Hace menos de dos años Rufino ingresó en la residencia Carmen Sevilla II, de la Fundación ANDE, para personas con discapacidad intelectual y en situación de dependencia. Según cuenta su madre, María del Carmen Hernández, su hijo sufre una encefalopatía prenatal y episodios de agresividad. A sus 25 años, es el más joven del centro, "le llaman el niño", señala su madre. Sin embargo, esto no le impidió viajar el pasado año a Roma para conocer y abrazar al Papa. Una fotografía en el hall del centro lo demuestra. Ayer, como representante de sus compañeros, debía entregarle un ramo de flores a la presidenta de la Junta, pero los nervios le traicionaron y acabó llorando. La presencia de tantos periodistas y cámaras lo alteró.

"Para garantizar que todos seamos iguales, tenemos que tratar de manera diferente a quien lo necesita", comentó Susana Díaz durante su visita al centro, insistiendo en la necesidad de mantener los servicios de atención a la dependencia. "Ahora que las cosas van a ir un poco mejor, debemos seguir avanzando para dar derechos a quienes más lo necesitan y merecen", remarcó Díaz, que subrayó el carácter "intocable" de la dependencia y de la protección de los derechos de las personas con discapacidad física e intelectual. Asimismo, destacó la "vocación, compromiso y entrega" de los "más de 45.000 profesionales que atienden a 42.000 andaluces con algún tipo de discapacidad".

Durante cerca de una hora, la líder del Gobierno andaluz visitó las instalaciones del centro, situado en Sevilla Este, acompañada por su directora, Manuela Navarro, y Fernando Martín, presidente de la Fundación Ande, encargada de su gestión. Las instalaciones de la residencia, que se inauguró en 1999, ocupan un edificio de 2.500 metros cuadrados. Aquí no hay pared que no contenga alguna de las manualidades realizadas por los usuarios, además de retratos en blanco y negro del fotógrafo Nicola Palmieri.

Entre caballetes y acuarelas, Maribel pide a una de sus monitoras una hoja y rotuladores. Se está manchando la falda y empieza a perder los nervios. "Yo soy como Picasso, pinto con lo que me da la gana", exclama. Al mismo tiempo, Nieves muestra con orgullo a los periodistas sus puzles. "Con éste llevo 11 meses", asegura señalando un puzle de mil piezas.

María del Carmen Hernández se emociona cuando explica la evolución que ha experimentado su hijo Rufino desde que entró en este centro. "Verlo tan feliz es una gran satisfacción. Cuando lo dejo después de un fin de semana, no me voy con pena porque sé que él es feliz", señala. "Ya me puedo morir tranquila y con la satisfacción de que él va a estar bien y que su hermano va a venir a verlo, porque así ha sido educado, pero que podrá realizar su sueño sin que Rufi sea una carga para él".

Entre 2014 y 2015, la Junta respaldó económicamente este centro con más de 2,8 millones de euros. Actualmente, el centro cuenta con 120 plazas, pero sólo están ocupadas 70, las concertadas con la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales para personas con discapacidad intelectual mayores de edad. "Ésta es una de las luchas que tenemos desde hace varios años", explica Elena Bermúdez, directora general de la Fundación ANDE, que cuenta con otros ocho centros más en Castilla-La Mancha y Madrid. "Tenemos capacidad y profesionales para atender a 120 usuarios, pero no conseguimos más plazas concertadas y las familias no pueden permitirse pagar una plaza privada".

"Andalucía está en condiciones de ser valiente, pionera y vanguardia para recuperar derechos de las personas", aseguró Díaz en la visita, al mismo tiempo que asegura que se va a apostar por mejorar la interlocución entre los centros de atención primaria y las residencias, recogiendo así una de las peticiones lanzadas por la directora de este centro sevillano.