Calle rioja

Un arabista ve pasar el triunfo de San Fernando

  • Esplendores. Un blaugrana casado con sevillista habla de Iniesta en Acetres; dos curas buscan la Hiniesta por Cuna; Iniesta es pueblo de Cuenca, que manda 19 paisanos a Sevilla

LA misma calle Cuna. Esplendores nocturnos de vísperas del Corpus y mañana radiante del Corpus propiamente dicho. Por partes. Noche del miércoles. Víctor espera a su esposa junto a la cernudiana calle Acetres. Víctor nació en Rosas (Gerona), donde Luis Goytisolo le pone el punto final a su novela Recuento. Pili es historia viva de Galerías San Sebastián. Pili es sevillista y Víctor azulgrana, pero disfrutaron viendo a los dos equipos de Paco Gallego. Iban en busca de altares.

Juan Manuel Sánchez Gordillo sale del teatro Quintero. El alcalde de Marinaleda, matusalén del municipalismo hispano, camina con un amigo entre tambores y estandartes. Pregunta por Jesús Quintero, que antaño se llevó a los cantautores a hacer un programa especial en su pueblo para Radio América. En esa misma Sierra Sur, en Casariche, estuvo de párroco Pedro Juan Barrera, que ahora es párroco de Ómnium Sanctórum y va con Paco Reyes, párroco de San Lorenzo, a ver a la Hiniesta en el altar mayor del Ayuntamiento. Víctor espera a Pili hablando de Iniesta, el albaceteño, que también da nombre a un pueblo de Cuenca. Hoy habrá en Sevilla al menos 19 personas de Cuenca: uno, José Luis Perales, canta en Fibes. Otros 18 han reservado mesa en Casa Ricardo.

Esplendores de jueves en calle Cuna esquina con Cerrajería. Ve pasar a San Fernando y se marcha Rafael Valencia, el arabista que dirige la Academia Sevillana de Buenas Letras. No hay más hermoso sincretismo en la intrahistoria de la ciudad que este relevo en el timón de una academia sita en la casa de los Pinelo de una americanista, Enriqueta Vila, a este arabista nacido en Berlanga (Badajoz) y curtido en destinos del mundo árabe.

Los dos aires de la ciudad, el del arabista y el de la americanista, los que vinieron el año 711 y los que salieron en 1492, están en la encarnadura del último libro de Enriqueta Vila, El Consulado de Sevilla de Mercaderes a Indias. Un Órgano de Poder (Ayuntamiento de Sevilla, Instituto de la Cultura y las Artes), con el Archivo de Indias en la portada.

"La Sevilla medieval, mitad mora, mitad castellana", escribe Enriqueta Vila en la introducción, "sufre una muy notable transformación a raíz de los viajes colombinos". Hasta entonces, la ciudad pintaba poco, y nunca mejor dicho: el arte era mudéjar y gótico y la literatura de inspiración castellana. Todo cambia a partir del siglo XVI, "síntesis de Mañara y don Juan", en palabras de Antonio Domínguez Ortiz. El Corpus es obra de ese esplendor.

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