Sevilla

La brecha digital entre alumnos y profesores

  • El desigual conocimiento informático de los docentes pone en riesgo el nuevo programa del Gobierno · El contexto sociocultural de los colegios condiciona la extensión de las nuevas tecnologías

El próximo miércoles la Junta enpezará a entregar a los maestros 17.000 ordenadores portátiles para su formación de cara a la implantación del proyecto Escuela TIC 2.0. En Sevilla llegarán a finales de octubre. Con este programa el Gobierno central piensa extender el uso de las nuevas tecnologías en las aulas, uno de los planes educativos más ambiciosos de los últimos años que cuenta con un handicap que puede dar al traste con  los objetivos del citado programa: la brecha digital entre alumnos y docentes.

Precisamente, la diferencia generacional entre los principales agentes de la comunidad educativa y, por ende, el conocimiento y uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), es la que quieren erradicar el Gobierno y la Junta con  los cursos de formación para el profesorado que se iniciarán en noviembre. Sin embargo, los sindicatos y padres ya advierten que la formación de los docentes no es suficiente para que la aplicación de las TIC en las aulas sea fructífera,   sino que hay que atender a otras variables como son el contexto socioeconómico de cada centro y la especialización educativa de las herramientas digitales.

Los alumnos que hoy día están escolarizados en los colegios sevillanos son hijos de la conocida como sociedad de la información, por lo que han estado rodeados de las nuevas tecnologías prácticamente desde su nacimiento. No ocurre así con los profesores, sobre todo con los que llevan más tiempo en la docencia, que han comprobado cómo en los últimos años han tenido que adaptarse al nuevo campo de las TIC, lo que ha supuesto en la mayoría de las ocasiones una renovación de sus métodos de enseñanza.

En el caso de los maestros más jóvenes la informática es una herramienta de trabajo más usual, aunque, incluso en estos casos, sus alumnos suelen aventajarles, al acceder a las nuevas tecnologías fuera del ámbito educativo, como un instrumento más de ocio, lo que facilita su uso.

Los condicionantes para que el proyecto Escuela TIC 2.0 funcione no se ciñen sólo a la distancia generacional, también aquí entran en juego otros factores, como la experiencia del centro educativo, el contexto social en el que se sitúe y la especialización de las nuevas tecnologías. Respecto a la antigüedad en el uso de la informática, los agentes educativos consultados coinciden en que los centros TIC parten con ventaja. Sevilla cuenta con casi 180 colegios TIC, lo que supone el 33,7% de los centros de Infantil y Primaria de la provincia. Este programa se inició en 2003 y continúa con la Escuela TIC 2.0 que pondrá en marcha el Estado este curso. Según comentan varios directores de colegios TIC, los niños entran en las aulas con bastante conocimiento informático.

El problema, aquí, por tanto, sigue estando en la formación docente, que al igual que ocurre con el bilingüismo, está, en muchas ocasiones, por debajo del nivel del alumno. No obstante, los sindicatos de enseñanza señalan que en los últimos años la brecha digital se ha reducido. “Antes los maestros eran más reacios al uso del ordenador en las aulas, ahora la aceptan más como herramienta de trabajo”, asegura José Luis Moruno, director del Joaquín Benjumea Burín, un centro TIC desde 2007.

La formación también está supeditada a las características del colegio. La representante sindical de la Fete-UGT,  Sonia Gaya, señala al respecto que los docentes deben tener tiempo suficiente para practicar con el ordenador, para conocer los programas informáticos con contenidos educativos, algo que es bastante complicado en determinados centros por la cantidad de trabajo auxiliar. Sin esa dedicación es difícil que la brecha digital se anule, de ahí que aplaudan la iniciativa del Gobierno para formar a los docentes antes de entregar los ordenadores a los 39.630 alumnos sevillanos de quinto y sexto de Primaria.

Respecto al contexto social en el que se ubica el colegio, los agentes educativos difieren sobre su influencia a la hora de extender el uso de las TIC. Mientras directores como el de Benjumea Burín consideran que las nuevas tecnologías están al alcance de cualquier familia, al margen de su situación económica, otros maestros creen que la dedicación que requieren los alumnos en riesgo de exclusión social ralentiza la digitalización de las aulas. 

El último factor, el de las herramientas especializadas, es donde se observa un mayor reclamo de investigación por parte de los docentes. Todos coinciden en que es necesario que se avance en el desarrollo de softwares educativos que consigan un auténtico espacio interactivo con el alumno, para que no se convierta en un mero agente espectador.

A pesar de las dudas sobre el plan del Gobierno, lo cierto es que tanto padres como profesores acogen con satisfacción la extensión del uso del ordenador en las aulas, aunque también recuerdan que hay una premisa que no se puede sortear: la figura del docente es insustituible, ya que un portátil sólo es una herramienta de trabajo, que puede llegar a ser perjudicial si no se  le da el uso debido. El éxito en la educación está más allá de la pantalla.

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