Repartir la cuenta siempre es complicado. Dos mil euros, por ejemplo. Para comprar un coche, qué menos. El Gobierno pone 500. Los fabricantes (no confundir con los concesionarios) otros 1.000. Y los 500 restantes deberían comérselo las comunidades autónomas. Es el llamado Plan 2000E, anunciado por el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en el muy reciente Debate del estado de la Nación. La misión está clara: salvar una industria clave que absorbe el 6% del PIB y da empleo a 350.000 personas. Sólo hay un problema. Algunas autonomías no saben qué hacer con su parte. Andalucía ya se ha decantado por el sí. La Junta y las marcas ofrecerán las ayudas desde el lunes y durante un año.

Se trata de rebajar un excedente que asusta. Según el presidente de Faconauto, el jerezano Antonio Romero, España acumula 28.500 millones de euros en coches sin vender. "Lo normal es que el stock fuese sólo de la quinta parte, pero las fábricas nos obligan a comprar más y más automóviles". Romero representa a los concesionarios. Andalucía cuenta con 550. El negocio no está mal. La Junta recauda 444,6 millones al año por el tramo de IVA que le corresponde en la venta de vehículos. El impuesto de Matriculación deja otros 165. En 2008, la comunidad vendió 152.941 coches, el 15,64% de todo el país. Este curso, las previsiones caen casi un 31%, hasta las 106.157 unidades. Es la razón de que la industria automovilística haya celebrado tanto el citado plan, dotado con 100 millones y 12 meses de vigencia.

"Andalucía tenía un problema añadido porque no hay fábricas [en realidad sí, la de Santana Motor]; pagamos 4.000 euros en impuestos y ese dinero no revierte aquí sino en Madrid, Cataluña, Navarra o Valencia", expone Romero. "Espero que esos 1.000 euros los pongan de verdad los fabricantes; es lo que tendremos que vigilar", advierte. Los concesionarios representan 160.000 puestos de trabajo (30.000 en la comunidad andaluza) frente a los 70.000 que suman los fabricantes. Aunque los márgenes de beneficio son ya ridículos -"hay modelos con los que no ganamos nada"-, las ayudas permitirán salvar empleos. "Ésta es la parte de la crisis que nos toca y se llama consumo. El mercado del motor tocará fondo en verano, pero después llegará el punto de inflexión y el principio de la recuperación y el optimismo".

Las percepciones, como las alegrías, van por barrios. La Asociación Nacional de Fabricantes (Anfac) no entiende las sospechas de Faconauto. Por lo que dicen, aplicarán la ayuda sin pestañear y contribuirán al rescate de un sector cuya salud sostenían hasta la fecha incentivos similares pero aplicados desde mucho antes en países como Alemania, Francia e Italia. España exporta el 80% de lo que produce. Por ahí se ha librado del chaparrón.

Habló desde el Parlamento regional el consejero de Innovación, Martín Soler, básicamente para cuantificar el esfuerzo de la Junta, que oscilará entre 12 y 14 millones en función de las ventas. Había que leer la letra pequeña para que luego no haya decepciones: el precio de los modelos beneficiados por el plan no podrá sobrepasar los 30.000 euros. Un matiz que se le escapó pero que también vale para el ciudadano interesado es que los vehículos seminuevos obtendrán un pellizco de 500 euros.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, estimó que se cubrirán 200.000 compras. Pueden acogerse a la ayuda particulares, autónomos y pymes. Los vehículos destinados al desguace también computan. El Ejecutivo ha diseñado además una nítida tipología de condiciones medioambientales (emisiones de CO2) en función del tipo de coche adquirido. El Plan VIVE, dotado con 700 millones para este ejercicio, sigue por cierto vigente, aunque los optimistas harían bien en olvidarse de rizar el rizo porque no será compatible con el Plan 2000E.