TRES reuniones, una cuando el PSOE estaba en la oposición y otras dos en lo que va de mandato; y una de ellas con los representantes de la empresa al más alto nivel. Al equipo de Juan Espadas le ha bastado con sentarse a negociar para reducir la indemnización que el Ayuntamiento debía pagar a Sacyr, la concesionaria de las setas, de 36,5 a 2,6 millones de euros. Si no se descorchó este jueves el champán en la Plaza Nueva es porque, a pesar de la rebaja del 93%, la cantidad sigue pesando como una mala broma. Y la situación no admite risas.

La actitud del anterior gobierno del PP no tiene explicación. Los jueces tampoco la encuentran y así lo hacen constar en el fallo, donde se refieren a una "pasividad inexplicable" que hizo que los tribunales dieran por bueno el cálculo económico realizado por el denunciante. ¿Por qué Zoido se cruzó de brazos y ni siquiera discutió ni presentó documentos para rebatir la reclamación de Sacyr? ¿Fue simplemente una gestión negligente? ¿O tal vez un intento por enmerdar esta herencia de setas envenenadas del PSOE? Si hubiera sido esto último, vaya estrategia torpe, después de que Zoido recordara más indignado que satisfecho que fue él quien terminó de pagar lo que se debía de la disparatada obra. ¿No sería mejor intentar rentabilizar el legado?

Además, el tropiezo le ha permitido al PSOE apuntarse un tanto y demostrar, con tino, que eso de la cultura del diálogo no era sólo un eslogan de la campaña electoral de Espadas. El alcalde de los grupos de trabajo ha logrado un ahorro de 34 millones para las arcas municipales. Una habilidad que, tal vez, tenga que demostrar en más de una ocasión. Pues dicen que ésta no era la única hipoteca de Zoido... Ya se verá.