"La actuación nos ha puesto los vellos de punta a mí y a mis compañeros". Así dio su opinión una joven espectadora al final de la obra La mujer muda, que interpretaban los alumnos del Colegio Santa María, de Bellavista, durante el coloquio posterior a la representación en el centro cívico Torre del Agua.

Este lugar ha acogido esta semana y continuará la siguiente con diversas actuaciones de jóvenes estudiantes, todas ellas pertenecientes al programa Nuestro escenario, que impulsa la Delegación de Salud y Consumo del Ayuntamiento a través del Plan Municipal de Drogodependencia, y con la colaboración activa de la compañía Viento Sur Teatro.

A través de este programa, 12 grupos de distintos centros de enseñanza de la ciudad han ensayado durante todo el año 12 obras teatrales diferentes, con el fin de ser representadas ahora, al final del curso escolar. Los jóvenes, de entre 11 y 16 años, no sólo son los protagonistas activos de las obras, sino que además son los encargados de elaborar los textos, basados en temáticas sociales como la violencia de género, las drogas, el sexo o la violencia en las aulas.

"Esto pasa de verdad, que hay mujeres maltratadas por sus maridos y no los denuncian ni ella ni los vecinos ni nadie", comentaba uno de los actores de La mujer muda, obra que centraba su moraleja en el hecho de ayudar a las víctimas y denunciar a los maltratadores a la Policía. "Hacer esta obra de teatro nos ha concienciado con el problema", afirmaba otra de las integrantes del grupo teatral del colegio Santa María.

Y precisamente ésa es la idea que persigue este teatro educativo, en marcha desde hace nueve años, y que pretende "prevenir conductas de riesgo", a través del conocimiento de las sustancias y sus abusos, además de "reforzar sus habilidades sociales ante la presión social", recibiendo información para lograr una conciencia crítica ante estos problemas, como señalaba Mayte Braojos, coordinadora del departamento de Prevención del Plan Municipal de Drogodependencia.

"Se les educa en valores a través del teatro, algo que los alumnos reconocen que les sirve mejor para aprender que en la clase", comentaba Maite Lozano, directora de Viento Sur Teatro, compañía que se encarga del montaje y la escenografía, así como de corregir los textos, a través de sus monitores, que son actores profesionales como Paz de Alarcón y Juan Luis Corrientes.

"Este año han participado unos 3.000, entre actores y espectadores, y cada vez los grupos de teatro son más numerosos, de entre 20 y 25 alumnos, cuando antes eran sólo de ocho o nueve", recordaba Mayte Braojos sobre el balance de este año, que dejaba una cifra total de 24.000 alumnos participantes durante todos los años de funcionamiento del programa Nuestro escenario.

Esta muestra teatral se basa en la comunicación, la creatividad, la diversión, el trabajo en equipo y la educación, resultando una creación colectiva de expresión libre, fresca y moderna, a la que los alumnos les introducen ideas, como música rap o proyecciones audiovisuales, todo ello tras un largo proceso de trabajo, preparación y documentación sobre los temas que tratan. "Así se convierten en los protagonistas de la historia, lo que aporta una educación más directa", apuntaban las coordinadoras del programa, orgullosas con la aceptación de los alumnos, tanto actores como espectadores, quienes también participan a través de los coloquios al final de las representaciones. "La sociedad debe valorar más este tipo de iniciativas de la juventud y no sólo sus malas acciones", reflexionaba Mayte Braojos.