Sevilla

La Hispalense critica la falta de apoyo de la administración al Plan Bolonia

  • El rector de la Universidad califica de "cicatera" la financiación pública para la convergencia con Europa · Lamenta la tardanza burocrática en la implantación del nuevo programa por "tensiones internas"

Un aldabonazo en toda regla. El Plan Bolonia no sólo recibe críticas por parte de los estudiantes, sino la misma Universidad de Sevilla (US) cuestiona los métodos para poner en marcha un proyecto que la Hispalense defiende pero del que lamenta no haber contado con el respaldo económico suficiente para ponerlo en marcha. En otras palabras, o con las mismas que utilizó el rector de la US, Joaquín Luque, en el acto de apertura del curso académico celebrado ayer en el Paraninfo, "Bolonia no es posible a coste cero".

El discurso de Luque no sólo se limitó a la falta de financiación, sino que profundizó en la tardanza administrativa en poner en marcha el citado plan, a los continuos cambios políticos y a la escasa información desde "las esferas del poder". Unas palabras, sin duda, que no dejaron indiferentes a los asistentes, al tratarse del primer curso en el que se ponen en marcha los primeros grados del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), más conocido como Plan Bolonia.

Durante su alocución Luque dejó en entredicho la colaboración de las administraciones públicas para la implantación de Bolonia. No puso nombres ni apellidos, no mencionó ni al Gobierno ni a la Junta, aunque hay que recordar que es la Administración andaluza la que tiene las competencias sobre Universidad. Y ello, pese a que al inicio del discurso recordó las palabras del presidente andaluz el pasado viernes en Almería, cuando inauguró el curso universitario. En ellas Griñán advertía que la crisis no puede restar inversión a la Universidad.

Ésta no sería la tónica seguida hasta ahora con Bolonia, a tenor de lo manifestado ayer por el rector de la Hispalense, quien calificó de "cicatera" la aportación financiera al plan. "Bolonia no es posible a coste cero, pero de momento lo está siendo", afirmó Joaquín Luque, que no se detuvo únicamente en la falta de inversión, sino en otras cuestiones "burocráticas" que han ralentizado la convergencia universitaria con Europa.

Así, lamentó que se haya llegado "con más fe que entusiasmo" al Plan Bolonia, con un arranque "tardío y vacilante" del proceso. No es para menos. La declaración de Bolonia es de junio de 1999 y hasta este curso no se aplicará en las universidades andaluzas. La razón de la tardanza está en las fechas: hasta 2007 no se promulgó el real decreto que regula las nuevas enseñanzas, aunque no sería hasta mediados del año pasado cuando se aprobaron los criterios de las comisiones de ramas andaluzas que permitían elaborar las nuevas propuestas de grado. Lo peor, según el rector, es que aún queda tarea pendiente en esta carrera burocrática. "A día de hoy no se ha clarificado definitivamente el horizonte de las ingenierías en Andalucía", aseguró Luque, para el que la aplicación de Bolonia se habría anticipado si no se hubiera malgastado el tiempo "en generar tensiones internas con una legislación impuesta sin consenso".

Los calificativos a la colaboración de las administraciones a la aplicación del EEES fueron a más. Luque tildó de "raquítica" la línea informativa sobre Bolonia "desde las esferas del poder político" y consideró que la postura de la Administración ha sido de "desconfianza" ante las propuestas surgidas desde las universidades. En este sentido, advirtió que el trabajo de los expertos que han de certificar la calidad de estos planes de estudio debe partir de "la confianza plena en la Universidad, sin que ello ponga en riesgo la autonomía de la institución".

Esta falta de confianza es la que, en palabras del rector, ha provocado el "desamparo" en que se han visto sumidas las universidades desde que el curso pasado se anunció la implantación de Bolonia. "En soledad hemos tratado de resolver los problemas planteados por la contestación social frente a una decisión, que compartimos, pero que no tomamos nosotros". De ahí que asumiera que las principales dificultades "no han sido las protestas estudiantiles, sino la falta de apoyo de las administraciones". En definitiva, un discurso muy crítico en el que se dejaba al descubierto las carencias con las que ha contado el Plan Bolonia para su puesta en funcionamiento.

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