo -entre ellos el propio alcalde, Juan Espadas, que siguió la carrera en la cabeza en un vehículo- y los muchos vecinos que se vieron inmersos en este evento formaron parte de ese otro despliegue que lleva aparejado una cita de este nivel.

Media hora antes de ver la serpiente multicolor por las carreteras sevillanas, se podía vislumbrar desde Luis Montoto hasta la calle José Saramago a centenares de personas que esperaban a más de 36 grados con la ilusión de poder ver a los grandes ciclistas del momento. Agolpados sobre las vallas de seguridad, muchos eran los aficionados al ciclismo que luchaban, provistos con botellas de agua, contra un calor algo sofocante.

En la esquina entre la calle Luis Montoto y la avenida Luis de Morales, dos dispositivos de la Policía Local y Nacional cortaron la circulación del tráfico pasadas las cuatro y media para impedir que los vehículos habituales entorpecieran el recorrido marcado para los deportistas.

Los voluntarios de Universo Sevilla, alrededor de 80, fueron los encargados de ayudar a los agentes de Protección Civil, Policía Local y Policía Nacional para facilitar la circulación tanto de vehículos como de peatones. Ataviados con chalecos de color naranja fluorescente y unas señales de tráfico, Javier Frías y Pilar Satort, de 48 y 45 años respectivamente, hicieron guardia en el paso de cebra situado entre el Hotel Travel y el centro comercial Nervión Plaza. Su misión fue impedir el paso de los peatones a partir de las cuatro y media de la tarde. "La carrera tardará alrededor de una hora en acabar, así que supongo que sí habra tráfico en la zona", explicaba el voluntario antes de dar las debidas indicaciones a un motorista que decidió ir por un cruce peatonal para burlar así el corte de la avenida Eduardo Dato.

Durante el paso del pelotón, pocos fueron los focos de atascos. Pero en la misma avenida Eduardo Dato con dirección a Gran Plaza, al lado de la estación del metro de Nervión, se produjo una aglomeración de más de 25 coches que desesperó a más de uno. Algunos conductores optaron por bajarse de sus vehículos para poder contemplar la carrera y esperar de forma tranquila y ordenada el paso del pelotón. La otra zona con aglomeraciones en la ciudad fue en la Avenida Ramón y Cajal, donde una agente de la policía local se esforzaba acalorado para pedir a los conductores que dieran la vuelta, facilitando posibles alternativas.

Siguiendo la ruta del pelotón, las personas que esperaban en las paradas de autobúses cercanas al edificio Sevilla 2 se encontraron con una auténtica caravana de autocares. La modificación en el recorrido de algunas líneas que obstaculizaban el itinerario de la Vuelta cogió por sorpresa a más de uno. Luis Ojeda, chófer de uno de los vehículos municipales, explicaba paciente que la cola se debía al relevo de los conductores. "Es habitual hacerlo en el Prado de San Sebastían, pero con lo de la Vuelta tenemos que realizarlo aquí para que concuerden las salidas", apuntaba Ojeda para traquilizar al personal.

El Ayuntamiento puso en conocimiento de los vecino con varios días de antelación la necesidad de retirar los vehículos en determinadas zonas. Las señales instaban a los vecinos de las áreas marcadas a que desplazaran sus vehículos en el día de ayer para evitar la actuación de la grúa. A pesar de las indicaciones, algunos despistados amanecieron alarmados en la calle José Saramago al ver las plazas vacías. "Los carteles llevan ahí más de cinco o seis días", aseguraba Francisco Muñir, uno de los residente de la zona.

La Vuelta Ciclista alteró durante más de una hora la cotidianidad de muchos sevillanos. Otros optaron por quedarse en casa y ver por la televisión las mejores estampas de la ciudad, que ayer dieron la vuelta al mundo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios