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el problema del desempleo

Tres barrios-Amate: Los rostros del paro

  • Los jóvenes de esta zona, con el índice de paro más alto de la ciudad, relatan su experiencia en la búsqueda de empleo. Las asociaciones exigen un plan integral desde hace más de 10 años.

En una entrevista de trabajo, a Raquel Borja, vecina de Los Pajaritos, le preguntaron extrañados si era gitana. "No lo pareces, hablas muy bien', me dijeron cuando les contesté que sí. Eso duele", reconoce la joven de 25 años junto al mercado de abastos de La Candelaria. "Que sea gitana, que haya nacido en las Tres Mil y viva ahora en Los Pajaritos no significa que hable mal".

Tres Barrios-Amate lleva más de 15 años liderando el paro en la ciudad. El pasado mes de julio, la Oficina del Servicio Andaluz de Empleo de Amate registró 14.766 desempleados y más del 20% de este total son jóvenes menores de 29 años. Además, dentro de este distrito se encuentra el barrio más pobre de España, Los Pajaritos, con una renta media por familia de 12.614 euros al año, la más baja de todo el país, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Detrás de esta situación hay voces que reclaman desde hace años un plan integral para esta zona.

Raquel Borja lleva en la mano su currículum impreso. Hace más de tres años que está en paro, pero hoy se muestra ilusionada. Le acaban de llamar de unos grandes almacenes, aunque aún no le han especificado su función. La joven se dirige a la Asociación Educativa y Social (AES) Candelaria, en la calle Candelilla. Aquí ayudan a los jóvenes, entre otros aspectos, a buscar empleo, a romper la brecha digital y a inscribirse en el programa nacional de Garantía Juvenil. Este año, en sus oficinas se han apuntado más de 200 jóvenes menores de 29 años a este programa.

"El problema de este barrio no es la crisis, es un problema estructural, de educación", apunta Francis Jiménez, dinamizador del centro Guadalinfo y educador de AES Candelaria. "Aquí hay paro desde los años 90, no es un problema que nace hace siete años. Si algún día acaba la crisis y todo vuelve a estar como en 2008, la ciudad progresará, pero ésta seguirá siendo una zona olvidada si no se aborda el tema con un plan integral y de forma transversal".

Desde hace más de diez años, la Plataforma Cívica Tres Barrios-Amate reclama al Ayuntamiento un Plan de actuación Integral que ataje los problemas sociales, educativos, de empleo y viviendas del barrio. "Está redactado desde hace tiempo, pero sin aprobar. El Ayuntamiento y la Junta no se ponen de acuerdo en la financiación", explica Francis Jiménez. "Ahora hablan de un programa de empleo con financiación propia del Ayuntamiento, el Plan Integra, pero nos han hecho ya tantas promesas que no han cumplido, estamos tan escaldados, que ahora tenemos el derecho a dudar".

Desde la plataforma cívica insisten en la importancia de tratar el problema del paro desde un punto de vista educativo, desde la base. "Menos del 10% de los jóvenes del barrio tienen un grado medio o superior, y más de un 50% no han terminado la ESO", anota Jiménez, vecino del barrio que comenzó a trabajar en la asociación Candelaria como voluntario en 1995. "Existe un déficit importante de educación y tampoco existe la cultura de que la formación es importante".

Francis Jiménez subraya la "alta tasa" de abandono y fracaso escolar existente en esta zona. "El trabajo que llevamos realizando desde 2004 en Primaria ya está dando resultados, pero en Secundaria aún no. Se saben la ley mejor que tú y cuando cumplen 16 años te dicen que ya no puedes obligarles a estudiar", apunta.

Francisco Javier Rangel es una de las excepciones. Fue un "niño de la asociación" y ahora estudia tercer curso de de Criminología. Vecino de Los Pajaritos, el objetivo de este joven de 20 años es opositar a Policía. "Me he criado toda mi vida aquí, pero estudié en un instituto de Nervión. Mi madre fue la que me obligó a estudiar", señala sentado en su mesa de trabajo. Rangel compagina sus estudios con su labor como voluntario en la AES Candelaria y en agosto trabaja sustituyendo al dinamizador del centro.

En la calle Gaviota, David Pascual mira el reloj preocupado. Tiene que entrar a trabajar en una pizzería, pero se para para hablar sobre la situación de su barrio. "Pero que sea breve, por favor, que sólo llevo un mes trabajando y no quiero llegar tarde", pide. El joven de 27 años ha pasado más de un año en paro por una lesión en la mano y ahora ha regresado al sector de la hostelería. "Aquí tienes que buscarte la vida como sea. Este barrio está fatal, la gente está desesperada y hace lo que sea para vivir. Vendes lo que pillas", reconoce.

A pocos metros, Antonia Marqués se abanica con ímpetu. El calor aprieta al mediodía. "Tengo dos hijos de 24 y 25 años en paro y una nieta que mantener. En mi casa vivimos cuatro con mi pensión", señala la señora. "Uno de ellos es pintor. Ojalá que les salga trabajo de lo que sea, de repartidor, por ejemplo. Que hagan otra cosa que no sea sellar el paro".

"Confieso que una vez mentí en mi currículum y puse la dirección de mi hermana, que vive en el Polígono San Pablo", reconoce Ana María Álvarez al mismo tiempo que intenta calmar la rabieta de su hija pequeña. "En una ocasión no me cogieron el currículum. Leyeron que vivía en la calle Mirlo y me preguntaron si eso estaba en Los Pajaritos", recuerda esta madre de 27 años y en paro. "Me rechazaron sin más. Me sentí tan hundida que empecé a mentir, pero ahora me arrepiento. Aprendí que no tengo que avergonzarme de vivir donde vivo".

El educador Francis Jiménez lamenta que muchos jóvenes acudan a él "resignados" y con la certeza de que su situación no va a cambiar. "Creen que la única manera de progresar en la vida es marchándose de aquí. Yo no lo veo así. Creo que hay que trabajar para conseguir un barrio mejor, no huir", apunta. "Yo pude alquilar una casa en otro barrio, pero me quedé porque creo que es posible mejorar el barrio", finaliza.

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