La unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional investiga si el agente detenido el sábado como presunto autor del robo de cien kilos de cocaína y heroína de la Jefatura Superior de Sevilla cometió otros robos de droga anteriores a éste. La investigación por la sustracción de la droga de la sede policial de la avenida de Blas Infante podría haber puesto al descubierto otros hechos delictivos cometidos en dependencias policiales y que también podrían ser obra de Lars S. M., según indicaron ayer a este periódico fuentes del Ministerio del Interior.

El policía arrestado el sábado permanece en las dependencias de la misma Jefatura de la que presuntamente robó la droga, junto con la pareja de cómplices detenida en Islantilla. Los tres detenidos podrían ser puestos a disposición judicial hoy, aunque también la Policía puede agotar el plazo máximo de 72 horas desde la detención, que expira el martes por la mañana.

Los investigadores no descartan que en los próximos días se produzcan nuevas detenciones relacionadas con la desaparición de la droga. En cualquier caso, los arrestos serían de personas ajenas al Cuerpo Nacional de Policía. Se trataría de colaboradores o cómplices del agente que presuntamente robó la droga y que se habrían encargado de vender y distribuir las sustancias una vez sustraídas. En este sentido será fundamental la declaración del agente detenido ante sus compañeros de Asuntos Internos, que estos días tratan de realizar todas las comprobaciones oportunas antes de poner a disposición de la juez de Instrucción 19 de Sevilla al policía arrestado.

Lars S. M, de 36 años, natural de Granada y de ascendencia nórdica, es un policía nacional de la escala básica que cuenta con 16 años de servicio. Casado y con dos hijas, ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en el año 1993. Llegó a Sevilla en 2002. Primero estuvo destinado en la comisaría del distrito Nervión y luego pasó a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco). En el grupo I de este departamento estuvo hasta la primavera de 2008. Tras las quejas de numerosos compañeros por su falta de actitud, el 9 de marzo de aquel año fue expulsado de la Udyco tras no presentarse a un servicio extraordinario relacionado con las elecciones generales. Lars S. M. alegó sentirse indispuesto, pero los responsables de la unidad antidroga propusieron su traslado.

Su próximo destino iba a ser la Brigada de Seguridad Ciudadana y, concretamente, su encargo iba a ser la custodia de los calabozos de la Jefatura. Sin embargo, el policía pidió sus días de asuntos propios y luego sus vacaciones anuales de 30 días. Cuando éstas se le agotaban, solicitó la excedencia para dedicarse al negocio de venta de motos que había montado con un socio en el Polígono Parsi. Justo en ese momento, a principios de junio, la Policía detectó que alguien había sustituido la droga almacenada en la Jefatura sevillana por cafeína y otras sustancias similares.

Desde el primer momento sus compañeros creían que había sido él quien robó las sustancias. El agente llevaba un elevado tren de vida. Residía en una vivienda de una urbanización de alto nivel en el Porvenir y su negocio había pasado de vender ciclomotores a distribuir motos de gran cilindrada y embarcaciones de recreo.

El valor en el mercado negro de los cien kilos de heroína y cocaína que desaparecieron de las dependencias de la Jefatura asciende hasta los cinco millones de euros. La Policía trata ahora de averiguar cuándo comenzaron los robos de droga en la Jefatura, que podrían haberse iniciado desde que Lars S. M. tuvo acceso al calabozo en el que se guardaban las sustancias intervenidas como miembro de la Udyco.