La alarmante situación financiera que arrastra la empresa municipal de transportes urbanos de Sevilla (Tussam) ha pasado a un estadio superior por la coyuntura de crisis. El director gerente de Tussam, Carlos Arizaga, informó ayer al consejo de administración de la sociedad pública que negocia actualmente la firma de un nuevo crédito con cargo a este ejercicio presupuestario para poder pagar las nóminas del personal de aquí a final de año, lo que pone en serio peligro el cobro salarial de una plantilla que ronda los 1.300 trabajadores.

El responsable técnico de Tussam solicitó ayer a los miembros del consejo que respaldasen la suscripción de un nuevo préstamo, extremo que la empresa negocia con la dirección general en España de la entidad bancaria Bankinter después de que la sede territorial en Sevilla haya desestimado cerrar la operación por mor de la crisis económica, informaron fuentes municipales.

Este crédito, con todo, no será el primero que suscribe la empresa municipal que explota las líneas de autobuses urbanos y el Metrocentro, sino que se suma a otros previos tramitados a través de la Agrupación de Interés Económico del Consistorio (AIE) que aglutina al resto de las empresas -Lipasam, Emasesa y Emvisesa- .

La deuda de Tussam, junto a la de Lipasam -las dos empresas deficitarias del Consistorio- son las responsables de los números rojos con que anualmente se cierran las cuentas locales. Ya antes de que se acometiese la obra del Metrocentro -cuyo coste se ha disparado por encima de los 83 millones de euros- la deuda que arrastraba Tussam superaba los 40 millones de euros. Las transferencias municipales para compensar las pérdidas de la empresa fueron en 2006 de 44 millones, en 2007 de 47 y en 2008 ha superado la barrera de los 50 millones de euros. Este dinero no es suficiente, ni tampoco la previsión de 31 millones estimados en la operación que supondrá el rescate del edificio de Moneo en el Prado y la venta del de Diego de Riaño.