El verano no es buena época para el empleo en Sevilla. Así lo constatan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre, que certifican que, entre julio y septiembre, hubo dos malas noticias: subió el desempleo y bajó la ocupación. La provincia fue, así, a contracorriente de España y Andalucía. Se registraron 5.200 nuevos parados, hasta 256.200, mientras que se destruyeron 20.100 empleos, dejando el número de ocupados en 658.100.

Como todo en la vida, esas cifras absolutas tienen sus matices. El paro subió con respecto al segundo trimestre, pero lo hizo en menor medida que en años anteriores: 2015 y 2014 fueron más dramáticos, con incrementos de 15.700 (el triple) y 10.900 desempleados (el doble), respectivamente. Y, en perspectiva anual, es decir, comparando este tercer trimestre con el de 2015, el número de desempleados cayó en 38.700 personas, el doble que entonces, 16.200. Pero lo que parece una buena evolución también tiene su intríngulis. Lo ideal sería que se debiera a que la gente encuentra empleo, pero lo que ocurre en realidad es que muchas de esas personas que no tenían trabajo han pasado a la inactividad, dejando así de engrosar la lista de parados. Esto se ve reflejado en la sustancial reducción de la población activa (los que trabajan o buscan trabajo) en Sevilla: 14.900 personas menos entre julio y septiembre, hasta 914.300, frente al menor descenso de 8.500 en el mismo periodo de 2015. En un año, la provincia ha perdido 29.900 activos, lo que supone el 58% de lo que ha bajado la población activa en toda España. Ahí es nada.

Este escenario deja como balance que, el pasado verano, el volumen de inactivos se elevó en 17.100 personas, hasta las 664.200 personas, una cota desconocida en los últimos 15 años, desde el segundo trimestre de 2001. La subida del tercer trimestre de 2015 fue notablemente menor, de 8.700 inactivos. La razón que explica aquel fuerte repunte se encuentra en el número de personas que vuelve a las labores del hogar, 11.000 más, mientras que los incapacitados permanentes se incrementaron en 3.100 y los jubilados en 2.700.

Fruto de esta situación, la tasa de paro en Sevilla se situó en el 28,02%, 1,02 puntos por encima de la del segundo trimestre (27%), pero 3,28 puntos por debajo de la del año pasado (31,3%). Aún está muy lejos de España, cuya tasa bajó del 20%, hasta el 18,91%. Con respecto a Andalucía (28,52%) estuvo casi igualada. Sevilla registró la tercera tasa de desempleo más baja de la comunidad, sólo por detrás de Málaga (25,26%) y de Almería (22,65%).

La otra cara de la moneda del terreno laboral la ofrece la ocupación. Sevilla destruyó 20.100 empleos entre julio y septiembre, lo que dejó el número de ocupados en 658.100. El batacazo fue similar al de 2015 (24.200) y bastante peor que el de 2014 (9.500). En un año, consiguió sumar 8.800 ocupados más, un ritmo inferior al de ejercicios precedentes: 31.400 en 2015 y 13.100 en 2014. En resumen, de los años de la recuperación, éste está siendo el peor para la ocupación.

Por sectores, la agricultura fue la que registró peor comportamiento, pues perdió 11.400 ocupados, un 32%, por el fin de varias campañas agrarias, frente a los 6.100 puestos que se esfumaron en verano de 2015. Los servicios, no obstante, fueron los que sufrieron el mayor recorte en cifras absolutas, 14.400 (un 2,6% menos), el doble que en 2015. Los ascensos experimentados en industria (5.000 trabajadores) y construcción (700) no pudieron darle la vuelta a la situación.