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El cielo de Sevilla no puede esperar

  • Calendario. Final del Falla en Cádiz, gala de los Goya, contactos para formar Gobierno... y la ciudad, entre el suelo y el cielo, marca su agenda

MAÑANA es la final del Falla pero el Carnaval no ha hecho más que comenzar. El sábado es la trigésima edición de los Goya y a Gervasio Iglesias, el triunfador de la gala del año pasado con La Isla Mínima, lo han dejado sin el teatro Quintero. La ciudad galopa hacia sus compromisos primaverales. Amparo Rubiales habla hoy de los pactos posibles, que ya no pasan por la Moncloa; María Jesús Sanz, que enseñó Latín y Francés en la selva africana, presenta mañana en el Ateneo su libro Imagen de la Custodia en el Barroco Andaluz.

El cielo de Sevilla ya no puede esperar. Bien lo sabía Warren Beatty, que vino a la ciudad a rodar Rojos, película inspirada en el libro de John Reed Diez días que cambiaron el mundo. ¿Cuántos diez días caben en el tiempo que pasó desde entonces, en esta antesala de los próximos diez días que van a cambiar el mundo? El cielo de Sevilla le fascinaba a Blas de Otero. Me lo contaba su viuda, Sabina de la Cruz. Al poeta vasco lo va a homenajear una delegación sevillana en la Feria del Libro de La Habana. Su poesía la cantará Lucía Sócam, de Guillena, y la recitará Paula Garvín en un proyecto de la cooperativa cultural Atrapasueños.

Ismael Rojas y Ruth son dos valientes. Su hijo jugaba en el parque de la Alameda. Los padres son faros vigías de su prole, cuidados compatibles con la buena conversación. Son dos de los socios de la editorial Anantes, que ha descubierto o alentado a autores como Joaquín Doldhan, Manuel Machuca o José María de la Cuadra. Ya se ven los ensayos en la calle y esta joven editorial presenta el próximo domingo en El Viso del Alcor, patria chica de su autor, Antonio Jesús Jiménez, el libro Historia del mundo de abajo, una obra inspirada en el mundo de los costaleros que ya noveló como instrumento de denuncia social Alfonso Grosso.

Anantes es una palabra griega que el editor, profesor de Filosofía, encontró en La caverna de Platón. Significa escarpado, metáfora de la hermosa pero difícil tarea de editar en Sevilla. Historia del mundo de abajo en nombre del mundo de arriba, al cielo con sus titulares, cielo polisémico, firmamento y paraíso, que atrapó el sueño de Blas de Otero. Poeta evocado en esta estampa de ropa tendida sin ropa con la torre de Don Fadrique, tan misteriosa, precediendo a la torre Pelli, tan evidente y explícita.

Cielo y suelo unidos por el costal. O por el fragmento de Rilke citado por Mauricio Wiesenthal que tanto le gusta a Juan Lamillar: "He subido a la hoguera inquietante del dolor. No hay nadie que me conozca". El médico José Antonio Durán publica un libro titulado El dolor duele. Un alegato contra los excesos metafóricos de la literatura. También contra los exabruptos patrióticos de aquellos a los que les duele España, la Mater Amatissima del ensayo de Álvarez Junco.

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