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Plaza Nueva. José Vallés Ferrer.

"No tengo palco de Semana Santa ni caseta de Feria"

  • De la zona vinícola del Penedés, enamorado de la tierra de la manzanilla, este barcelonés que se casó con una andaluza a la que conoció en la Sagrada Familia preparó las arcas municipales para la Expo del 92.

CON más de cuatro décadas de residencia en Andalucía -sanluqueño en verano-, José Vallés (Torrellas de Foix, Barcelona, 1942) no ha perdido el acento catalán. Fue candidato del PSA al Congreso en Málaga, protagonista de la preautonomía y doce años concejal socialista.

-¿Por qué dejó Barcelona?

-Yo quería ser catedrático, mi mujer era andaluza, una jerezana a la que conocí un fin de semana en la Sagrada Familia, y me apetecía ir al sur. El resto lo hizo el Boletín Oficial del Estado convocando la cátedra de la Facultad de Económicas de Granada, que estaba en Málaga. Me presenté y la gané.

-Es un municipalista temprano.

-Los profesores interinos, yo era adjunto y discípulo de Fabián Estapé, ganábamos en 1974 cinco mil pesetas al mes. Empecé a trabajar en la sección de transportes metropolitanos del Ayuntamiento de Barcelona siendo alcalde José María de Porcioles, un señor con lo que esa palabra significa.

-Un catalán en la preautonomía.

-Llegamos a Málaga en 1974. Allí me encargan la dirección del colegio mayor universitario Javier, en la barriada de El Palo. Organizo un ciclo de conferencias sobre la economía andaluza al que invité a Plácido Fernández Viagas. Allí nació una estrecha amistad.

-¿Y se tradujo en colaboración?

-Tres niveles, el diseño del Plan de Urgencia para Andalucía, la comisión mixta de Transferencias Junta/Estado que presidía el entonces ministro para las Regiones Manuel Clavero Arévalo y analizar el sistema financiero andaluz.

-¿La militancia venía con usted?

-Yo formaba parte en Barcelona de una de las tres ramas del Partit Socialista de Catalunya, la llamada de los universitarios. Mi mentor fue Joan Raventòs que al venir a Málaga me puso en contacto con Alejandro Rojas-Marcos. Me presenté con el PSA de número 2 por Málaga en el 77, pero en enero de 1978, al no integrarse en la convergencia, me paso al PSOE. Soy socialdemócrata, reformista, gradualista, pactista, tal como se entendieron los pactos después de la Segunda Guerra Mundial.

-¿Qué Sevilla se encuentra?

-Vengo en el curso 1978-79. Nunca me moví del barrio de Santa Cruz, pero Sevilla no es eso. Globalmente considerada, la veo como la capital del sur de España, no sólo de Andalucía. Pero estaba muy dejada de la mano en lo urbanístico, hacendístico, el patrimonio o los servicios públcos. En ese diagnóstico se cruza la oportunidad. La ciudad va a ser tu campo de trabajo. Vas a hacer economía real, no teórica. Con las herramientas de la ciencia, que siempre debe ser modesta, y la política.

-¿El tiempo apremiaba?

-Teníamos un plazo fijo insoslayable, la Exposición Universal de 1992. Tomé posesión y al día siguiente ya tenía una reunión con el director general de Hacienda para la financiación de la Expo. Teníamos por delante una inmensa tarea de modernización de Sevilla, de transformación de lo que llamaron la Gran Sevilla. No me gustan las grandes palabras, pero no hay más que comparar aquella Sevilla de 1991, 1992 con la de los comienzos de los años ochenta.

-¿En qué se involucró?

-Las empresas públicas estaban descapitalizadas. Le dimos la vuelta entera al Parque Móvil, creamos la Gerencia Municipal de Urbanismo, fui uno de los firmantes de Lipasam, que nació con una plantilla de 1.005 trabajadores.

-¿El académico se tuvo que remangar?

-En el alcalde Manuel del Valle, socialista y reformista como yo, encontré siempre un fiel colaborador. Eran modos distintos a los de ahora, no me atrevo a decir mejores. En política uno tenía adversarios, pero no enemigos.

-Vivió cuatro años en Málaga. ¿Tiene la percepción de que esta ciudad le echó el lazo a Sevilla?

-En política se puede hacer lo que se puede hacer. No me gustan las comparaciones porque éticamente hay que salvar a las personas. Málaga ha tenido históricamente unos servicios mancomunados. Todo el mundo conocía la Costa del Sol y había que mejorar las infraestructuras portuarias y aeroportuarias, los enlaces con Nerja y Marbella. El área metropolitana en Sevilla no estaba tan desarrollada. Era una ciudad asimétrica muy por debajo de sus enormes potencialidades.

-¿La Expo era la medicina?

-Tuvimos la suerte de conocernos, de trabajar juntos y pertenecer a las mismas siglas políticas. Compartimos la tarea de hacer una transformación reformista, integradora, que no implicaba dejar cadáveres en la acera.

-¿Qué aficiones tiene?

-Soy bastante aburrido. Soy sanluqueño de verano. Playa, lectura, playa, lectura, casa y familia. No tengo palco de Semana Santa ni caseta de Feria.

-¿Con quién iba en la final de Copa Sevilla-Barcelona?

-Vi el partido con mi hijo, que es del Barça aunque de niño jugaba en la explanada del Sánchez Pizjuán. Estudió Económicas. En quinto de carrera le di clases de Política Económica Española. Fui su profesor, pero nunca su examinador. Ha hecho el periplo de muchos sevillanos que pasaron del Monte a la Caixa. En demérito de Andalucía, el sistema financiero andaluz ha desaparecido.

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