El calor lleva consigo vacaciones para unos y más trabajo para otros. Éste es el caso de las protectoras en defensa de los animales domésticos que ven como en época estival se multiplica el número de gatos y perros alejados de sus hogares por sus propios dueños.

Luis Gilpérez, vicepresidente de la Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda), apunta uno de los factores para que cada año con la llegada del calor aumente el número de abandonos. "Nuestra comunidad tiene mucha costa, esto conlleva un notable número de desplazamientos en las vacaciones que le dan la oportunidad de abandonar al animal en cualquier carretera ".

Paqui Fernández colabora con la Unión Protectora y Defensora de Animales (Uprodea) de Dos Hermanas y cree que el aumento de casos en verano es una consecuencia de la compra de animales como regalo por Navidad. "En estas fiestas aumenta la venta de cachorros porque se ven como algo bonito, como un juguetito. Cuando llega el verano, el animal ya tiene siete u ocho meses, es casi un adulto y empieza a molestar".

Existen residencias para animales que se ocupan del cuidado de éstos mientras los dueños disfrutan del descanso veraniego, y también existe la posibilidad de contratar un hotel en el que se permita llevar mascotas. Incluso hay amigos o familiares que se hacen cargo del animal de compañía. Sin embargo, aún hay quien prefiere deshacerse del animal. Y no sólo de perros mestizos de barrios periféricos, sino también de animales de raza viejos o enfermos.

"Hay excusas muy tontas. Una mujer nos trajo a su perro, ya no lo quería porque ladraba. Otro nos dijo que se mudaba y ya no tenía espacio para el que hasta entonces era miembro de su familia. Y otra nos dijo que no quería un gato negro porque daba mala suerte", explica Paqui Fernández.

La legislación establece, en la Ley de Protección de Animales, que los ayuntamientos tienen competencias en el caso del maltrato animal, que incluye el abandono. El ente público dispone de recursos para afrontar este servicio bien haciéndolo directamente o contratando empresas encargadas de la recogida, mantenimiento y sacrificio de los animales callejeros. En poblaciones de menos de 5.000 habitantes es la Diputación la que dota de recursos económicos a los municipios para tratar este tema. Sin embargo, muchos particulares se han constituido en asociaciones sin ánimo de lucro para intentar salvar a los animales sin hogar, no sólo del desamparo, sino también del sacrificio.

María Jesús Castro adoptó a un cachorro de siete meses al que llamó Lolo. "Nunca olvidaré la primera vez que lo vi, la expresión de sus ojos. Estaba asustado y si te acercabas te mostraba los dientes". Lolo había sufrido un severo maltrato. Lo encontraron muy débil, enfermo de gastroenteritis y con marcas de soga en el cuello. Hoy es un perro feliz y rehabilitado que convive sin problemas con Nora, la otra perra de la familia "Recomiendo a todo el mundo que adopte, y si no que acoja. Estos animales son hipercariñosos y muy fieles", apostilla María Jesús Castro.

Estas protectoras de animales son organizaciones sin ánimo de lucro que se nutren del trabajo de voluntarios que dedican el tiempo libre del que disponen a cuidar perros y gatos. "Somos personas normales. Cualquiera puede ayudar si quiere. Hay mujeres mayores que donan tres euros al mes, otros traen comida. No hace falta nada, sólo ganas. Y si no tienen tiempo y quieren asegurarse de que su dinero sirve, que vayan a los refugios y lo vean con sus ojos", concluye Paqui Fernández.

Las protectoras de animales domésticos creen que la legislación y la Administración deben mostrarse inflexibles ante el abandono. La gente no denuncia, muchas de las mismas no prosperan, y las multas no se pagan.

En palabras del abogado de Asanda, Miguel Ángel Martín, "mientras que en España siga saliendo tan barato abandonar animales, va a resultar complicado tratar de erradicar esta lacra".