Turismo

Sevilla se apunta al turismo aeroespacial con vuelos de gravedad cero en 2018

  • San Pablo reúne los requisitos para estos vuelos parabólicos en la estratosfera. Habrá varias campañas al año El pasaje costará 7.000 euros.

Sentirse en el espacio sin estar allí. Esto es lo que consiguen los vuelos parabólicos, o de gravedad cero, que se pondrán en marcha en Sevilla desde el año 2018. Se trata de una de las grandes apuestas del Consorcio de Turismo para atraer a un mercado de lujo con una experiencia única que llevará a los pasajeros hasta la estratosfera para experimentar la ingravidez y que ya se lleva a cabo en otras ciudades europeas, como Hamburgo (Alemania) o Toulouse y Burdeos (Francia). El aeropuerto sevillano de San Pablo sería el primero de España en ofrecer este producto turístico al reunir unas importantes características. El pasaje para disfrutar de esta experiencia rondará los siete mil euros. La iniciativa que detalló ayer el Ayuntamiento se desarrollará mediante la firma de un convenio con la empresa Air Zero G que es la encargada de operar estos vuelos, por ejemplo, en Francia. 

El director del Consorcio de Turismo, Antonio Jiménez, enmarcó la iniciativa dentro de la estrategia de diferenciar Sevilla con nuevos productos que la conviertan en una referencia internacional: "La infraestructura y los mimbres están. Reunimos los requisitos necesarios, como tener otros dos aeropuertos cerca, o la importante base que tiene aquí Airbus". Estos vuelos, según Jiménez, se operarán con un Airbus A320 modificado (los actuales se hacen con un A310) y su duración es de unas dos horas. Se suelen realizar unas 30 parábolas que permiten experimentar la microgravedad durante unos diez minutos en total. Como en otras ciudades, se realizarán varias campañas anuales -de dos a cuatro- con un par de semanas de duración. La capacidad del vuelo es de unas 40 personas. "Hay que rentabilizar el ser punta de lanza aeronáutica con nuevos productos relacionados con el turismo de alto poder adquisitivo", indicó el delegado de Turismo, Antonio Muñoz. Estos vuelos también sirven para realizar experimentos científicos. Gracias a la microgravedad, los científicos son capaces de realizar pruebas que no se pueden desarrollar en la Tierra. 

Los vuelos parabólicos reproducen una trayectoria orbital. Cada una de las parábolas permite 22 segundos de ingravidez. Durante este tiempo, los objetos y las personas a bordo pueden flotar libremente dentro de la cabina. Antes de la maniobra, el avión se mueve horizontalmente a una altitud de 20.000 pies. La tripulación prepara la parábola aumentando gradualmente la velocidad hasta alrededor de los 810 km/h, velocidad máxima permitida para este tipo de avión. Una vez alcanzada, el piloto empuja los mandos mientras la aeronave asciende durante unos 20 segundos a un ángulo de 47 grados. En este ascenso, se pierde la velocidad y se experimenta una fase de hipergravedad. Cuando se alcanza el punto de inyección, el ingeniero reduce significativamente la velocidad del motor y el piloto libera la presión sobre los mandos. El avión entra en fase parabólica y, consecuentemente, en la ingravidez. Cuando la aeronave cae en picado y alcanza un ángulo de 42 grados a una altitud de unos 25.000 pies, el piloto tira de nuevo de los mandos del avión para recuperar el nivel inicial de vuelo.

Un nuevo atractivo para cada año

La apuesta por los vuelos aeroespaciales forma parta de la nueva estrategia municipal de contar con un producto que sea la bandera de enganche de la promoción turística anual. Durante el año 2016, la referencia será la Bienal, un evento que sitúa a Sevilla como una de las principales referencias culturales. El testigo en el año 2017 será el pintor barroco Murillo. En 2018 se pondrán en marcha estos novedosos vuelos; mientras que de cara a 2019, ya se trabaja en un evento tan importante como el V centenario de la primera vuelta al mundo en protagonizada por Magallanes y Elcano. 

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