Uno de los males endémicos que sufre la ciudad desde su construcción con motivo de la Exposición Universal de 1992 es el paseo de Torneo. Raíces que fracturan el pavimento, suciedad, vegetación que crece sin control o pintadas son algunos de los síntomas que sufre esta zona que prácticamente no ha tenido ninguna actuación de mantenimiento desde su construcción hace 25 años.

El tramo del paseo de Juan Carlos I que va desde la pasarela de la Cartuja hasta el puente de la Barqueta se encuentra prácticamente en desuso. Pocas personas pasean por un lugar privilegiado. Actualmente es una zona deteriorada en la que sus principales inquilinos son las raíces salientes de la arboleda que da sombra a la calle y que, tras años de descuido, han levantado los adoquines. El único edificio que se mantiene con vida en los 3,3 kilómetros de esta avenida es la biblioteca Felipe González. Inaugurada en el año 2011 por el primer edil socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, se trata de la mayor sala de estudios de la red municipal en número de metros cuadrados, pero son pocos los ciudadanos que la utilizan.

Este paseo también es un buen ejemplo de espacio incómodo de granito. Por ejemplo, en la parte más alejada del río que va desde la estación de Plaza de Armas a la calle Radio Sevilla, justo donde los autobuses interurbanos giran en dirección a la estación. La explanada más cercana a la estación se ha habilitado como parking en superficie, mientras al otro lado del puente la playa de granito no tiene uso público, a excepción de un espacio reservado a unas pistas deportivas. El resto del paseo si no hay un sol de justicia lo usan los aficionados a la pesca, al jogging y al ciclismo, pero sus zonas para sentarse y sus jardines necesitan una reforma urgente.

La Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz también se pronunció a principios de este año por su deplorable estado. Jesús Maeztu advirtió que el "abandono" al que está sometido el Paseo de Juan Carlos I "raya en la desidia". El defensor recordó el "gran deterioro" que sufre este entorno urbano, y solicita al Ayuntamiento gobernado por Juan Espadas "que no se demore indefinidamente su necesaria reparación". Maeztu denunció el "aspecto de deterioro" del paseo. El Ayuntamiento alega que los desperfectos se deben a "los asientos del terreno, motivados por la consolidación de los rellenos de tierra que se ejecutaron de forma acelerada para la inauguración de la Exposición Universal de 1992, potenciado además por la acción del agua durante todos estos años". En su mal estado también influyen las prisas con las que se tuvo que hacer la construcción de esa nueva zona de la ciudad.