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"Los robots nos robarán el trabajo, pero eso está bien"

  • Exponencial. Federico Pistono, joven piamontés que ha revolucionado la filosofía educativa en Estados Unidos, interviene en una mesa redonda sobre las exigencias del siglo XXI.

NACIÓ en Gattinara, el Piamonte, al norte de Italia, el día de la Inmaculada de 1985, justo cinco años después del asesinato de John Lennon cuando volvía a su apartamento de Nueva York. Federico Pistono tiene 30 años, ha vivido quince años en el siglo XX y quince en el XXI. Su libro Los robots nos robarán el trabajo y eso está bien ha sido un fenómeno editorial en Estados Unidos. Su autor está en Sevilla, donde ayer participó en una mesa redonda de Singularity University en la Fundación Cajasol.

Antonio Pulido, presidente de la Fundación, se excusó porque tenía una cita con el ministro de Asuntos Exteriores. Hoy visita Sevilla el rey Felipe VI. La ciudad imponente también quiere ser exponente, a juzgar por el título del ciclo: Avanzando hacia la Exponencialidad.

Catorce minutos para cambiar el mundo. El tiempo del que disponía cada uno de los ponentes. Aunque María Ojeda es portorriqueña y el italiano Pistono hizo su exposición en inglés, fue el docente español Juan María Valle quien habló del Bachillerato Internacional, un sistema creado en Suiza en 1968 que ya funciona en 4.335 centros educativos de 147 países. A diferencia de la educación tradicional, la norma es sustituida por el criterio y la memorización por el análisis crítico. "Me aterra esto de formar ciudadanos. ¿Educamos sólo para ser ciudadanos, el modelo moderno de súbditos? Me aterra educar para ser trabajadores, educamos para ser personas".

"Educamos niños del siglo XXI con maestros del siglo XVI". Así de categórica se mostró María Ojeda, portorriqueña, que estudió en el mismo campus de Río Piedras donde fue profesor Juan Ramón Jiménez. Es consultora de Advanced, un proyecto que trabaja en 72 países y acredita el aprendizaje de las reservas indígenas y las bases militares de los Estados Unidos de América. Tienen un sistema de escuelas híbridas donde se mezcla la enseñanza presencial con la digital. En un contexto global, la profesora boricua vive en un mundo ubicuo.

Robot no viene de robo, pero ambas palabras van unidas en el best-seller de Federico Pistono. Manuel Bellido, moderador de la mesa redonda, lo presentó como empresario, periodista, científico, educador, activista social y orador público. Se detuvo en algún tipo de robot: el que se llama Da Vinci, que puede hacer cirugía "con diez veces más precisión que la mano humana"; hay robots en Corea que enseñan inglés y caligrafía. Lo que antes estaba al alcance de los dioses, dice Pistono, puede lograrlo la ciencia con ayuda de la robótica: "los ciegos pueden ver, las personas con parálisis caminar, las que tienen demencia recuperar la vida".

Habló de algunos de sus mentores, como Peter Diamandis o Salman Khan, un científico norteamericano de ascendencia india con el mismo apellido que el nuevo alcalde de Londres, apellido que preside una academia en cuyo modelo se inspira el joven piamontés para alcanzar la utopía "de cien mil profesores". Pistono enseña Economía, Astrofísica, Cambio Climático y Preguntas Interesantes (sic) a un millar de alumnos de Konoz, la herramienta educativa que con proyección internacional ha creado.

Pistono está empeñado en lograr "un Aristóteles digital". "Alejandro Magno buscó a los hombres más sabios para conquistar con 29 años el mundo conocido. Uno de ellos era Aristóteles". Con un año más que el hijo de Filipo de Macedonia, Pistono se adentra en lo desconocido.

"Una ley en España y otra ley y otra, leyes sin fin, debates sin sentido que destrozan la educación". Así de rotundo se mostró Luis Rey Goñi, director del colegio San Francisco de Paula y patrono de Singularity. Citó a Ramón y Cajal, "cada uno talla su propio cerebro", recordando que es el único español con un Nobel de Ciencias. Severo Ochoa lo logró para Estados Unidos... y además estudió en el San Isidoro.

Como anfitrión, ayudó a contextualizar el papel de los robots para que sus creadores no se enfrenten a los sindicatos. "Lo de cavar es bucólico si eres Fray Luis de León, pero suponía condiciones de casi esclavitud. Está bien que los robots le quiten el trabajo a los niños de Bangla Desh y puedan aprender". La pregunta era la misma cuarenta años después: ¿Qué notas son éstas? En 1969 es lo que le preguntaban los padres a sus hijos. En 2009, a los profesores. "Si olvidamos las bases éticas y humanísticas de la educación estamos yendo contra nuestros propios intereses como especie", dijo Rey Goñi, convencido de que la tecnología puede ser la herramienta, bien aprovechada, para erradicar los escalofriantes índices de pobreza. El pasado imperfecto hecho triste presente.

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