La Policía Nacional ha dejado de pagar dietas a los agentes especializados en la lucha contra el tráfico de drogas y el crimen organizado. Los policías pertenecientes a la Udyco de la Jefatura sevillana han visto reducidas al mínimo sus retribuciones por desplazamientos, comidas y pernoctaciones en las últimas semanas, según informaron ayer a este periódico fuentes policiales. La crisis económica y la escasez de liquidez de la Dirección General de la Policía han propiciado esta situación, que afecta directamente al trabajo de los policías en la calle.

Esta unidad basa gran parte de su trabajo precisamente en los desplazamientos, ya que es muy común que un policía que está realizando una vigilancia o seguimiento tenga que ir a otras ciudades mientras sigue a algún traficante de droga o a alguna persona relacionada con el crimen organizado. Es, por tanto, muy habitual que la Dirección General de la Policía sufrague los gastos de estos desplazamientos, las comidas y las estancias en hoteles de los agentes.

El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Andalucía, Manuel Espino, calificó ayer esta situación como "un disparate". En declaraciones a este periódico, el representante del sindicato mayoritario en la plantilla de Sevilla explicó que "no es de recibo" que una unidad que tiene que trabajar precisamente desplazándose de una ciudad a otra en pos de los delincuentes organizados sufra este tipo de recortes económicos. "Si un narcotraficante va un día de Sevilla a Madrid a realizar una entrega de droga, el policía que lo sigue tiene que desplazarse también. Ahora, si no se abonan esos desplazamientos, es muy probable que esta medida repercuta en los resultados de la unidad".

Ya en el año 2007, el secretario general del SUP presentó un informe alertando de la precariedad con la que trabajan los policías antidroga de Sevilla. En aquella ocasión, Espino denunció que los policías tenían que usar sistemas de GPS pagados con su dinero, vehículos sin emisora y ordenadores anticuados en los que no se podían instalar los programas más avanzados. Los funcionarios de la Udyco ni siquiera disponían de linternas para las operaciones nocturnas ni prismáticos para las vigilancias a gran distancia. Además, disponían de pocos chalecos reflectantes con el logotipo de la Policía, que los agentes tenían que intercambiar después de haber sido usados por otros compañeros.