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El 'Velázquez' busca a las chicas del 66-67

  • Celebración. Hoy empieza el programa de actos del cincuentenario de un centro que inauguró el ministro Lora-Tamayo el otoño de 1966 con un censo de 1.200 alumnas

HAN encontrado una joya documental, un No-Do de 1966 que da cuenta con el boato de la época de la inauguración en Sevilla de un nuevo centro, el instituto Velázquez que acogía ese primer curso a 1.200 alumnas. El Velázquez empieza hoy los actos del cincuentenario en una catarata de celebraciones que en noviembre, cuando cumpla las bodas de oro, debería contar con la presencia del que sea ministro de Educación. Todo un misterio. El ministro que lo inauguró era Manuel Lora-Tamayo.

Aquel otoño de 1966, José Báez era un niño de siete años que estudiaba en la academia Da Fonte de Ferrol. Un año después pasaría al colegio de la Marina como hijo del cuerpo. Medio siglo después, este gallego es el undécimo director que ha tenido el Velázquez en su dilatada historia. La directora que le precedió, Rosa Ballester, celebró las bodas de plata porque estuvo al frente del centro 24 años lectivos.

José Amuedo, profesor de Geografía e Historia del instituto, dará la conferencia inaugural para situar la fundación del centro en su contexto histórico. La vida sigue igual, los alumnos en la biblioteca, el director preparando su clase de Tecnología, la víspera habló de embragues y ayer tocaba acumuladores y frenos, hermosa paradoja material del sentido cíclico de la existencia.

Uno de los retos del director es dar con las chicas del Preu del curso 66-67. "En las actas hemos encontrado sus nombres y apellidos. Sería muy bonito que coincidieran la primera promoción, las que terminaron el curso inaugural, y la quincuagésima". Dónde se meten las chicas del 67... El Velázquez fue el tercer instituto público que se creó en Sevilla. El San Isidoro es el decano y después se puso en marcha el Murillo. Dos pintores para presidir la estela de dos centro de exclusivo alumnado femenino en sus comienzos. "Hay muchas interpretaciones", dice el director del Velázquez. "Alguna dice que obedece al machismo de aquella época, que las familias invertían en la educación privada del hijo varón y las niñas iban al público".

En el curso 1981-1982, con el trasfondo del cambio político, pasa de femenino a mixto, aunque José Báez considera mucho más determinante otro cambio que ocupa menos titulares o provoca menos clichés sociológicos. "El cambio más importante fue el de mentalidad suscitado por la Logse al cambiar el carácter voluntario de la educación por el obligatorio".

En un mundo en el que todo, hasta la educación, se convierte también en franquicia, hay señas de identidad de este instituto situado entre la plaza de San Leandro -el moderno acomodo de la Pila del Pato- y la iglesia de Santa Catalina. Uno sería los excelentes resultados académicos. "En Selectividad es un centro que siempre destaca en Ciencias y en Idiomas", dice su director. Otro, la apuesta por las reformas. "Tiene un mérito añadido, porque el instituto tiene un profesorado bastante consolidado, susceptible de ser acomodaticio, y sin embargo siempre ha sabido adaptarse a los tiempos, ir con ellos".

Fue un centro pionero en ofrecer programas bilingües y en el blasón de su entrada muestras las siglas TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación). Si el San Isidoro es pionero en el bilingüismo en Alemán y el Fernando de Herrera en Francés, el Velázquez dio el paso en Inglés y tiene programas de intercambio y diálogo científico con centros ingleses y norteamericanos.

El instituto que en noviembre de 1966 inauguró el ministro Lora-Tamayo sigue superando el millar de alumnos -una cifra levemente superior de alumnas... y de profesoras en el claustro- y fue también pionero en la educación de adultos que sigue estando en su ADN. Entonces se materializaba en un turno nocturno "fuera de los horarios laboral y comercial". En la actualidad, ese programa de adultos, de carácter semipresencial, se da en turnos de tarde y se implica casi todo el profesorado, incluido el director.

Al frente del instituto Velázquez está un profesor atípico. Un gallego con un abigarrado palmarés andaluz. Hizo COU en San Fernando, destino propio de un hijo de marino; llegó a Sevilla con 17 años para estudiar Arquitectura; desertó de las aulas, que después retomaría, para coordinar los Planes de Empleo Rural (PER) en pueblos de la provincia de Cádiz. Cuando dirigía una escuela-taller en Olvera descubrió las entrañas de la enseñanza y sacó las oposiciones. Volvió a Sevilla. Acabó Arquitectura y desde 1999 es profesor del Velázquez. En septiembre de 2014 fue nombrado director.

El instituto edita una revista interna, La Fragua, guiño velazqueño para una publicación que sale dos veces al año. El cincuentenario quiere volcarse con los antiguos alumnos del centro. "Tengo la suerte de dirigir el instituto del que ha sido el barrio de casi toda mi vida desde que llegué a Sevilla". Tiempos del Santa Catalina, cine de verano con selecta nevería y envidiable ambigú que todavía existía cuando las chicas del Preu y después del COU se mezclaron con bachilleres a partir del año en el que los socialistas ganaron las elecciones.

El antiguo alumno de la Escuela de Arquitectura se considera firme defensor de lo que significó la Formación Profesional. Una herramienta pedagógica y laboral que él mismo aplicó como enseñante y que en su formulación tradicional se cargó la Logse.

El arquitecto dirige un colegio que durante muchos años no tenía ni planos. "El proyecto de edificio venía de Madrid y cuando lo transfirieron a la consejería se lo entregaron sin planimetría, en barbecho. A raíz del problema con una cornisa, un arquitecto de Sevilla consiguió los planos para escanearlos y digitalizarlos".

Las clases no se interrumpen por el cumpleaños. El programa se inicia a las siete de la tarde de hoy en el salón de actos.

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